La Guardia Civil ha emitido una recomendación a través de sus redes sociales para que los ciudadanos reduzcan el riesgo de robo al viajar en metro, autobús o en lugares concurridos. La entidad aconseja llevar las mochilas situadas frente al cuerpo y los bolsos cerrados y bajo el brazo.
Según publicó la Benemérita, es importante tener a la vista las pertenencias para evitar ser víctimas de hurtos en entornos con gran afluencia de personas. Esta iniciativa forma parte de una serie de medidas preventivas orientadas a sensibilizar sobre la seguridad en espacios públicos.
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Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado alertan constantemente sobre los riesgos de llevar objetos personales en la parte trasera del cuerpo. Hace unas semanas, la Policía Nacional advirtió sobre los peligros de llevar el móvil en el bolsillo trasero de los pantalones.
“Y de pronto ‘flash’... ahí estamos ¡Mucho ojo con llevar el móvil en el bolsillo trasero del pantalón!”, escribió el cuerpo policial en sus redes sociales, acompañado de un video que muestra a los delincuentes robando smartphones sin que sus dueños se percaten.
Estos avisos forman parte de una estrategia conjunta de las fuerzas de seguridad para prevenir y reducir el número de robos en sitios concurridos y durante el uso del transporte público. La colaboración de los ciudadanos siguiendo estas recomendaciones puede contribuir significativamente a reducir estos incidentes.
Carteristas del Metro de Madrid
El pasado marzo, la Policía Nacional detuvo a 53 personas por presuntamente formar parte de una organización criminal que habría estafado casi tres millones de euros en Madrid, mediante la usurpación de identidades utilizando documentos robados en el Metro de Madrid. Según informó la Jefatura Superior de Policía de Madrid, la investigación, denominada operación Escocia, comenzó en agosto de 2022 tras detectar un aumento de delitos en el transporte público madrileño. Los agentes de la Brigada Móvil identificaron a una red jerarquizada liderada por dos individuos, un español y un marroquí.
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El grupo criminal utilizaba la documentación sustraída para llevar a cabo estafas masivas, apropiaciones indebidas, blanqueo de capitales y usurpaciones de identidad. Uno de los investigadores reveló la nueva modalidad operativa: los carteristas tradicionales entregaban los documentos robados a una organización estructurada que los usaba para realizar múltiples delitos.
En el primer nivel de la organización, figuraban dos hombres de unos 50 años, uno operaba desde Madrid y otro desde Getafe. Los carteristas robaban objetos valiosos y documentos, que vendían por entre 50 y 100 euros según el lugar del hurto y el género del titular. Estos documentos eran adquiridos por los coordinadores, situados en diferentes puntos de España, quienes reclutaban usurpadores de identidad, muchas veces personas drogodependientes a cambio de dinero o estupefacientes.
Los usurpadores se disfrazaban para parecerse a los titulares verdaderos y se presentaban en entidades financieras para retirar dinero en efectivo o solicitar créditos fraudulentos. La red también contaba con dos mujeres encargadas del blanqueo de los fondos obtenidos ilícitamente y con otros miembros responsables de conseguir y suministrar estupefacientes a cambio del trabajo delictivo.