¿Por qué sube la inflación en 2024? El fin de los descuentos energéticos es clave y anticipa el efecto de los alimentos

Calefacción y alumbrado y el transporte personal explican la mitad de la subida del IPC entre enero y abril. Si el IVA de los alimentos vuelve al 21% en julio su tasa podría aumentar en el entorno de un punto, superando el 5% anual

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Precios en una frutería de Menorca. (EFE / David Arquimbau Sintes).
Precios en una frutería de Menorca. (EFE / David Arquimbau Sintes).

El Gobierno puso en marcha a partir de 2021 varias rebajas fiscales para paliar la crisis inflacionista, siendo las más relevantes las bonificaciones en impuestos a la luz y el gas, el IVA de los alimentos y el transporte público. Con el inicio de 2024 se han ido retirando parcialmente algunas medidas, lo que ha conllevado subidas en el indicador que mide la evolución de los precios (IPC). El efecto aún no se ha producido completamente, ya que aún quedan por desaparecer las rebajas en los alimentos y en el transporte público, que tienen fecha de caducidad a lo largo del año.

El precio de la luz bajó en febrero de los 45 euros el MWh, el tope para que se dejara de aplicar el tipo reducido del IVA de la electricidad, según establece en el Real Decreto-ley 8/2023. La vuelta al IVA del 21% de la luz en marzo y la recuperación progresiva del impuesto especial de la electricidad en los primeros meses del año han provocado un repunte de la inflación general. A esto también han contribuido la subida de precios de los carburantes. Según los datos del INE desglosados por grupos hasta abril, la vivienda y el transporte han sumado un punto al IPC, algo más de la mitad de la variación en los cuatro primeros meses de 2024 (1,9%).

Estos dos grupos tienen especial peso de los productos energéticos y, según se observa en un mayor desglose por rúbricas, son los responsables del aumento. De un total de 57 productos y servicios, los que más han repercutido en la variación del IPC de enero a abril han sido la calefacción y alumbrado (0,52) y el transporte personal (0,39), sumando ellos solos 0,91 puntos, es decir, en torno a la mitad del 1,9%. Esta subida contrasta con los reducidos precios de los productos en sí mismos: la electricidad marcó un mínimo de 13,67 euros el MWh en abril y el gas también registró un precio reducido de 28,6 euros el MWh.

Otros tres grupos completan prácticamente la variación al alza del IPC desde enero: hoteles, cafés y restaurantes (0,36); alimentos y bebidas no alcohólicas (0,24); bebidas alcohólicas y tabaco (0,16). Las subidas de precios en los productos y servicios relacionados con el turismo se deben al notable aumento de la demanda, mayor que en 2023 y que en 2019. El origen de los turistas se ha diversificado en los últimos años y llegan viajeros con más poder adquisitivo, especialmente de EEUU, por lo que los establecimientos siguen teniendo margen para subir los precios. En cuanto a los alimentos, aunque algunos continúan con variaciones elevadas (como el aceite de oliva) las lluvias y la todavía vigente bajada del IVA han permitido desacelerar e inflar menos el IPC. Caso contrario es el del tabaco, que por sí solo ha añadido 0,11 puntos en lo que va de año debido a su encarecimiento.

La foto detallada de las repercusioens solo se conoce hasta abril, pero se puede intuir que en mayo el impacto de los productos energéticos en el IPC fue aún mayor que en meses anteriores. A la vuelta del IVA del 21% de la luz se ha sumado que su precio repuntó a 30,4 euros el MWh . También lo ha hecho el precio del gas, que además vuelve a tener un IVA del 21% desde mayo tras subir progresivamente del 5% de diciembre de 2023.

El efecto del fin de las ayudas

Los datos de repercusión del INE solo están disponibles mensualmente para la varación mensual y para la variación “en lo que va de año”, por lo que hasta los datos de diciembre (publicados en enero) no se puede señalar exactamente qué grupos son los más responsables del dato de inflación anual, que es el que más se usa, también en el ámbito internacional. Según Eurostat, España lleva todo 2024 con una inflación anual armonizada (3,4% en abril) por encima de la media de la UE (2,6%) y esto se debe en gran medida a la retirada de las rebajas en España que no se está dando al mismo tiempo en todos los países.

Los descuentos fiscales modifican la señal de precios, por lo que en los últimos años la comparativa europea tiene una considerable distorsión de fondo. Por ejemplo, la tasa anual de España se ve influenciada por un efecto base derivado de que los productos energéticos bajaron en los primeros meses de 2023, mientras que en el mismo periodo de 2024 han subido. Si España ya se ubica actualmente por encima de la inflación media comunitaria (a diferencia de lo que pasó entre finales de 2022 y octubre de 2023), el fin de la rebaja del IVA de los alimentos en junio la impulsaría más al alza en el ranking.

El Gobierno aún no ha decidido si prorroga la medida, que debería finalizar el último día del mes según trasladó a Bruselas en el documento de previsiones macroeconómicas y fiscales enviado en abril. Desde el Gobierno se apunta a que el fin del IVA rebajado de los alimentos provocaría una subida en torno a un punto del IPC de este grupo, que en abril se situó en el 4,7%, por lo que volvería a situarse por encima del 5% en variación anual. Contando con esto, la previsión de inflación media para 2024 se sitúa entre el 3,1% del Panel de Funcas y otras más optimistas, como el 2,7% de la Comisión Europea y el 2,9% del FMI (que ha revisado al alza su estimación en dos décimas).

La buena señal de la subyacente

La inflación subyacente (que excluye alimentos no elaborados -frescos- y energía) se ha situado en abril y mayo por debajo de la general, lo cual es una señal positiva. Según explica el subdirector general de Estadísticas Coyunturales, el INE, Ignacio González, esto se debe a que “gran parte de la culpa de la tasa de inlfación general viene dada por los productos elergéticos”. Ha detallado que la subyacente se calcula para eliminar los elementos más volátiles del IPC que varían, por ejemplo, según la cosecha y los precios a nivel internacional. En definitiva, porque son productos y servicios sujetos a “factores ajenos a la política económica de un país”. “Es una forma de decir cuál es la inflación si le quitamos los elementos para los que no tenemos influencia”, asegura.

Cuando los ingresos no aumentan al mismo ritmo que los precios: los españoles pierden hasta 1.200 euros de poder de compra por la inflación.
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