Más allá de la importante lectura en clave externa de las elecciones al Parlamento Europeo, la cita con las urnas de este domingo 9 de junio servirá para medir los equilibrios entre las principales fuerzas políticas del país casi un año después de las elecciones generales, especialmente entre PSOE y PP en plena batalla por instalar su marco: la lucha contra la “máquina del fango” frente a la “corrupción en la Moncloa”, respectivamente.
Los comicios europeos pondrán fin a un largo ciclo electoral, que prácticamente comenzó en mayo de 2023 con las elecciones municipales y autonómicas. Desde entonces, se han producido otros cuatro procesos electorales. Más allá de las elecciones en Galicia y el País Vasco, hubo otras dos convocatorias de manera anticipada: las elecciones generales del 23 de julio y las catalanas del 12 de mayo.
Después de este domingo, y ante un horizonte electoral despejado (no hay más elecciones previstas hasta febrero de 2026, con las autonómicas de Castilla y León), la política estatal afronta el reto de rebajar el diapasón, impulsar importantes acuerdos, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), y desarrollar las medidas previstas en esta legislatura (además de la ley de amnistía del PSOE, el Gobierno solo ha aprobado una ley en seis meses).
PSOE y PP han protagonizado en los últimos meses una lucha sin cuartel, aunque también el resto de formaciones han librado sus propias batallas. Es decir, más allá de la correlación de fuerzas entre el bloque de la izquierda, liderado por el PSOE, y la derecha, liderado por el PP, el espacio a la izquierda del PSOE sigue pendiente de reconfigurarse ante la unión imposible de Podemos y Sumar, mientras la sombra de Vox sigue siendo demasiado alargada, al ser indispensable para los populares.
Las europeas, la segunda vuelta de las generales
Las principales cuitas arrastradas desde hace unos meses han eclosionado en la campaña de las elecciones europeas, una cita que se concibe como una especie de segunda vuelta de las generales. La relación del PP con la ultraderecha, así como el caso judicial que envuelve a la esposa del presidente del Gobierno, han centrado el periodo electoral. También la ley de amnistía, aprobada de manera definitiva en el Congreso, y un nuevo intento del PP de acercarse a Junts.
En los primeros compases de la campaña, Feijóo justificó un eventual pacto europeo con la ultraderecha de Giorgia Meloni, la primera ministra italiana. “Lo que he dicho y lo mantengo es que nosotros no debemos pactar con la extrema derecha en Europa y que la señora Meloni está defendiendo el Estado de Derecho, ha firmado el pacto de migración europea y se declara proeuropea”, declaró el presidente del PP, obviando el discurso antifeminista, xenófobo y contra el colectivo LGTBI de la líder ultra, que ya aplica en Italia a través de sus leyes.
Más tarde, Alberto Núñez Feijóo deslizó la posibilidad de presentar una moción de censura contra Pedro Sánchez, sin descartar echar mano del partido de Carles Puigdemont para este fin. No es la primera vez que el líder del PP juega con la baza de llamar a la puerta de Junts en una campaña electoral. Antes de las gallegas, el entorno del líder del PP trasladó que estudió la amnistía durante “24 horas” y se abrió a un indulto condicionado al expresidente de la Generalitat. Asimismo, tras el 23-J, el PP sondeó a esta fuerza para un posible apoyo a la investidura fallida de Feijóo.
Begoña Gómez, activo electoral del PSOE
Más allá del rechazo a la ley de amnistía, los populares han aprovechado la imputación de Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción en los negocios a cinco días de las elecciones europeas para agitar la idea de que “la Moncloa está investigada por corrupción”. Pero la decisión del juez Juan Carlos Peinado, que se anunció con más de un mes de antelación a la declaración (5 de julio) y en el tramo final de la campaña, ha sido también aprovechada por el PSOE, con Sánchez a la cabeza, para movilizar a la izquierda.
Lejos de la imagen proyectada el pasado 24 de abril a través de su primera carta a la ciudadanía, en la que amagaba con dimitir después de que Juan Carlos Peinado abriera diligencias contra Gómez, la imputación de su esposa ha fortalecido al secretario general del PSOE. De hecho, Begoña Gómez se ha convertido en un activo electoral del PSOE, sorprendiendo con su asistencia a un mitin en Benalmádena (Málaga) al día siguiente de su citación.
“Dado que tratan de interferir en el resultado electoral del próximo día 9 de junio, ojalá sus promotores -el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal-, encuentren la respuesta que merecen en las urnas: condena y rechazo a sus malas artes. Quedan unos días de ruido antes de las elecciones y unos pocos más antes del verano. Pero también quedan más de tres años de Gobierno, de progreso y de avances”, arengó Sánchez en su segunda carta publicada en la red social X.
Asimismo, consciente del nuevo frente que ha abierto la cita electoral en el flanco derecho, con la posible irrupción del influencer y agitador ultra Alvise Pérez, Sánchez ha pedido reagrupar el voto de la izquierda en torno al PSOE para frenar la “matrioska de la ultraderecha”, en la que incluye al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo; el de Vox, Santiago Abascal; y también a Alvise Pérez.
Expectativas electorales para las principales candidaturas
El transcurso de la campaña, con varios tropiezos en el PP, ha puesto en guardia a Génova, que ya sopesa la posibilidad de un empate con el PSOE. Atrás quedaron los pronósticos optimistas de los populares que auguraban una contundente victoria sobre los socialistas (con una diferencia de hasta 10 puntos en porcentaje de votos) después de los pactos de Sánchez con los partidos independentistas. En todo caso, el PP superará previsiblemente con creces los 13 escaños obtenidos en 2019.
A medida que se ha acercado el 9-J, el ánimo de remontada ha crecido en Ferraz, cuyos dirigentes ya piensan incluso en poder darle la vuelta de nuevo a un pronóstico adverso. No obstante, los socialistas entienden que una segunda plaza por una distancia mínima con respecto al PP y conservar los resultados de hace cinco años (20 escaños) les afianzaría de cara a la legislatura y dejaría tocado al líder del PP en su intento de cambiar de ciclo político.
En el plano de los partidos de ámbito nacional, Sumar, Podemos y Vox ponen a prueba sus proyectos, más allá de la previsible desaparición de Ciudadanos también en Europa. Los morados, con Irene Montero al frente, esperan resurgir de sus cenizas 10 años después de irrumpir en el tablero político tras las elecciones europeas de 2014. Podemos plantea estos comicios como unas primarias con Sumar, cuyo espacio vetó a la exministra de las listas para las generales. Los de Yolanda Díaz afrontan sus primeras elecciones europeas con el objetivo de quedar por delante de Podemos por una amplia ventaja.
Por último, la formación de Santiago Abascal experimentará con toda probabilidad un crecimiento con respecto a los tres escaños de 2019, pero a su espacio le ha salido un competidor. Se trata de Alvise Pérez, un agitador ultra que acumula un largo historial de denuncias por su hostigamiento a periodistas y políticos a través de las redes sociales. El cabeza de lista de Se Acabó la Fiesta amenaza con irrumpir en el Parlamento Europeo con hasta dos o tres escaños.