El crimen de los Galindo forma parte de la crónica negra de nuestro país y se remonta al verano de 1975. Todo ocurrió en el Cortijo de Los Galindos, en la provincia de Sevilla, propiedad de María de las Mercedes Delgado y Durán y Gonzalo Fernández de Córdova y Topete, marqués de Valparaíso y de Grañina y militar de formación.
La propiedad, de unas 400 hectáreas se dedicaba al cultivo de trigo y de girasol, aunque también tenía una pequeña explotación de olivos.
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Un crimen que ha dado lugar a muchas especulaciones
El 22 de julio de 1975, se encontraron los cuerpos sin vida de cinco personas: del capataz de la finca, Manuel Zapata, de su mujer, Juana Martín Macías, de los tractoristas Ramón Parrilla y José González, así como la esposa de este último, Asunción Peralta.
Tras la autopsia se descubrió que algunos fueron asesinados a golpes, otros por disparos de una escopeta y algunos fueron incluso quemados.
Este terrible suceso, que se cerró sin encontrar a ningún sospechoso, ya había sido objeto de diversos libros de investigación y se ha llevado varias veces a la ficción. En 1976, un año después de la tragedia, se publicó Orgía de sangre, de Francisco Pérez Abellán y en 1999, apareció El crimen de los Galindo: Reportaje sobre uno de los sucesos de la España Negra más sobrecogedores y enigmáticos, de Francisco Gil Chaparro.
Desde el terreno de la ficción, Alfonso Grosso fue finalista del Premio Planeta con Los invitados (1979), que sería más tarde adaptada al cine, dirigida por Víctor Barrera y protagonizada por Amparo Muñoz, Lola Flores, Pedro Reyes y Pablo Carbonell.
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Ahora, este suceso tiene una nueva vida gracias a la serie de Telecinco El Marqués, en la que encontramos a Víctor Clavijo, José Pastor, Paco Tous y Juan Fernández en el reparto.
Un libro que apunta a los verdaderos culpables
Por esa razón, también se ha recuperado el volumen El crimen de los Galindo: toda la verdad, escrito por Juan Mateo Fernández de Córdova, precisamente el hijo de los marqueses de Grañina y dueños del Cortijo de los Galindos.
El empresario, comenzó a investigar el caso que tan de cerca había tocado a su familia para intentar resolver algunas de las preguntas que habían permanecido sin respuesta a lo largo de 45 años. ¿Cuál fue el móvil de los asesinatos? ¿Qué ocurrió aquel fatídico día en el que se asesinaron a cinco personas?
El autor intenta adentrarse en este misterio que ha dado pie a todo un cúmulo de teorías disparatadas que terminó convirtiéndose en un rompecabezas irresoluble. Se obsesionó con los acontecimientos y, lejos de dejarlos atrás, se embarcó en una tarea doble: por una parte, demostrar la inocencia de todos los asesinados, sobre los que durante un tiempo recayó la culpa y, por otra, desenmascarar a los verdaderos culpables.
Poco a poco fue encajando las piezas, sobre todo, a partir de que su madre le dijera algo que desmontaba todo lo que hasta el momento se sabía, sobre todo, el móvil pasional. En el libro se afirma que todo fue fruto de una mala casualidad, porque estaban intentando sobornar al capataz para que no hablara sobre algo que estaba pasando en la cooperativa de aceitunas de Utrera y que tenía que ver con una estafa. Zapata quería que aquello saliera a la luz, y alguien quiso darle una paliza, que terminó en asesinato. Al final, todo se desparramó y terminó en tragedia. En el libro se asegura también que su padre, el Marqués, de alguna manera estuvo involucrado.