“Este planeta desafía todas las teorías actuales de formación planetaria”. Así ha explicado el investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) Francisco J. Pozuelos lo extraordinario del descubrimiento del denominado WASP-193b, un nuevo planeta que si bien es 50 veces más grande que Júpiter, el gigante de nuestro sistema solar, sólo posee una décima parte de su densidad, lo que lo vuelve tan etéreo como el algodón de azúcar. La investigación internacional, que ha sido coliderada por Pozuelos, ha sido publicada este martes en la revista Nature Astronomy.
El nivel de ligereza convierte a WASP-193b en una anomalía entre los más de cinco mil exoplanetas descubiertos hasta la fecha, siendo el segundo más ligero después de Kepler 51d. La rareza de este tipo de planetas gigantes ultraligeros, a menudo referidos como “Júpiter hinchados” o “esponjosos”, radica en su esquiva naturaleza. A pesar de que la comunidad científica tiene conocimiento de ellos desde hace 15 años, aún representan un profundo misterio en cuanto a su formación y evolución.
Te puede interesar: Científicos españoles trabajan en una innovadora protección contra la radiación extraterrestre para los satélites europeos
“Este tipo de planetas gigantes extremadamente ligeros son muy raros de encontrar”, ha afirmado Julien de Wit, coautor del estudio y profesor adjunto del Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). “La razón por la que se asemeja al algodón de azúcar es porque ambos son prácticamente aire. El planeta es básicamente súper esponjoso”, ha explicado de Wit.
El descubrimiento de WASP-193b fue posible gracias a la iniciativa WASP (Wide Angle Search for Planets), que opera observatorios robóticos en ambos hemisferios del planeta. Las observaciones realizadas entre 2006 y 2012 revelaron disminuciones periódicas en el brillo de WASP-193, indicativas del paso de un “súper Júpiter” frente a la estrella cada 6,25 días.
Cuatro años de investigación
Para determinar la masa y densidad del planeta, el equipo se ha empleado el método de las velocidades radiales, que permite analizar las oscilaciones en el movimiento de la estrella debido a la atracción gravitatoria del planeta. Los espectrógrafos Harps y Coralie, situados en el observatorio de La Silla, en Chile, fueron fundamentales para este propósito. Sin embargo, lo que sorprendió a los científicos fue la mínima atracción detectable ejercida por el planeta sobre su estrella, pese a su enorme tamaño.
“Nos llevó casi cuatro años recopilar todos los datos necesarios para obtener la masa de WASP-193b”, ha detallado Khalid Barkaoui, colíder del estudio junto con Pozuelos. La densidad resultante fue tan inusualmente baja que obligó al equipo a repetir el análisis varias veces con diferentes metodologías para corroborar la precisión de los datos.
Te puede interesar: Las Fuerzas Armadas contarán con un nuevo satélite a partir de noviembre: “En EEUU no han visto nunca nada semejante a los Spainsat NG”
“Al principio, las densidades que obteníamos eran tan extraordinariamente bajas que nos costaba creerlas”, comenta Pozuelos. “Por ello, repetimos el proceso completo de análisis de datos varias veces, empleando diferentes códigos y metodologías, para asegurarnos de que era la densidad real del planeta, por muy inusual que pareciera”.
WASP-193b presenta una masa de aproximadamente 0,14 veces la de Júpiter y una densidad de 0,059 gramos por centímetro cúbico. Este descubrimiento plantea la posibilidad de que el planeta posea una atmósfera compuesta principalmente de hidrógeno y helio, extendiéndose varias decenas de miles de kilómetros más allá de lo observado en Júpiter.
“De los pocos planetas ultraligeros conocidos, este el mejor candidato para ser estudiado por el telescopio espacial James Webb”, ha asegurado Pozuelos, quien ha remarcado la necesidad de continuar con investigaciones detalladas que permitan entender el “gran misterio” que representa la formación de un planeta tan extraordinariamente ligero.