El testamento es un documento legal que permite a una persona determinar quién heredará sus bienes tras su fallecimiento. Elaborarlo ofrece ventajas para el testador, asegurando que se cumplan sus últimas voluntades, y para los herederos, quienes pueden ahorrar tiempo y dinero en el proceso sucesorio.
Sin embargo, puede darse la situación de que los herederos renieguen de la herencia o no vayan a recogerla por algún motivo. En ese caso, hay que saber, que todo el patrimonio pasaría directamente a ser titularidad de la Administración Pública.
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Se conoce como herencia yacente a la situación en la que se encuentra el patrimonio de una persona desde el momento de su fallecimiento hasta que sus herederos aceptan la herencia. Durante este tiempo transitorio, la herencia permanece sin titular específico.
Según normativa vigente, si la herencia no es reclamada por los herederos en un plazo de 30 años, esta pasa automáticamente a ser propiedad del Estado. Este periodo permite a posibles herederos identificar y reclamar sus derechos sobre los bienes del fallecido, pero también brinda a las autoridades una solución en caso de abandono o desinterés por parte de los herederos.
El proceso de la herencia yacente requiere de un administrador conocido como albacea. Este albacea se encarga de gestionar el patrimonio mientras no hay un titular claro. La administración de la herencia es crucial para asegurar que los bienes se mantengan en buen estado y para resolver posibles problemas legales o fiscales.
Además, es importante saber que este tipo de herencia tiene capacidad procesal para participar en juicios, según el artículo 6.1.4º de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), lo que permite que los acreedores del causante (las personas a las que el fallecido debía dinero) puedan presentar demandas contra el patrimonio de una herencia que aún no tiene un titular definido.
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Ventajas de redactar un testamento
Dejar hecho un testamento supone cierto ahorro para tus futuros herederos por varios motivos:
- Reduce el coste del notario.
- Reduce los trámites burocráticos. En el caso de que no se redacte un testamento, los herederos se verán obligados a acudir al Registro General de Últimas Voluntades y someterse a lo que dictamine la ley para designar a los llamados “herederos forzosos”. Se trata de un proceso lento y tedioso.
- Los herederos se ahorran el coste de acta de declaración de herederos. Sin testamento, todos se verán obligados a probar que tienen derecho a esa parte de la herencia.
- El Impuesto de Sucesiones se ve reducido considerablemente. En el caso de haber realizado donaciones en vida, como un piso, y no se deja escrito en el testamento, ese piso seguiría a nombre del fallecido.
- Es una herramienta crucial a la hora de la búsqueda y localización de herederos. Facilita la vida a los abogados y ahorra muchos costes económicos y de recursos a los demandantes de este tipo de solicitudes.