Pedro Sánchez (PSOE), Yolanda Díaz (Sumar) o Santiago Abascal (Vox) aprovecharon que la campaña de las elecciones europeas del 9 de junio encara en su recta final para tratar de movilizar a los electores y afianzar a sus votantes ante la baja participación que se espera en este tipo de comicios. A lo largo del fin de semana, los líderes de estas formaciones han ocupado las titulares gracias al uso de expresiones directas, convirtiendo los insultos en lemas de campaña, empleando juegos de palabras para afianzar su posición o sacando pecho de un desliz.
“España es la Taylor Swift de las economías europeas”, dijo Pedro Sánchez el pasado viernes en un mitin en Murcia. En plena resaca emocional por el paso de la artista estadounidense por Madrid, el presidente del Gobierno acuñó una nueva frase para referirse a la salud de la economía española después de haberla comparado ya con una “moto” y un “cohete”.
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Un día después, en Valladolid, el secretario general de los socialistas reivindicó el orgullo de ser “zurdo”, tratando de revertir el término peyorativo acuñado por el presidente de Argentina, Javier Milei, y replicado por los dirigentes de Vox, para criticar a la izquierda. Esta estrategia ya la empleó en el tramo final de la campaña de las generales el 23-J, cuando le dio la vuelta al insulto de la derecha “Perro Sanxe”.
“Nos llaman zurdos como si fuera despectivo, como si ser progresista fuera un insulto. ¡Estamos muy orgullosos de ser progresistas! Porque con la mano izquierda hemos levantado el Estado del Bienestar, hemos logrado 140.000 millones de euros que nos están permitiendo crecer, reindustrializar España y crear empleo, y con la mano izquierda trabajamos por la paz en Ucrania y en Palestina. ¡Así que zurdos y zurdas, a votar el 9 de junio al PSOE porque somos de izquierdas!”, retó Sánchez en un mitin de campaña para arropar a Teresa Ribera, la vicepresidenta tercera y candidata socialista.
Díaz resucita el “¡A la mierda!” de Labordeta
Ese mismo sábado, la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, sacó pecho y repitió el “a la mierda” pronunciado el pasado miércoles en el Congreso durante la respuesta de Pedro Sánchez a Alberto Núñez Feijóo, que fue captado por un micro abierto. Así, en un acto de campaña, la también ministra de Trabajo respondió a las “mentiras” de la derecha.
“Le dijo la sartén al cazo, el mentiroso compulsivo del PP que no dice una cosa sin mentir (...) Lo dicen los que se hacen fotos con los criminales de guerra (en alusión al líder de Vox, Santiago Abascal). Lo dicen los que nos insultaron a todo el Gobierno de España. ¡Ya está bien, sí, a la mierda! ¡Que basta de sus mentiras y vamos a gobernar mejor!”, sostuvo la vicepresidenta segunda del Gobierno.
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Para José Pablo Ferrándiz, director de Opinión Pública y estudios Políticos de Ipsos, el empleo de estas expresiones “no es casual”, aunque descarta que consigan captar el voto. “Siendo que las elecciones europeas, estas frases movilizan poco, ya que hay poca tensión electoral y cansancio” del electorado. Este sociólogo añade que, en todo caso, estos lemas intentan “darle la vuelta a algo que se podría volver en su contra en los últimos días de la campaña, más en el caso de Yolanda Díaz que de Pedro Sánchez”, explica.
De este modo, augura que la expresión de Díaz servirá para “anular ataques durante estos últimos días de campaña e insuflar cierto ánimo a la gente que te va a votar”. Ferrándiz añade que este tipo de actuaciones “animan a tener esa tensión electoral entre la gente que quiere votar” en unas elecciones en las que no están claros los ejes programáticos, y dado el desconocimiento de los candidatos y de lo que se decide.
Sánchez emplea la estrategia de judo
Por su parte, la politóloga Verónica Fumanal hace una distinción entre las acciones de la líder de Sumar y la del secretario general del PSOE: “Lo de Yolanda Díaz es para darle la vuelta a un patinazo en un micro abierto”, es decir, a través de una expresión popular, como hizo en su día el político aragonés José Antonio Labordeta con su histórico “¡A la mierda!”, trata de convertir “un pequeño desliz en una fortaleza”.
