La Comisión Europea ha dado un nuevo empujón al desarrollo del que está llamado a ser el primer buque de guerra paneuropeo, una de las principales bazas de la UE en su afán de homogeneizar lo máximo posible las fuerzas armadas de los países comunitarios, en especial aquellos que poseen los mayores ejércitos. Bruselas ha aprobado un presupuesto de algo más de 288 millones de euros, provenientes del Fondo Europeo de Defensa (FED) para que España, Italia, Francia avancen en la construcción de la corbeta europea, el proyecto en el que muchos ven el germen de lo que podría ser una futura compañía naval multinacional, al estilo de Airbus.
El objetivo del denominado proyecto EPC2 (Corbeta de Patrulla Europea 2, por sus siglas en inglés) es construir dos prototipos de un buque innovador, modular, flexible, interoperable, ecológico y polivalente, que permita a las fuerzas navales del continente “afrontar los retos del siglo XXI”, según ha señalado la Comisión Europea. El EPC2 es la continuación de la iniciativa EPC, aprobada en 2022 y con un presupuesto de 87 millones, cuya misión era realizar el diseño inicial del mencionado buque militar. En el mismo están involucradas la empresa española Navantia, la italiana Fincantieri, la francesa Naval Group y Naviris, una firma creada por los astilleros italiano y galo.
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“Cada vez que ha habido un proyecto a nivel europeo sobre temas navales, siempre aparece el fantasma de un Airbus naval”, explica a Infobae España el consultor en temas de defensa Carlos Delgado. “Como ya el nombre lo hace suponer, esto lo fomenta Francia porque ve en Navantia un competidor”, asegura. En este sentido, el analista afirma que la creación de una macroempresa naval europea perjudicaría al astillero público español, ya que París no permitiría que el liderazgo de la misma no recayera en Naval Group, la compañía semipública francesa.
“La idea es que la Unión Europa necesita de una empresa naval única es muy bonita, pero la realidad es otra. Quien quiere monopolizar esto es Francia porque, de lo contrario, ve peligrar sus propios productos en el mercado internacional”, sostiene el experto. Para Delgado no es factible un Airbus Naval, “pero sí que cada vez haya más proyectos de cooperación o de colaboración entre entre aliados”.
¿Precisa España corbetas?
De acuerdo al Ministerio de Defensa, la Armada denominará a la variante española de la futura corbeta europea -de que adquirirá seis unidades- como Buque de Protección Marítima (BPM) y con este prevé sustituir, a partir de 2030, sus cuatro patrulleros de la clase Serviola, actualmente en servicio, y los patrulleros Infanta Elena e Infanta Cristina, ya dados de baja. La cartera que lidera Margarita Robles contempla que los BPM actúen en misiones de escolta de unidades de porte menor y de despliegue en tierra de unidades anfibias y de fuerzas de operaciones especiales.
Para Delgado, sin embargo, con la estructura y planificación actual de la Armada, España no precisa de corbetas. “La innovación tecnológica ha avanzado tanto que las prestaciones que puede tener hoy un patrullero oceánico y las que tiene, por arriba, una fragata hacen que la horquilla de operaciones de la corbeta, que está en medio de ambas embarcaciones, quede muy limitada”, explica. El analista ahonda en que muchas de las funciones de las futuras corbetas las pueden desempeñar, por ejemplo, los Buques de Acción Marítima de los que dispone actualmente la fuerza naval. “Hoy por hoy no tiene mucho sentido una corbeta, porque no hay un espectro suficientemente amplio para que pueda mostrar todo su potencial”, insiste.
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No obstante, según Delgado, una corbeta sería más atractiva si la Armada modificara su planeamiento estratégico y dejara de apostar por los patrulleros oceánicos dado que, con el presupuesto actual de las Fuerzas Armadas españolas, la convivencia de ambas embarcaciones sería incompatible. “La corbeta tiene sentido para hacer frente a conflicto de pequeña y mediana intensidad, como los que puede haber en el Mediterráneo en un futuro no muy lejano, de manera escalable”, explica.
Características de la corbeta europea
Los planes de las empresas involucradas del proyecto es diseñar dos variantes de la embarcación: una corbeta multipropósito de largo alcance y otra multipropósito de combate completo, ambas maximizando innovaciones, sinergias y la interacción entre los tres fabricantes. Con este proyecto, la UE persigue consolidar la soberanía europea en el ámbito de los buques de segunda línea, fortaleciendo la industria regional, aumentando la eficiencia y reduciendo los retrasos para pasar de la necesidad militar a la entrega a las armadas.
El buque, en un principio, tendrá una eslora de 100 metros y cinco de calado. Asimismo, será capaz de desplazar hasta 3.500 toneladas, alcanzará velocidades de hasta 24 nudos y requerirá de una tripulación de aproximadamente 100 marineros. La embarcación contará en popa con una cubierta de vuelo y un hangar para un helicóptero ligero o mediano. De igual manera, podrá operar drones de ala fija o rotatoria.
La corbeta europea, prometen sus impulsores, estará basada en tecnologías innovadoras y disruptivas que redundarán en un buque inteligente, asequible, sostenible, interoperable y flexible diseñado para cumplir con una amplia gama de misiones como, dependiendo de los requisitos de las distintas fuerzas navales, interdicción marítima, defensa costera y asistencia humanitaria, entre otras. El barco estará equipado con sistemas de armas y sensores que le bridarán capacidad de supervivencia y autodefensa frente a amenazas en superficie, aéreas y submarinas.