La llegada del verano intensifica las quejas de los consumidores por los elevados precios de la comida y la bebida en los festivales y parques, así como por la prohibición de llevar alimentos desde el exterior. Estas restricciones y precios exuberantes son motivo de controversia en diversas comunidades autónomas de España. Una investigación de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha revelado disparidades en la normativa sobre la introducción de alimentos y bebidas externos en estos eventos, variando significativamente entre comunidades autónomas. Durante el mes de junio del año pasado, la OCU examinó las regulaciones y constató que, en varias regiones, estas políticas podrían perjudicar los derechos de los consumidores.
La OCU sostiene que la intención primordial de un festival debe centrarse en la música y no en la restauración. La organización califica de abusivas las limitaciones que impiden llevar comida y bebida del exterior, argumentando que esto contribuye a la elevación de los precios dentro de los recintos. Solicitan que, si se prohíbe la entrada de alimentos, al menos se permita la salida temporal de los asistentes para que puedan consumir lo que deseen fuera del lugar del evento. La disparidad en la regulación refleja una falta de consenso entre las diferentes comunidades autónomas. Algunas han respondido a las consultas de la OCU, mientras que otras no han ofrecido aclaraciones sobre sus normativas específicas. La OCU insiste en que, en caso de sentirse perjudicados, los consumidores deben reclamar y ofrece una línea de atención telefónica disponible de lunes a viernes.
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La controversia se intensifica particularmente durante eventos de gran envergadura como el Mad Cool, Primavera Sound y Tomavistas, todos ellos festivales de música muy populares en España. Estos eventos atraen a miles de asistentes que, además de pagar un precio elevado por las entradas, se ven obligados a gastar cantidades significativas de dinero en comida y bebida dentro de los recintos debido a las restricciones existentes. La inconformidad de los asistentes no se limita únicamente a los festivales, sino que también se manifiesta en conciertos de gran escala, como el de Taylor Swift, donde los precios exorbitantes de los alimentos y la bebida generan un malestar considerable entre los fans.
Un problema cada verano
Por su parte, las organizadoras de estos festivales defiende que los costos elevados se justifican por la complejidad logística de ofrecer servicios de restauración dentro del evento. Alegan que los contratos con proveedores, las infraestructuras temporales y el cumplimiento de normativas de seguridad alimentaria incrementan los precios. Sin embargo, los consumidores y organizaciones como la OCU sostienen que estas explicaciones no son suficientes para justificar las restricciones y los elevados precios.
El debate también ha llegado a las redes sociales, donde muchos asistentes comparten sus experiencias y críticas sobre los precios inflados y las restricciones alimentarias. En plataformas como X e Instagram, es frecuente ver publicaciones que muestran recibos de compras dentro de festivales y conciertos, generando una discusión en torno a la falta de opciones asequibles y las políticas restrictivas.
Además de presentar sus quejas ante las autoridades correspondientes, la OCU invita a los consumidores a unirse a su causa para presionar por un cambio normativo que proteja mejor sus derechos. En su llamamiento, la organización aboga por medidas que armonicen las regulaciones a nivel nacional y hagan estos eventos más accesibles para el público general. Esto incluiría la posibilidad de llevar pequeñas cantidades de alimentos y bebidas del exterior, lo cual permitiría a los asistentes disfrutar de los espectáculos sin sentir una carga económica adicional excesiva.