Qué enfermedades puede provocar el calor extremo en un perro

Reconocer las señales y actuar correctamente puede ser decisivo a la hora de salvar la vida de nuestras mascotas si estas están sufriendo un golpe de calor

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Un perro con riesgo de sufrir un golpe de calor (Getty Images).
Un perro con riesgo de sufrir un golpe de calor (Getty Images).

El calor puede suponer un factor de gran malestar para nuestras mascotas, por lo que debemos estar atentos cuando las temperaturas suban. Una de las afecciones más graves derivadas del calor es el golpe de calor, aunque hay otras menos severas, como los calambres y el agotamiento por calor, que también pueden requerir intervención médica.

Algunos síntomas de que alguno de estos males está pudiendo afectar a nuestros perros pueden ser los espasmos musculares, fatiga, vómitos, diarrea, temblores musculares e incluso problemas neurológicos -desde una leve confusión a fuertes convulsiones- o insuficiencia multiorgánica. Hay que tener en cuenta que el golpe de calor es una condición potencialmente mortal: en los perros, se caracteriza por una temperatura corporal superior a 40,8 °C (la normal es entre 37,5 y 39,2 °C), y puede causar daños neurológicos y problemas en varios órganos. Una temperatura corporal superior a 41,1 °C puede provocar daño cerebral permanente, y daños serios a los órganos si excede los 42,8 °C.

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Todo lo que hay que saber

Si nos atenemos a las causas que puedan provocar ese golpe de calor, estas pueden ser externas -como estar en un ambiente caluroso, un coche caliente o al sol directo- o internas -ejercicio intenso, como jugar o correr-. Cabe destacar que el golpe de calor no es lo mismo que la fiebre, que es una respuesta del cuerpo a una infección u otro proceso patológico.

Así, los factores de riesgo que los dueños de los perros deben tener en consideración son las propias características físicas del animal, como su nivel de masa corporal o el grosor de su pelaje, la temperatura exterior y la humedad, los problemas en vías respiratorias superiores, la mala aclimatación, el confinamiento y a su vez la mala ventilación y otros problemas de salud que el animal ya arrastrara de antes.

En cuanto a las señales que indican que un perro puede estar sufriendo una enfermedad relacionada con el calor, hay que estar atentos a un jadeo excesivo por parte de nuestra mascota o a si esta trata de acceder a un ambiente más fresco, una rápida frecuencia cardíaca o una mayor cantidad de ruidos respiratorios y ronquidos. Un claro signo de alama será si vemos a nuestro compañero tambalearse o mostrar signos de confusión, incluso posibles convulsiones, una sed excesiva y vómitos y/o diarrea. Por último, una revisión de su abdomen podría revelarnos también la presencia de algunos hematomas, lo que indicaría que los órganos han sido dañados.

Cómo actuar

El éxito del tratamiento depende de la temperatura y duración de la exposición al calor. Si se sospecha que un perro sufre de una enfermedad relacionada con el calor, se debe contactar al veterinario inmediatamente. Es posible que se recomiende iniciar un enfriamiento, mojando al perro con agua a temperatura ambiente y usando un ventilador. No se debe utilizar agua helada, ya que contrae los vasos sanguíneos de la piel y dificulta el enfriamiento adecuado. Además, no se debe cubrir al perro con mantas mojadas, ya que esto atrapa el calor. Además, el enfriamiento debe detenerse cuando la temperatura corporal alcance los 39,4 °C para evitar una hipotermia.

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Muchos perros que sufren un golpe de calor se recuperan sin problemas duraderos, pero aquellos gravemente afectados pueden necesitar tratamiento médico intensivo, especialmente en casos de fallo orgánico o neurológico. Por ello, de cara a evitar este tipo de dolencias y sus secuelas, puede ser muy valioso evitar el ejercicio en las horas más calurosas y reducir la duración de los paseos -así como aumentar las pausas en zonas sombreadas-, asegurar una buena hidratación y considerar dejar al perro en el interior de la vivienda con aire acondicionado o ventiladores.

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