A las trabajadoras de la escuela infantil El Señor Don Gato, ubicada en el distrito madrileño de Vicálvaro, se les está acabando la paciencia. Todo empezó en agosto del año pasado, cuando se vieron afectadas por un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo), y a partir de diciembre llegaron los retrasos en las nóminas, hasta que en marzo solo les pagaron el 40% de su “ya precario salario”, unos 500 euros. En abril no cobraron y temen que este mes ocurra lo mismo. La mayoría de la plantilla está formada por mujeres con hijos e hipotecas a cargo, por lo que su situación, aseguran, “es crítica”.
“No podemos seguir así, estamos con el agua al cuello. Ya hay gente que ha tenido que ir a Cáritas para poder comer y al final ni la empresa ni la Comunidad de Madrid nos dan una solución”, dicen las profesoras en conversación con Infobae España, que también denuncian la falta de empleados que cubra las bajas de una plantilla “al límite”. “La hipoteca no puede esperar, tenemos que pagar cada mes”, añaden preocupadas. Fue en 2021 cuando la empresa Atreyu Blota Carto se hizo cargo de la gestión indirecta de esta escuela infantil que depende de la Comunidad de Madrid, compañía que gestiona otros 11 centros en la región y también sus trabajadores han sufrido retrasos en el pago de las nóminas en los últimos meses.
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“La empresa nos dice que tiene pérdidas, que lo que les da la Comunidad de Madrid más lo que pagan los padres no alcanza para poder gestionar la escuela. No nos dan más explicaciones. Solo tenemos un escueto comunicado donde nos han dicho que van a presentar un concurso de acreedores, pero no explican ni cómo es el proceso ni qué va a pasar con nuestras nóminas, lamentan las trabajadoras de El Señor Don Gato, que prefieren ocultar su identidad y aseguran sentirse “totalmente abandonadas”. Este periódico ha tratado de ponerse en contacto con la empresa, pero hasta el momento de la publicación de este artículo no ha recibido respuesta.
La situación no solo es “insostenible a nivel económico” para la plantilla, sino también personal, porque les está provocando problemas de salud como ansiedad y estrés. Además, si alguna trabajadora sufre una baja laboral, esa plaza no se cubre, por lo que muchas veces se encuentran “solas en el aula todo el día atendiendo en ocasiones hasta a 20 alumnos por clase” e incluso las profesoras en ocasiones tienen que realizar labores de limpieza porque tampoco se cubren las bajas de esas empleadas. Conscientes de que también en el resto de escuelas gestionadas por Atreyu Blota Carto las plantillas están sufriendo retrasos en el pago de sus nóminas, aseguran que su situación “es la peor de todas”, ya que ni siquiera el mes pasado cobraron el 40% del salario.
Desde la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid que lidera Emilio Viciana se limitan a señalar que “están al corriente del pago con la empresa concesionaria de esta escuela infantil” y, en cuanto al pago de los trabajadores, indican que es la empresa “la que tiene que hacerse cargo”. “En el caso de que la empresa concesionaria entre en concurso de acreedores y deje de prestar el servicio, la Consejería de Educación se ocupará de sustituirla para que los alumnos continúen en el centro con normalidad”, explican.
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“Un maltrato a las escuelas públicas”
Desde la oposición, sin embargo, consideran “absolutamente inaceptable” que haya trabajadoras sin cobrar en las escuelas infantiles públicas. “Son trabajadoras que siguen haciendo su labor pero que no pueden hacer frente a su hipoteca, su alquiler y a sus gastos familiares mientras la Comunidad de Madrid mira hacia otro lado y es incapaz de garantizar que las educadoras de sus escuelas cobren por su trabajo”, sostiene María Pastor, diputada de Educación de Más Madrid.
La situación de la escuela infantil El Señor Don Gato, añade la diputada, es un “ejemplo claro del maltrato del PP a las escuelas infantiles públicas”, ya que, asegura, “privatiza su gestión licitando a la baja, permite peores condiciones para trabajadoras y bebés y luego es incapaz de garantizar que las empresas cumplan sus obligaciones, también en el pago a las trabajadoras”.
Por último, las profesoras de este centro recuerdan que la etapa comprendida entre los 0 y 3 años es uno de los momentos evolutivos más importantes, pues todos los cambios que experimentan los niños y niñas a esa edad son cruciales para su desenvolvimiento posterior. Por ello insisten en que no solo reclaman “unas condiciones dignas” para la plantilla, sino también para el alumnado.