Muchos usuarios utilizan las redes sociales para compartir su día a día como si fuera un diario. La rutina de una persona variará mucho de unas a otras, pero si hay algo que desde luego la marca, es su salud. Esto es lo que le ha ocurrido a Andrea Díaz-Flores (@andreadfk), que en TikTok comparte su vida con cáncer de mama, y especialmente de su tratamiento.
Tal y como ha informado en sus publicaciones, Andrea está en estadio IV, la etapa más avanzada del cáncer, en la que además la actividad tumoral ya se ha extendido a otras partes del cuerpo. Sin embargo, ya se ha sometido a distintos tratamientos, incluso en distintos países.
En un vídeo publicado a principios de año, la usuaria, que acumula casi 25.000 seguidores en la aplicación china, aprovechó para explicar a sus seguidores su experiencia tratándose de esta enfermedad en distintos países. En concreto Estados Unidos, Canadá y España. Aunque Andrea reconoce que “no hay un sitio perfecto” para tratarse de cáncer porque “todos tienen sus cosas buenas y sus cosas malas”, España ha resultado ser el que mejor impresión le está causando.
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La usuaria valoró España como la mejor sanidad en función de su experiencia
Andrea explica que en Canadá, inicialmente recibió atención médica que describe como “horrorosa”. Su primera oncóloga es considerada por otros profesionales como la responsable de que su pronóstico sea ahora grave, con la enfermedad diseminada por todo su esqueleto.
Según cuenta Andrea, la atención fue deficiente, y en Canadá “no tienen máquinas, no tienen los aparatos que tienen que tener”. Indicó que había una demora de entre tres y cuatro meses para obtener una cita para un PET (Tomografía por Emisión de Positrones) a través del sistema público. Para evitar tanta espera, Andrea decidió costearse la prueba de forma privada, pues afortunadamente podía permitírselo. En Vancouver, donde se trataba, solo había dos máquinas PET disponibles.
Tiempo después, cambió de oncóloga en Canadá, y una segunda profesional le manifestó su sorpresa sobre el manejo del caso por parte de la anterior profesional que la había atendido. “No se pueden mojar las manos porque entre ellos se protegen”, menciona Andrea. En resumen, calificó su experiencia con el sistema de salud canadiense como “caca pura”.
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Posteriormente, Andrea viajó a Arizona, en Estados Unidos, donde se trató en una clínica de Medicina integrativa privada. Ahí su experiencia cambió y aseguró que la atención fue sobresaliente. “Me trataban muy bien, me atendían muy bien, eran súper cariñosos y todos me conocían por mi nombre”, cuenta Andrea. No obstante, reconoció el alto costo de los tratamientos: “Lo pagas todo. Lo que me dejé ahí no tiene nombre.”.
Ahora, en España, Andrea ha tenido sus primeras consultas y pruebas médicas con la Seguridad Social. A pesar de haber recibido algunas noticias preocupantes, afirma que los médicos son profesionales: “Eso no significa que sean malos médicos”. En comparación con Canadá, resaltó la rapidez de las pruebas: “A los dos días ya me estaban haciendo un escáner para PET”.
Andrea también destaca que no querían administrarle una medicación sin antes realizar todas las pruebas necesarias, las cuales fue capaz de recibir dentro del sistema de salud pública española. “Aunque todo el mundo se queje de la Seguridad Social, yo de momento no me puedo quejar porque fue llegar y enseguida me atendieron y me hicieron las pruebas”, confiesa. Después de comparar su experiencia en tres sistemas de salud distintos, Andrea concluye que prefiere el sistema español: “De las tres me quedo con la española”.