Máximo Huerta cancela su proyecto más personal tras recibir “comentarios y noticias malintencionadas”

El periodista escribía en su perfil de Facebook ‘Dietario con perro a los pies’, una columna en la que se desahogaba con sus seguidores

Máximo Huerta en el programa 'El camino a casa'. (La Sexta)

En medio de esta época tan convulsa de su vida en la que lidia tanto con la salud de su madre como con su librería, Máximo Huerta había encontrado en su perfil de Facebook una válvula de escape en la que desahogarse. Así nació Dietario con perro a los pies, una especie de columna opinión que con cada nueva publicación lograba miles de reacciones, casi todas positivas.

Pese a este gran éxito, hace unos días el escritor anunciaba el fin de este proyecto “muy en contra de mi voluntad”. Lo explicaba en un pequeño texto, a modo de comunicado, en el que explicaba que “el tiempo que os dedicaba con un capítulo diario usando este medio, pasará a ser terreno privado” y que, si alguien quiere leerle puede encontrarle en las librerías, “mi último libro es París despertaba tarde”.

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Tras unos días de reflexión en los que seguro muchos le han echado de menos, Máximo ha regresado para explicar un poco más los motivos de esta decisión. Según explica, ha dejado su columna “porque detesto que algo se haga viral. Lo viral me suena a virus. A contagio. A pandemia. A mal. El tema del último post era muy delicado, muy sensible. Demasiado íntimo como para que fuera prostituyéndose por los diarios, con titulares llamativos o en los casilleros de opiniones que hablan de oídas”, comienza el que fuera ministro de Cultura.

Máximo Huerta frente a su librería.

“En este texto hablaba de la soledad, del vacío que se aventura en los que no tenemos familia, de ese futuro cercano que huele a azufre. Sin embargo, se le dio la vuelta con ese juego tan retorcido del ‘dicen que dice que dijo’. En fin. Que necesitaba parar. Y eso hice, parar”, continúa, refiriéndose al texto que vio la luz el pasado 16 de mayo y en el que se preguntaba “¿quién se ocupará de los que no tenemos hijos?”.

“Mi columna era un ejercicio diario, como quien publica en prensa o cuece el pan y lo sirve a la mesa”, sigue Máximo, que compara con un refrán, “pero gato escaldado de agua caliente huye”. “Y a mí no me interesa nada, nada, nada, nada, la polémica. Escapo del ruido, me escondo si veo follón, camino por otras calles menos transitadas y guardo mis opiniones para los amigos. De hecho, no hablo de política públicamente, ni de nada espinoso. ¿Equidistante? No. Escucho. Me parece hermosísimo escuchar y ver qué se dice, que se escribe y qué futuro tienen esos fuegos fatuos que arden en hogueras que se prenden cada día”.

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Para terminar, y para dejar claro que de momento no hay vuelta atrás en su decisión, se despide de sus fieles lectores de Facebook. “Gracias a todos los que habéis insistido en que debía hacer caso a las opiniones buenas, a los que cuidan, a los que están. ‘Que somos más’, decíais”. A ellos les dedica precisamente su última reflexión, que “en estos tiempos tan agrios, no merece la pena la exposición de los sentimientos”.

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