Fue uno de los sucesos más mediáticos de la historia de Galicia y del país. La sentencia dictaminó que el asesinato de Asunta, de 12 años, en el año 2013, fue a manos de sus padres, Alfonso Basterra y Rosario Porto, que estaban separados, pero idearon y ejecutaron el asesinato de su hija en conjunto.
Ahora el caso ha vuelto a estar en boca de todos después de que el Netflix estrenara el pasado 26 de abril El Caso Asunta, que trae de vuelta a la actualidad lo hechos que ocurrieron a partir del 21 de septiembre de 2013, cuando se asesinó y posteriormente se encontró el cuerpo de la menor en una pista forestal del municipio de Teo. Protagonizada por Candela Peña y Tristán Ulloa, ambos se ponen en la piel de los padres adoptivos de la niña.
Ambos fueron sentenciados a 18 años de prisión en 2015, al ser considerados culpables de haber sedado y asfixiado a Asunta Basterra Porto en septiembre de 2013. Esta sentencia fue confirmada por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, desestimando los recursos de apelación presentados por los abogados de los condenados. Actualmente, Basterra sigue cumpliendo la pena, pero que Porto se quitó la vida en 2020 en su celda.
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Se culpaba así misma y a Basterra
Hace más de diez años, El Correo Gallego publicó una noticia trascendental para el avance de la investigación del caso Asunta, revelando las cartas intercambiadas entre Rosario Porto y Alfonso Basterra mientras ambos se encontraban en prisión preventiva, sin que aún se hubiera emitido una sentencia judicial sobre el caso. Esta exclusiva proporcionó evidencias clave que acercaron a los investigadores a la verdad detrás del lamentable suceso.
Ahora, el programa Y Ahora, Sonsoles ha publicado algunas partes de una de estas misivas, un escrito de cuatro página donde la abogada culpaba a su expareja de la situación. La carta fue escrita el 27 de octubre de 2013, cuando el juez todavía no había dictado sentencia y Rosario Porto señaló a su exmarido de ser el culpable de situarla. “Espero que tus emails llenos de fabulaciones e invenciones no nos den problemas. Al igual que a mi “afición” de matar moscas y mosquitos a almohadillazos”, escribió.
Porto, quien cumplía su condena hasta su suicidio en 2020, expresaba en estas cartas un profundo deseo de haber podido revertir el tiempo, subrayando su agonía y culpabilidad donde expresa que se siente ‘’terriblemente culpable’'. “Lo único que no está solucionado ni lo estará nunca es cómo voy a ser capaz de vivir con este dolor”, expresaba.
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Al mismo tiempo, las cartas detallan cómo Porto reprochó a Basterra por los correos electrónicos previos que le había enviado, sugiriendo que estos jugaban un rol en ponerlos bajo el foco de la investigación. A pesar de esto, se aprecia una sensación de apoyo mutuo y recuerdos compartidos cuando Porto le recuerda a Basterra “tratar de pensar en todo lo bueno que hicimos por ella”, subrayando el afecto perdurable a pesar de las circunstancias devastadoras.
Las comunicaciones entre la expareja también revelaban una profundidad en su relación previa a la tragedia, tocando aspectos de su vida compartida que, en retrospectiva, se veían teñidos de tristeza y lamentación. A través de sus palabras, Porto confiesa sentirse como si estuviera “en un manicomio”, una declaración que presagiaba su eventual destino en prisión.