Milei acusa a Sánchez de “una cobardía feroz” y “totalitario” y recuerda el episodio con Óscar Puente: “Se comieron un tortazo enorme”

Javier Milei no se va a disculpar con Pedro Sánchez como exige el Gobierno de España, que amenaza romper relaciones con Argentina. “Yo soy el agredido”, ha defendido el presidente de Argentina en una entrevista concedida al canal Todo Noticias, recién aterrizado en Buenos Aires a su regreso de Madrid. Asegura que “nadie va a ensuciar las relaciones entre dos naciones tan hermanadas” y acusa a Sánchez de “cobarde” y “totalitario” al creerse “dueño del Estado”.

Milei hace un balance positivo de su viaje a nuestro país. “La gira ha demostrado que soy el máximo exponente de la libertad a nivel mundial. Cada vez que salgo pongo a Argentina en el centro de la escena; donde voy, genero un terremoto”, celebra el mandatario, que presume de “irritar” al resto de políticos argentinos por “jugar en otra liga” y de que “todos los empresarios del mundo” quieren reunirse con él. Los españoles, en voz entre otros del jefe de la patronal, Antonio Garamendi, rechazaron “sus declaraciones fuera de tono” en el acto de Vox.

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El presidente argentino apunta que su antecesor en el cargo, “Alberto Fernández, es asesor de Sánchez” y señala al kirchnerismo como responsable de esta crisis. Afirma que Sánchez “hizo campaña por Sergio Massa -su rival elecciones- abiertamente”, por lo que le pide “que no venga a llorar interferencia”. Él, Milei, dice haberse limitado a relatar una circunstancia sobre la mujer del socialista, envuelta -sostiene- “en varias causas por tráfico de influencias”. A día de hoy, ningún juez ha citado como investigada a Begoña Gómez.

Y Sánchez, afea Milei, “utiliza al Estado” y “eso es bien totalitario; él es dueño del Estado”. Cree que el español peca de aspavientos y exagera a raíz de unas declaraciones que considera no se extralimitaron. Que por “un problema personal dinamitar la relación entre dos países”. En el evento ‘Viva 24′ de Vox, pronunció: “Qué calaña de gente atornillada al poder. Aún cuando tenga la mujer corrupta, se ensucia y se toma cinco días para pensarlo”. En unas horas, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, compareció para exigir una rectificación.

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Quien ha sido atacado, insiste, es él. “Hace poco más de un mes vienen agrediéndome sistemáticamente”, denuncia, recordando el episodio con Óscar Puente, cuando el titular de Transportes deslizó que el presidente argentino consumiría según qué sustancias. “Yo le contesté y se comieron un tortazo enorme y quedaron malparados”. Destaca que Puente se disculpó, pero no Sánchez, al que acusa de “una cobardía feroz” y que no llegó a felicitarle por su victoria en las urnas.

El líder de la Libertad Avanza parece cerrar aquí la controversia para proseguir. En junio regresa a España. Entretanto, el Gobierno de España llamó a consultas a su embajadora en Buenos Aires, María Jesús Alonso, y convocó al embajador argentino en Madrid, Roberto Bosch. Sigue exigiendo unas “disculpas públicas” para no tener que pasar a mayores. “Cuando tenemos que actuar, actuamos”, sostuvo hace unas horas Albares en tono serio.