Eurovisión 2024 ha sido una de las ediciones más polémicas de la historia del certamen. Aunque la victoria de Suiza disipó por un momento la sombra de la politización, lo cierto es que los acontecimientos posteriores a la final del pasado sábado 11 de mayo no han logrado calmar las aguas de un festival que atraviesa una importante crisis reputacional.
La semana eurovisiva en Malmö estuvo marcada por las protestas por la participación de Israel, las quejas de varias delegaciones por el presunto trato de favor de la Unión Europea de Radiodifusión a la delegación israelí o la expulsión del representante de Países Bajos, Joost Klein, apenas unas horas antes de la final.
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Sin embargo, en los días posteriores a la gala se han seguido conociendo detalles de lo que se vivió en el Malmö Arena, donde algunos países llegaron a amenazar con retirarse del certamen. De hecho, varias televisiones y artistas participantes han hecho reveladoras declaraciones que dejan en evidencia a la UER, mientras que la organización sigue tratando de salir al paso y ahora la televisión pública israelí, KAN, denuncia también haber recibido “odio” por parte de otras delegaciones.
16 delegaciones se quejaron
Según ha desvelado la cadena noruega TV2, 16 de las 37 delegaciones participantes en Eurovisión 2024 solicitaron “reuniones de crisis” con la UER para transmitirles sus quejas por la tensión que se estaba viviendo a lo largo del desarrollo del concurso.
“Entre bastidores, los participantes se sintieron inseguros, traumatizados y consideraron retirarse”, agrega el citado medio, que asegura que el origen de ese malestar tenía que ver con “la participación de Israel o el trato que se le dio a Joost Klein”.
Entretanto, la cadena pública neerlandesa AVOTROS ha desvelado que la delegación de Países Bajos fue una de las que advirtió a la UER del clima irrespirable que había en el certamen antes del acontecimiento que desembocó en la expulsión de su representante. Y es que el artista empujó a una fotógrafa del equipo de producción que insistía en grabarle pese a que él había expresado su desacuerdo, según defiende la corporación.
Por su parte, los representantes de Noruega también han confirmado al medio Aftenposten que estuvieron a punto de retirarse del concurso. “Fue bastante real que pensáramos en retirarnos en el último segundo”, ha expresado el guitarrista de Gåte, Magnus Børmark.
Según denuncia el artista, en Malmö “pasaron muchas cosas que no estaban bien”. Y agrega que “parecía que algunas reglas se aplicaban a algunos, mientras que otros escapaban”, citando como ejemplos la expulsión de Joost y la participación de Israel, país al que acusa de haber “violado las reglas” del certamen.
Por su parte, el jefe de la delegación noruega, Stig Karlsen, ha declarado a Wiwibloggs que “la reputación de Eurovisión se ha visto significativamente dañada este año” y señala directamente a la organización: “La UER debe dejar de culpar a las delegaciones y a los artistas por los escándalos que rodearon a Eurovisión 2024 y reconocer el problema central. Necesitan ser más humildes y asumir la responsabilidad del daño causado”, sentencia.
¿Televoto fraudulento?
Otro de los frentes abiertos en la 68ª edición del Festival de Eurovisión es la sombra del fraude que planea sobre el televoto. Israel fue el segundo país más votado por el público y ahora el Gobierno israelí ha reconocido haber financiado una campaña para pedir el voto a la representante hebrea, Eden Golan, un acto que iría contra las normas del concurso.
Así lo ha admitido David Saranga, director en funciones de la diplomacia pública del Ministerio de Asuntos Exteriores, que reconoce que desde el organismo se intervino “para fomentar el voto” por parte del público simpatizante con Israel. Así, se crearon varios vídeos en los que la abanderada israelí pedía el voto en varios idiomas y se hizo un minucioso estudio del público para su difusión, analizando “los patrones de votación de los países en el pasado y el interés que esos países mostraron en la canción Hurricane”, según el medio israelí Ynet.
Tras conocerse estos hechos, la corporación eslovena RTVSLO ha pedido explicaciones a la UER, a la que ha solicitado “datos sobre las votaciones de los espectadores eslovenos, no solo el número de votos, sino también datos exactos sobre cómo votó el público esloveno”. Y es que la cadena pública reconoce que “el resultado total plantea algunas dudas, especialmente por el gran número de nuevos votantes en línea”.
Además, la televisión de Eslovenia también ha solicitado más detalles sobre otros asuntos como la expulsión de Países Bajos, el uso de “medios técnicos para reemplazar sonido de lo que estaba sucediendo en la sala” durante la actuación de Israel, la prohibición de la bandera de la UE o la posible influencia del patrocinador del concurso, la compañía israelí Moroccanoil.
La KAN denuncia un “odio sin precedentes”
Por su parte, la cadena israelí KAN ha denunciado que su delegación ha sufrido una “muestra de odio sin precedentes” durante su participación en Eurovisión. Según ha trasladado un portavoz de la televisión pública a la BBC, la delegación israelí se enfrentó a “una inmensa presión y una muestra de odio sin precedentes, en particular de otras delegaciones y artistas, pública y colectivamente, únicamente por el simple hecho de que somos israelíes y que estábamos allí”.
Esta fuente defiende que la delegación “mantuvo un enfoque digno y respetuoso hacia los artistas y otras delegaciones, esforzándose por fomentar la unidad en torno a la música y respetando las reglas de la competencia, a diferencia de otras delegaciones”.
Finalmente, la KAN celebra que “a pesar de los desafíos imposibles, Eden Golan manejó la tarea admirablemente, ganándose el respeto” y asegura que “los puntos recibidos de la audiencia europea hablan por sí solos”.