Carles Puigdemont, en su valoración de los resultados la noche del 12-M. (Reuters/Bruna Casas) La ley de amnistía sigue su curso. Esto pese a que el Senado aprobó este martes el veto del PP a la proposición, porque era parte del guión. Ahora la norma regresa al Congreso de los Diputados, donde los conservadores no gozan de mayoría -ni está Javier Lambán, expedientado por el PSOE-, para el visto bueno definitivo. Esto responde ya a la primera de las grandes preguntas, lo que no quiere decir que esté todo dicho, al menos en lo que respecta al gran beneficiado por la medida de gracia, que no es otro que Carles Puigdemont.
El líder de Junts, desde el domingo primera fuerza independentista en Cataluña, anunció el lunes su intención de presentar su candidatura a la investidura como presidente de la Generalitat. Lo hace sabedor de que no tiene opciones, ya que exigiría en último término de la abstención del PSC, claro ganador de las elecciones. El separatismo ya no es mayoritario, pero Puigdemont gana tiempo para exhibir fuerza tras haber desbancado a ERC -Pere Aragonès dejará la política en consecuencia- y un retorno que tanto le ha costado lograr.
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Asegura el huido que estará presente en ese debate de investidura, esté o no en vigor la amnistía, como aseguró que se apartará de la primera línea política si fracasa en ese intento, algo probable. ¿Qué debería ocurrir para que fuera president? Antes que la abstención del PSC, necesitaría el apoyo tanto de ERC como de Aliança Catalana. Una segunda opción es que se repitieran las elecciones, algo que tanto en su comparecencia del domingo por la noche como en la del lunes por la mañana insistió que no desea y pretende evitar a toda costa.
El PP veta la amnistía en el Senado y la devuelve al Congreso ¿Podrá volver Puigdemont a España? Podrá. ¿Lo hará con la ley de amnistía en vigor, es decir sin la certeza de que será detenido al poner un pie en nuestro país? Es la duda, pero la complejidad del resultado del 12 de mayo, si no para recuperar el poder del que fue apartado en 2017 tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, sí le favorece con los plazos. Las negociaciones serán largas e intrincadas, por lo que lo previsible es que los plazos se apuren. Hay que contar además con la transición en ERC, con Oriol Junqueras apuntando a relevo de Aragonès.
En unas semanas, Puigdemont quedará libre de responsabilidades por el procés, las mismas por las que vivía en Bélgica y ahora en el sur de Francia para no tener que dar la cara ante la Justicia. Será el 30 de mayo cuando el Congreso apruebe la amnistía. A partir de ese momento, los jueces tiene dos meses para aplicarla y archivar los procedimientos relacionados con el procés. Los tribunales pueden presentar una cuestión prejudicial al Tribunal de la Unión Europea (TJUE), pero esto no detendrá la aplicación, como tampoco los recursos ante el Tribunal Constitucional, que exige meses para pronunciarse.
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Será cuestión de días. El acuerdo Junts-PSOE sigue en marcha. Puigdemont será detenido si regresa antes de que la amnistía entre en vigor, pero sabedor de su favorable destino. Si la amnistía está en vigor podrá debatir y votar en el Parlament su presumible investidura fallida. Su acta de diputado no corre peligro ya que no se exige la presencialidad para recogerla. De modo que para Puigdemont el mejor de los escenarios es protagonizar esa sesión y ejercer de oposición cuatro años, lo que significaría que Salvador Illa es president y no ha habido repetición electoral.