La sentencia que condena al asesino de Manuela Chavero a prisión permanente: “El acusado no solo se aprovechó de su fortaleza física, sino que despreció la condición de mujer de la víctima”

Ha sido también condenado a 15 años de prisión por un delito de agresión sexual con violencia de extrema gravedad y penetración

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El acusado Eugenio Delgado, de
El acusado Eugenio Delgado, de espaldas durante la lectura del veredicto del jurado popular (Europa Press)

La Audiencia Provincial de Badajoz ha condenado a prisión permanente revisable a Eugenio Delgado por el asesinato de Manuela Chavero, la mujer que desapareció en la localidad de Monesterio, Badajoz, en 2016 y cuyo cuerpo no fue encontrado hasta 2020. Junto a este delito concurren las circunstancias agravantes específicas de alevosía, ensañamiento, evitar el descubrimiento de un delito cometido anteriormente y la de comisión subsiguiente a un delito contra la libertad sexual y concurriendo en ambos delitos la circunstancia agravante de género.

También se le impone una pena de 15 años de prisión por un delito de agresión sexual con violencia de extrema gravedad y penetración y la prohibición de acudir al término municipal de Monesterio o de acercarse a menos de mil metros o comunicar por cualquier medio con los hijos, madre y hermanos de la víctima por tiempo de diez años superior al de la condena privativa de libertad.

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Causó “intencionada y deliberadamente” la muerte de Chavero

la noche del 5 de julio de 2016 Delgado llegó a su casa sobre las 2:15 horas y al ver que su vecina, Chavero, se encontraba todavía despierta, fue a verla. Le dijo que le iba a devolver una cuna que ella le había prestado para que la usara una pareja de amigos de él y para ello tenía que ir a una casa propiedad de su familia a tano solo 80 metros.

La víctima salió de su casa con la finalidad de recoger la cuna y volver inmediatamente a su domicilio”, relata la sentencia, y esta fue la razón de que dejara en la casa las luces encendidas, igual que la tele, y su móvil, bolso y llaves. En el interior de la vivienda, donde estaban los dos solos y “sin contar con el consentimiento de ella y con la intención de satisfacer sus deseos íntimos, la abordó sexualmente en forma no exactamente determinada”.

A continuación, “con la finalidad de aumentar deliberada e inhumanamente el sufrimiento de la mujer”, el acusado le propinó diversos golpes que le causaron varias lesiones como un traumatismo facial con fractura de varios dientes, fractura del hueso nasal derecho y fractura en ambos rebordes inferiores de las órbitas de los ojos. El conjunto de tales golpes y lesiones consiguientes provocaron, señala el fallo, “padecimientos innecesarios en orden a la consecución del resultado letal sumamente dolorosos para la víctima”.

Con todas esas acciones, el acusado causó “intencionada y deliberadamente” la muerte de la mujer con el objetivo de ocultar su acción delictiva. “El acusado, no solo se aprovechó de su fortaleza física, sino que despreció la condición de mujer de la víctima llevando a cabo su comportamiento en la creencia de que, en tanto hombre, ostentaba una posición de superioridad frente a ella por su naturaleza de mujer, que le permitía someter a esta a su voluntad, señala el magistrado ponente”, asegura el fallo.

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Enterró su cuerpo

Tras haberla matado, cargó su cuerpo en su coche y lo transportó hasta una finca de su propiedad en el término municipal de Monesterio. Allí la enterró y estuvo hasta que el día 18 de septiembre de 2020 cuando los restos fueron desenterrados por agentes del Equipo Central de Inspección Ocular de la UCO de la Guardia Civil.

La finca donde se encontró
La finca donde se encontró el cuerpo de Manuela Chavero (Europa Press)

Delgado fue llamado a declarar en dos ocasiones en calidad de testigo, “no reconociendo lo ocurrido en ninguna de ellas, entorpeciendo la investigación al generar dudas en torno a donde se encontraba en la madrugada de la muerte violenta, o incluso realizando modificaciones externas en el vehículo donde trasladó su cadáver”. No fue años más tarde cuando acabó confesando, lo que ha hecho que los hijos, padres y hermanos de la fallecida hayan sufrido daños psíquicos tales como trastornos ansioso-depresivo, duelo complejo persistente o trastorno post depresivo.

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