El actor irlandés Cillian Murphy no necesitaba el Oscar por Oppenheimer para demostrar por qué es uno de los actores más versátiles y respetados de su generación, pero quizá haya sido el momento en el que más focos haya acaparado en una carrera en la que siempre ha evitado la fama. Conocido por su apariencia intrigante y capacidad para asumir roles diversos, Murphy ha establecido una carrera notable tanto en cine como en teatro sin seguir el camino tradicional de muchas estrellas de Hollywood, lo que incluye no tener un agente o ser muy celoso de su vida privada.
Murphy comenzó su carrera en la actuación teatral en la década de 1990, trabajando con la compañía de teatro Corcadorca. Su interpretación en la obra Disco Pigs de Enda Walsh le proporcionó un gran reconocimiento y abrió las puertas a una adaptación cinematográfica en 2001. Esta película marcó su entrada en el cine, y pronto siguió con papeles en producciones irlandesas y británicas de bajo presupuesto.
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El gran salto de Murphy al reconocimiento internacional llegó con 28 días después, una película post-apocalíptica dirigida por Danny Boyle. Su papel como el superviviente Jim lo catapultó a la fama global y demostró su capacidad para liderar películas de alto perfil. Este éxito lo llevó a trabajar en proyectos más grandes, como Cold Mountain y La joven de la perla. En 2005, Murphy consolidó su fama con la trilogía de Batman dirigida por Christopher Nolan. Interpretó al espeluznante Dr. Jonathan Crane, también conocido como El Espantapájaros, en Batman Begins. Además, su colaboración con Nolan continuó con papeles destacados en Origen y Dunkerque, y culminaría con Oppenheimer y el Oscar a Mejor Actor.
A pesar de su éxito en Hollywood, Murphy mantiene un perfil bajo. En lugar de residir en Los Ángeles, vive en Dublín con su esposa, Yvonne McGuinness, y sus dos hijos. Prefiere la vida tranquila y evita las redes sociales, lo que lo diferencia de muchos de sus contemporáneos. Esta elección personal también se refleja en su decisión de no tener un agente, algo poco común en la industria cinematográfica. Murphy confía en sus propios instintos y en una red cercana de colaboradores para guiar su carrera.
Un actor de otro tiempo
Además de su trabajo en cine, Murphy ha tenido una presencia constante en el teatro. En 2006, recibió elogios por su actuación en la producción de Love Song de John Kolvenbach y en 2011 protagonizó Misterman, nuevamente dirigida por Enda Walsh, demostrando su habilidad para asumir papeles intensos y desafiantes en el escenario. En televisión, Murphy es mundialmente conocido por su papel como Thomas Shelby en la serie Peaky Blinders. Este drama de época, que comenzó en 2013, sigue la vida de una familia de gánsteres en Birmingham después de la Primera Guerra Mundial. Su interpretación de Shelby ha sido aclamada por la crítica y ha ayudado a la serie a ganar un público devoto.
Murphy ha demostrado una notable capacidad para transformar su apariencia y acento para cada uno de sus roles, algo que le ha valido el respeto de sus compañeros y críticos. Ha señalado en varias entrevistas que elige sus papeles basándose en el guion y el director en lugar de la magnitud de la producción, una estrategia que le ha permitido mantener un equilibrio entre proyectos independientes y comerciales. Su dedicación a su oficio y su enfoque poco convencional hacia la fama y la carrera en Hollywood lo han convertido en una figura única en la industria del cine. Su capacidad para interpretar una amplia gama de personajes y su compromiso con mantener su vida personal fuera del foco de atención pública continúan haciendo de Cillian Murphy una estrella atípica y fascinante.