Después de que el Gobierno español haya decidido este martes retirar de forma definitiva a su embajadora en Argentina debido a la crisis diplomática desatada tras las declaraciones de Javier Milei, quien llamó “corrupta” a Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, la pregunta que surge es qué consecuencias tiene la medida tomada por el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Cuando un estado decide abrir una embajada en otro país, ambas partes consideran que existen buenas relaciones entre ellos. La Embajada facilita tanto la llegada de personas que deseen viajar por turismo como la colaboración entre empresas de ambos países. Además, juegan un papel fundamental cuando las relaciones empeoran, teniendo un gran valor en el lenguaje diplomático.
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En situaciones de tensiones diplomáticas entre dos países, se distinguen cuatro puntos principales. En primer lugar, cuando un estado quiere reprochar a otro un asunto, el primer paso que puede tomar es la convocatoria del embajador. En este caso, Asuntos Exteriores solicita al embajador del otro país que acuda físicamente para expresar una queja, bien sea verbal o por escrito.
La segunda fase en la escala es la llamada a consultas. Esto significa que el Gobierno pide a su embajador en el otro país que regrese temporalmente, lo que puede suponer días, semanas o incluso años. Es un gesto que reduce la representación diplomática como forma de protesta, dejando al frente de la embajada al encargado de negocios interino.
En tercer lugar, se sitúa la retirada definitiva del embajador, la medida que ha tomado el ministro José Manuel Albares con Argentina. Esta se produce cuando se consideran insuficientes las explicaciones o gestos solicitados en los pasos previos, colocando al encargado de negocios interino como máximo representante de la Embajada de forma indefinida.
Por último, si la escalada de tensión continúa, el Gobierno de un país, asesorado por su Ministerio de Asuntos Exteriores, puede decidir romper relaciones con el otro estado. Esta situación implica la retirada de todo el personal diplomático del país, así como el corte de todos los canales de comunicación entre ambos.
Consecuencias de la medida
En términos de gravedad en las relaciones diplomáticas, retirar a un embajador definitivamente, como ha hecho España en Argentina, se considera una acción intermedia entre llamar a consultas y romper relaciones de manera definitiva. En este sentido, la retirada del embajador no implica necesariamente que la ruptura de relaciones vaya a producirse. A partir de ahora, la misión diplomática española en Argentina no tendrá al frente a un embajador, sino a un diplomático en el nivel de encargado de negocios.
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La retirada definitiva del embajador señala un deterioro significativo en las relaciones bilaterales y puede tener varias consecuencias prácticas. En primer lugar, el encargado de negocios interino no suele tener el mismo nivel de acceso a altos funcionarios y decisiones locales, lo que puede limitar las capacidades diplomáticas de España en Argentina. Además, esta retirada puede afectar a los acuerdos bilaterales en áreas como el comercio, la cultura y la cooperación en seguridad. Empresas e inversores, tanto españoles como argentinos, podrían enfrentar incertidumbres adicionales que afecten sus operaciones y decisiones estratégicas.
Finalmente, una retirada definitiva del embajador también envía una señal al resto de la comunidad internacional sobre el grado de seriedad con que España toma su enfrentamiento diplomático con Argentina. Otros países podrían ajustar sus políticas y estrategias en función de esta nueva realidad, complicando aún más la situación.