La historia de la casa real de España guarda en el recuerdo memorables momentos. Y entre ellos se encuentra aquel 2 de junio de 2014, cuando el entonces rey de España decidió abdicar en favor de su hijo, Felipe VI, tras casi 39 años tomando las riendas del trono. Tras salir al descubierto su fortuna oculta en el extranjero y su agitada vida amorosa al margen de su matrimonio con la reina Sofía, Juan Carlos I tomó una decisión sin precedentes y de la que no hubo vuelta atrás, pues 16 días más tarde se hizo efectiva la abdicación histórica de la corona.
Con una mano en el corazón y rodeado de su familia, el que fuera soberano puso fin a su reinado, en el que llevada 39 años y 209 días. Han pasado diez años desde entonces y, en este tiempo, él ha estado alejado de la vida pública y refugiado en los Emiratos Árabes, donde comparte su día a día con su nieto, Felipe Froilán. Con motivo del décimo aniversario de aquel histórico día, su biógrafa, Laurence Debray, ha sacado a la luz diez curiosidades hasta ahora desconocidas sobre el monarca español en la revista Lecturas.
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Diez datos curiosos de Juan Carlos I
El primer dato que saca a la luz Debray es la primera lengua que aprendió Juan Carlos I. Si bien muchos apostaban por el español, lo cierto es que es el francés. ¿Por qué no es el español su primer idioma? La respuesta se encuentra en su origen. El entonces monarca de España nació en Roma, pero siendo tan solo un niño, concretamente durante la Segunda Guerra Mundial, se trasladó con su familia a Lausana (Suiza), donde vivía su abuela paterna, la reina Victoria Eugenia. Fue precisamente ella quien le instruyó el idioma francés, aunque con un toque de acento suizo. Después, perfeccionó su pronunciación durante su estancia en el internado de Friburgo, en Villa Saint Jean, mientras el resto de su familia se instalaba en Estoril (Portugal). Según la biógrafa, de aquella infancia francófona, conserva la costumbre de contar y soñar en francés.
Juan Carlos I habla perfectamente italiano, portugués, inglés, francés y el español. Sin embargo, era reacio a aprender el lenguaje anglosajón, según desvela ahora Laurence Debray. La razón se encontraba en las relaciones patrióticas de sus progenitores, los condes de Barcelona, con Gibraltar. Todo cambió a sus quince años, cuando viajó a Londres junto a su padre y disfrutó de un almuerzo con la entonces reina Isabel II. La madre de Carlos III se sentó a su lado y le habló en inglés. Al ver que no sabía responderle fluidamente a la soberana, sintió una gran vergüenza, por lo que tomó la decisión de aprender el idioma con perseverancia.
El tercer dato inédito es que el abuelo de la princesa Leonor no come setas, según Debray. Todo se debe a una intoxicación que sufrió cuando era adolescente durante su estancia en Suiza. Él y sus primos se fueron de paseo por el bosque, donde recogieron y comieron unas setas. Aquel incidente provocó que, desde entonces, le tuviese aversión a los hongos, incluidas las trufas, siendo este el único alimento que no se incluye en su dieta. Sus platos favoritos son las lentejas, el jamón serrano y las anchoas. Además, tiene la costumbre de tomar su café con una onza de chocolate con leche.
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Juan Carlos I disfruta del título de ser el único rey que ha sido tres veces campeón del mundo, afirma Laurence Debray. Para nadie es un secreto que en la familia real una de las grandes aficiones que comparten todos sus miembros es la pasión por el mar, una habilidad que se ha ido trasladando de generación en generación. En 1972, el rey Emérito inauguró la Copa del Rey en Palma de Mallorca para los regatistas de todas las clases de barcos, competición que ganó seis veces. Tras su jubilación, en 2017 se hizo con el título de ganador en el campeonato de Vancouver en la clase de 6 metros, dos años después consiguió la victoria en el de Finlandia y, nuevamente, en 2023 en Cowes.
Otro récord del que hace gala es que es el soberano europeo que más viajes oficiales de estado ha realizado, por detrás de la reina Isabel II. Durante su reinado, Juan Carlos realizó 241 viajes oficiales a más de 100 países, siendo Estados Unidos la nación que con más frecuencia visitó.
Su árbol favorito es el olivo
El sexto secreto mejor guardado de Juan Carlos I es que hace gimnasia diariamente con la idea de poder seguir navegando con el Bribón. Sus múltiples operaciones de cadera y rodilla le dificultan sus movimientos y, para hacer frente a ello, acostumbra a llevar una dieta equilibrada que combina con una sesión de entrenamientos todas las mañanas. Así, va al gimnasio y por más de una hora realiza diferentes ejercicios con máquinas.
Otro dato hasta ahora desconocido es que se siente sumamente cómodo con las nuevas tecnologías. Fue Bill Gates quien le regaló uno de los primeros ordenadores y, desde entonces, está al pendiente de cualquier novedad técnica y tecnológica. Tanto es así que fue uno de los primeros soberanos en usar el correo electrónico y la telefonía móvil. Eso sí, conserva el costumbrismo de leer ejemplares en formatos impresos.
Juan Carlos I tiene un buen gusto por el arte, pues fue gran amigo de dos legendarios españoles, Salvador Dalí y Joan Miró, de quienes conserva unas obras a las que guarda un gran aprecio. Tanto es así que fue uno de los primeros soberanos en usar el correo electrónico y la telefonía móvil. En cuanto a sus gustos musicales, Debray señala que prefiere escuchar flamenco en lugar de ópera.
Por otro lado, Juan Carlos I también ha compartido parte de su vida con grandes figuras mundiales, como Nelson Mandela, de quien es gran admirador. Tanto es así que, tras salir de la cárcel en 1991, el líder sudafricano forjó una sólida amistad con el rey Emérito e, incluso, asistió a la boda de los entonces príncipes de Asturias, pese a que apenas podía caminar como consecuencia de haber estado 27 años en una cárcel de dos metros por tres.
El décimo dato inédito del padre de las infantas Elena y Cristina es que su árbol favorito es el olivo. De hecho, en Abu Dabi acostumbra a realizar frecuentes visitas a campos de olivo y al mar, dos factores que hacen que su expatriación sea más amena, pues le traen buenos recuerdos de su patria y de los paisajes del Mediterráneo. Según Laurence Debray, desde que se fue de España en 2020, cuenta los días que pasa lejos de nuestro país.