De Máxima de Holanda se dice que es la reina de la eterna sonrisa, pues salvo contadas excepciones se muestra alegre, cercana y dispuesta a soltar una carcajada. Esta forma de ser tan abierta es, de hecho, uno de sus mayores atractivos y es que le ha permitido conectar de una forma más cercana con los ciudadanos de los Países Bajos, que al principio recelaban un poco de la extranjera que había conquistado el corazón de su príncipe. A base de esfuerzo y dedicación, terminó calando y hoy día es una figura muy querida.
Pero no siempre ha sido un camino fácil para Máxima, pues como todo el mundo ha tenido que lidiar con pérdidas que marcaron el resto de su vida. Concretamente, dos. La primera fue la de su padre, Jorge Zorreguieta.
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Antes de darle el último adiós, en el año 2017, Máxima se vio en la obligación de prescindir de él en uno de los días más importantes de su vida, el de su boda, celebrada en febrero de 2002. El motivo fue su pasado militar y es que Jorge fue funcionario en la dictadura militar de Jorge Rafael Videla, entre 1976 y 1981. Un cargo muy polémico por el que el Parlamento holandés decidió, meses antes del enlace, que no podía ser invitado.
Si bien en un primer momento el argentino no entendió que no pudiera ver a su hija casarse, su mujer, María del Carmen Cerruti, le convenció, tal y como desveló la prensa del país americano en aquel momento. Para anunciar su decisión envió un escueto fax: “Si mi presencia en tal ceremonia causara problemas políticos que afectaran el porvenir de mi hija y su futuro esposo, estaría dispuesto a ausentarme de ese evento”. Los padres de Máxima vieron la boda desde un hotel de Londres.
Pese a esta sonada ausencia, Máxima siguió unida a su padre y estuvo a su lado en sus últimos momentos. Jorge falleció en agosto de 2017 como consecuencia de un “linfoma complicado con una infección respiratoria”, según el comunicado oficial. Su hija había viajado previamente hasta Buenos Aires para visitarlo y estar cerca de él.
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El suicidio de su hermana
Este dolor no fue nada comparado con el que vivió el 6 de junio de 2018. Máxima recibió la peor de las noticias, su hermana Inés Zorreguieta, madrina de su hija Ariane, se había quitado la vida a los 33 años en su domicilio en Buenos Aires tras una larga temporada padeciendo una fuerte depresión.
Desde la casa real neerlandesa se informó entonces de que la esposa del rey Guillermo se encontraba “conmocionada y desolada”. Días después, ella misma se dirigió a los medios durante su visita a un hospital para hablar sobre la trágica muerte de su hermana: “Mi querida y talentosa hermana menor Inés también estaba enferma”, dijo, asegurando que “no conseguía encontrar la felicidad ni recuperarse”.