Achicharrados en las aulas otro curso más: “Las medidas para combatir el calor en la Comunidad de Madrid han sido ridículas”

La Federación de la Comunidad de Madrid de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (FAPA) Francisco Giner de los Ríos recuerda que la instalación de toldos y pérgolas “no es suficiente” para hacer frente a las cada vez más frecuentes olas de calor

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Alumnos entrando a clase. (Álex Zea / Europa Press)
Alumnos entrando a clase. (Álex Zea / Europa Press)

Hace unos años, en 2017, una intensa ola de calor a mediados de junio obligó a derivar a buena parte de los alumnos del IES Neil Armstrong de Valdemoro, Madrid, al tanatorio municipal, pues era el único lugar fresco y con suficiente espacio en el municipio como para albergar a los estudiantes temporalmente. Las aulas llegaron entonces a superar los 35 grados, por lo que algunos alumnos tuvieron que ser atendidos por mareos e incluso lipotimias. Desde entonces, las olas de calor no solo han aumentado a nivel global, sino que las altas temperaturas cada vez llegan antes y, aunque no se han dado situaciones tan surrealistas como la anterior, aún son muchos los centros educativos en la región que siguen sin contar con la infraestructura adecuada para mantener una temperatura estable en el interior y exterior de las aulas.

El pasado 14 de mayo, tras un año de espera, la Comunidad de Madrid aprobó el Plan de Actuación ante Episodios de Altas Temperaturas, con especial atención en centros sociosanitarios y en el ámbito educativo, lo que ha supuesto una inversión de “más de 3 millones de euros”, según han señalado a Infobae España fuentes de la Consejería de Educación. Entre las medidas adoptadas se encuentra la instalación de “unidades enfriadoras en suelo radiante, unidades de refrigeración evaporativas, toldos y pérgolas”, así como se ha procedido al cambio de ventanas. Un total de “337 actuaciones” en una región que cuenta con casi 1.500 colegios e institutos públicos.

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Desde la Federación de la Comunidad de Madrid de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (FAPA) Francisco Giner de los Ríos, que agrupa a mil entidades, consideran, sin embargo, que estas medidas son “insuficientes”. “Se han ido realizando ciertas actuaciones, sobre todo instalación de toldos y pérgolas y unidades enfriadoras en suelo radiante en algunas escuelas infantiles (de 0 a 3 años), lo cual es acertado porque estos centros ya tenían esa instalación para el calor y en julio los alumnos siguen yendo a clase para que los padres puedan conciliar”, mientras que los estudiantes de Infantil, Primaria y Secundaria terminan el curso a finales de junio, explica a este periódico la presidenta de la FAPA, María del Carmen Morillas. “Siguen siendo medidas insuficientes, sobre todo teniendo en cuenta las temperaturas son cada vez más extremas y en meses en los que antes no era habitual”.

Con el objetivo de atajar el problema, la Plataforma Autonómica por la Climatización y Adecuación de los Centros Educativos Públicos, compuesta por los sindicatos CCOO y UGT, la FAPA y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), han iniciado una recogida de firmas para sacar adelante una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para la adecuación climatización de los centros educativos, de forma que “se pueda iniciar un debate en la Asamblea de Madrid y legislar al respecto”. “Es necesario establecer un calendario de actuaciones, porque ni los toldos ni las pérgolas terminan de solucionar el problema. Falta hablar de la vegetación que tan necesaria es en los centros educativos, de los patios escolares que son puro asfalto, sin puntos de agua. Hay que sentarse a hablar y es necesario hacerlo lo antes posible”, asegura Morillas, que aclara que el trabajo que están realizando “no va en contra ni a favor de ningún partido”.

Golpes de calor

La situación es especialmente complicada en algunos centros educativos de la Comunidad de Madrid como el CEIP Lope de Vega en el barrio de Carabanchel, donde el año pasado se registraron 50 casos de golpes de calor “con distinta gravedad” ante las elevadas temperaturas que se alcanzaron a final de curso en las aulas, explica Marisa Olid, madre de un alumno, que lamenta que solo se hayan instalado “siete toldos” en las zonas más expuestas al calor y una pérgola. “Aquí no hemos visto ninguna otra medida de las que menciona la Consejería de Educación. Solo han realizado intervenciones mínimas, ridículas”.

El patio del CEIP Lope de Vega, situado en el barrio madrileño de Carabanchel. (Cedida)
El patio del CEIP Lope de Vega, situado en el barrio madrileño de Carabanchel. (Cedida)

Tampoco mejora mucho la situación en el exterior de las aulas, pues el patio de este centro, “de cemento, con apenas tres árboles que están pegados al edificio, está totalmente expuesto al sol” y es donde los niños salen a media mañana y después de comer. “Imagina qué temperatura puede hacer a las tres de la tarde”, dice indignada. El año pasado desde el colegio enviaron, tanto al Ayuntamiento de Madrid como al Gobierno regional que lidera Isabel Díaz Ayuso, informes y propuestas que incluían “soluciones económicas como una cubierta vegetal para impermeabilizar la fachada o plantar árboles”, pero “nunca obtuvieron respuesta”, por lo que lamentan que “ambas administraciones se pasen la pelota de una otra sin solucionar el problema”.

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“La Comunidad de Madrid tiene la responsabilidad del alumnado, mientras que el Ayuntamiento es el propietario de los edificios y las instalaciones. Pero aquí quien sigue ignorándonos completamente es la Junta de Distrito del Ayuntamiento”, aclara esta madre.

¿Cómo afecta a los alumnos?

Las consecuencias del calor extremo las sufren tanto el personal docente como los alumnos en los centros educativos, aunque son los escolares quienes pasan más tiempo en el patio. Además de la deshidratación, insolación y agotamiento, las altas temperaturas también generan irritabilidad y malestar general en los estudiantes, lo cual puede influir en el estado de ánimo y en su comportamiento a la hora de realizar actividades. “El calor afecta la convivencia porque todos estamos más nerviosos, más tensos, porque nuestro cuerpo no está en un contexto adecuado”, resume la presidenta de la FAPA, que asegura que también afecta a la concentración “y eso repercute en los resultados”.

Un aula de un colegio de Valencia (Ayuntamiento de Valencia)
Un aula de un colegio de Valencia (Ayuntamiento de Valencia)

Ante la subida de las temperaturas en estos últimos días de mayo, el personal docente teme que se vuelva a repetir la situación de años anteriores. De ahí la importancia de que las medidas para combatir el calor en los centros educativos no se limiten a recomendaciones de evitar el sol, a menos horas de clase o a instalar toldos, sino que se aborde el problema y se les dote de la infraestructura adecuada. “No es un capricho, es una necesidad”.

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