En cuanto al uso de “zurdos” por parte de Sánchez, esta experta en marketing político asegura que podría “equipararse” al empleo de Zorra en la canción que España llevó a Eurovisión. “Un palabro utilizado con términos peyorativos por parte de un grupo ideológico se convierte en un signo de reivindicación por parte de otro, como pasó ya con la palabra maricón, rojo, sindicalista”, explica.
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Fumanal, que trabajó como directora de comunicación de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE entre 2014 y 2016 y consolidó previamente el liderazgo de Albert Rivera, cree que las palabras de Sánchez son una estrategia para revertir la situación: “Ser zurdo en un sentido literal es que escribes con la mano izquierda; en cambio, Milei ha convertido ser zurdo en un insulto que ahora pretende reivindicarse desde varios flancos”.
Toni Aira, profesor de Comunicación Política de la Universidad Pompeu Fabra, cree que, como en el judo, Sánchez “aprovecha los ataques para responder con más fuerza”. A su entender, la izquierda tiene “en la figura de la extrema derecha o de ciertos radicalismos populistas de derechas o ultraliberales una especie de espantapájaros para su electorado, es decir, les moviliza a la contra una parte de su electorado que puede que por sí solo no se movilice”.
En el caso de Yolanda Díaz, el politólogo catalán considera que “intenta existir en medio de un debate político en el que tiene poco papel y en que ve opciones de ser canibalizada como fuerza política por el PSOE”. Por tanto, atribuye su expresión a “un intento de sacar la cabeza” en un contexto en el que “la mayor parte de mensajes que triunfan son los que impactan emocionalmente en la gente”.
Abascal renueva su discurso del odio
Por otra parte, el presidente de Vox, Santiago Abascal, volvió a echar mano de su discurso más xenófobo para acaparar el foco mediático. En un acto en Murcia, el líder ultra apostó por una defensa férrea de las fronteras y renovó su discurso del odio: “Más muros y menos moros que no respetan a las mujeres”. Tal como recuerda Fumanal, Abascal pretende apropiarse del conocido “juego de palabras” empleado por la izquierda, “más derechos y menos derechas”, algo que “no se puede equiparar” a los casos de Díaz o Sánchez.
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Para José Pablo Ferrándiz, esta expresión es un nuevo paso en el camino de Vox de alinearse con sus homólogos europeos. “Estas elecciones propician el discurso antinmigratorio, y aquí Vox tiene un problema porque no logra atraer el votante del PP, sino que tiene un competidor, la candidatura de Alvise Pérez”, explica en alusión a la lista liderada por el influencer ultra que aspira a tener representación en el Parlamento Europeo. “Eso le puede preocupar a Vox y por eso profundiza en estos mensajes”, zanja este sociólogo.
Toni Aira también diferencia esta acción: “Vox nace de eso y vive comodísimo con este lenguaje. En este caso, es más un discurso del odio que una respuesta a unos ataques de otros”, ya que el líder de Vox “ataca a sectores que pueden dar rédito electoral”. En esta línea, y ante la ausencia de un lema específico en el PP, el politólogo asegura que los de Feijóo “no han encontrado la manera de hacerse un hueco”.
“Se ha quedado entre dos aguas en una campaña electoral en la que no esperaba que Vox tuviera tanto papel con la foto con Milei o Netanyahu, o ahora con esta frase que va en la línea de otros extremismos al alza. El PP queda entre dos aguas, y se queda sin un discurso ya no solo contundente, sino general”, asegura Aira.
Por último, Fumanal subraya la dificultad de Feijóo para dar un golpe de efecto con sus palabras, “Él tiene un estilo más narrativo y explicativo, y le cuesta verse en estos juegos de palabras”. En su opinión, Sánchez, Díaz y Abascal “son muy del siglo XXI, muy orientados a los medios de comunicación y a las redes, pero a Feijóo esto le cuesta y no creo que se sienta cómodo en este tipo de discursos”, zanja la politóloga.