Este viernes se ha conocido el fallecimiento de Roberta Marrero, poeta, DJ y actriz nacida en Gran Canaria, a la edad de 52 años. El anuncio lo ha realizado su amiga Inés Plasencia, quien había escrito, entre otras cosas, el prólogo del último libro de la autora, Derecho a cita.
El comunicado expresaba lo siguiente: “Sin palabras pero con la necesidad de contaros, desde nuestro máximo respeto y amor, y sobre todo desde nuestro dolor, que hoy, 17 de mayo de 2024, Roberta Marrero ha decidido marcharse”. El mensaje venía firmado también por Víctor Mora, escritor y conocido de la difunta, y terminaba diciendo que estarían “aquí más tristes y aburridas, pero en el limbo de las poetas ya brilla una nueva super estrella. Toda la luz del mundo”.
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El legado de una poeta única
Roberta Marrero se había convertido en un verdadero icono de la cultura travesti, en especial por su libro El bebé verde, una autobiografía ilustrada en la que cuenta la historia de “una niña que nace en el cuerpo de un niño”, así como de todo el proceso de “autodescubrimiento” que ello conllevó para alcanzar “la afirmación de su propia identidad”. También desde otros géneros como la poesía había abordado estos temas, como en el poemario Todo era por ser fuego. “Me gusta la poesía porque es como un trueno en un cielo negro”, afirmó en una conferencia en la isla de Tenerife en 2022, “aporta una luz eléctrica a la oscuridad, habla de algo de forma concreta y concisa, es una revelación fugaz y certera”. Así lo expresaba también en algunos de sus versos:
“Nací criminal
Lo criminal es bello
Nací marginada
Lo marginal es bello
Nací paria
Lo paria es bello
A mí y a mis hermanas nos metían en prisión
Aun así florecimos en los patios de las cárceles
Brillábamos como estrellas reflejadas en charcos sucios
Si fuera vosotros me moriría de la vergüenza
No soportaría la carga histórica”.
Ese mismo descubrimiento fue el que buscó y trató de transmitir, muchas veces, en las imágenes que creaba, con libros ilustrados como Dictadores o We Can Be Heroes: Una celebración de la cultura LGTBQ+, que es a su vez un manifiesto sobre la relevancia del colectivo en la cultura más reciente. Otra de sus imágenes que quedará en el recuerdo será la portada que diseñó para el libro La mala costumbre, de Alana S. Portero.
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También ahondó en el mundo de la música. Durante muchos años fue conocida por su labor como DJ, y más adelante sacó su propio disco titulado Claroscuro en 2007, un trabajo en el que mezclaba distintas influencias y, de alguna manera, devolvía al mundo lo que ella sintió cuando vio a Boy George de Culture Club en televisión: “Ese día fue una revelación”, confesó en El Bebé Verde, “había hombres que se maquillaban y se vestían de modo femenino”, una imagen que le ayudaría a aceptar la percepción de sí misma y la forma que tendría de mostrarse a los demás.
Sus últimas palabras
Por último, Víctor e Inés quisieron también compartir con el mundo la nota de despedida que su amiga Roberta había dejado antes de su suicidio: “Pedro Lemebel decía: ‘yo no tengo amigas, tengo amores’, Roberta Marrero ha dejado escrito: ‘I love you all’ (os quiero a todos)”.