El paraguas de la ley de amnistía, ya aprobada por el Congreso de los Diputados pero todavía sin publicar en el Boletín Oficial del Estado (BOE), acogerá a centenares de procedimientos judiciales, entre ellos dos que podrían haber alcanzado la calificación de terrorismo. Los Comités de Defensa de la República (CDR) y la plataforma Tsumani Democràtic continúan investigados en la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo a expensas de la aplicación de la ley del olvido para el independentismo catalán. Mientras tanto, el radicalismo separatista depara a España un “incierto” a la par que “inquietante” futuro.
El comisario principal jubilado Germán Rodríguez Castiñeira, ex jefe de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, augura que la sentencia del juicio a la “célula radical” de los CDR procesados por terrorismo -si es que la causa no se archiva antes- será “muy importante” para el devenir del conflicto catalán. De ello podría depender si se vuelve a alcanzar el nivel de violencia vivido en los meses de octubre de 2017 y 2019.
Rodríguez Castiñeira estaba al frente de Información durante los graves altercados en Barcelona por la sentencia del procés emitida por el Tribunal Supremo. La violencia independentista alcanzó su punto máximo el 18 de octubre, cuando se produjo la bautizada como Batalla de Urquinaona. “Nunca habían visto nada igual”, subraya el comisario principal jubilado sobre los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), en cuyas filas hubo tres heridos de gravedad que tuvieron que abandonar prematuramente el Cuerpo como consecuencia de las secuelas físicas. Ese día hubo 288 policías heridos y 194 detenidos.
El comisario principal jubilado, que imparte un curso de ponencias del Sindicato Unificado de Policía (SUP), explica que los CDR, tras ser detenidos en 2019 con “precursores de explosivos” y dos laboratorios, dieron el relevo a Tsunami Democràtic. La plataforma, a falta de que lo avale la sentencia, se ideó en una reunión celebrada en Ginebra (Suiza) en la que participaron varios líderes independentistas, entre ellos Carles Puigdemont, quien permanece investigado por un delito de terrorismo.
El terrorismo de baja intensidad
Los Comités de Defensa de la República, un grupo más hermético y especializado que Tsunami Democràtic, llegaron a los 212 miembros, según revela Rodríguez Castiñeira. Tras el periodo de máxima tensión entre 2017 y 2019, el independentismo catalán en general perdió fuelle. “Sus seguidores se sintieron traicionados”, remarca el ex jefe de Información. Eso también afectó al radicalismo, que ha perdido “capacidad de convocatoria”. Sin embargo, “la derrota no ha sido absoluta”, advierte.
Castiñeira enmarca a los CDR y Tsunami en lo que policialmente se conoce como “terrorismo de baja intensidad”, es decir, que tiene fines terroristas pero busca el menor coste posible. Bajo este paraguas también estaría la kale borroka, que sembró el caos en el País Vasco de la mano de ETA, especialmente entre los años 1996 y 2004. Precisamente, esa es una de las principales diferencias con el radicalismo catalán: los CDR y Tsunami no nacieron de la mano de una banda terrorista.