El 10% más rico acumula el 53% de la riqueza, pero la desigualdad disminuye incluso con la pandemia

La distancia entre los más ricos y los más pobres se redujo de 2020 a 2022, según el Banco de España, aunque es mucho mayor que en 2008. Las rentas son las que más se igualan por el impulso del empleo

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Vista del interior de un
Vista del interior de un hotel de lujo en Madrid. (EFE/ David Fernández).

La riqueza de las familias se desplomó durante los peores años de la crisis financiera y de la crisis de deuda, pero un selecto grupo ganó terreno y lo ha consolidado. Tan solo un 10% de los hogares poseen más de la mitad de la riqueza nacional desde 2017, según el Banco de España, fenómeno que ha vuelto a confirmar la Encuesta Financiera de las Familias (EFF) de 2022 publicada este martes por la institución. En concreto, ese 10% ostenta el 52,7% de la riqueza neta total, 1,6 puntos menos que en 2020, cuando marcó su máximo del siglo, pero 8,3 puntos más que en 2008.

El peso de la riqueza del 5% y del 1% más pudiente también disminuye ligeramente respecto a 2020, aunque continúa en niveles elevados: el 39,3% y el 19,4%, respectivamente. Lo que ha sucedido entre 2020 y 2022 es un crecimiento algo superior de la riqueza media de las clases más bajas a pesar de la pandemia y de la crisis de la inflación, lo que ha permitido reducir la desigualdad y el peso de los más ricos. Aun así, la distancia entre las riquezas de las familias es muy superior a la de antes de la crisis financiera: la diferencia entre el 20% más pobre y el 20% más rico se situó en un 22% en 2022 frente al 8,7% de 2008.

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El boom inmobiliario y el tipo de activos que tiene cada estrato social explican en gran medida estos datos, que consolidan una élite con más de la mitad de la riqueza nacional. El 41,7% de la riqueza de las familias proviene de la vivienda principal en propiedad, por lo que el hundimiento de los precios tras la explosión de la burbuja inmobiliaria en 2008 ha provocado una depreciación de la vivienda usada de la mayoría de los hogares y una profunda caída de la riqueza neta mediana. Esta superó los 220.000 euros por hogar en 2008, pero solo llega a 147.700 euros en 2022. No obstante, ha crecido desde su mínimo de 2017 (131.300 euros) y un 3,7% respecto a 2020 (137.600).

El estallido de la crisis financiera afectó más a las clases menos pudientes, ya que la vivienda principal pierde peso relativo en favor de otras propiedades inmobiliarias y negocios a medida que aumenta la riqueza neta. La vivienda principal es el 68,8% de la riqueza del 20% con menos renta, frente al 38,3% del 10% con más renta. Aparte del menor valor de la vivienda usada, desde 2008 cada vez menos hogares tienen vivienda en propiedad, por lo que el peso de los activos financieros, las joyas u otras propiedades inmobiliarias, concentradas en las clases altas, ha aumentado sobre el total de la riqueza de los hogares.

La mejora, por tanto, entre 2020 y 2022 de la riqueza de los hogares menos pudientes no se debe a la vivienda, sino a que están menos endeudados. La deuda supuso un 9,3% del valor de los activos para los hogares en 2022, la cifra más baja desde 2005, y al restar los pasivos de los activos da como resultado un aumento de la riqueza.

“Lo que más ha sucedido es una reducción de las deudas, de los pasivos, para los hogares más pobres. Eso es lo que ha permitido cierta convergencia en el nivel de riqueza”, ha explicado durante la presentación de la encuesta Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística. Entre 2020 y 2022 la riqueza neta mediana del 25% menos rico se ha cuadriplicado hasta alcanzar los 4.000 euros en términos medios, mientras que la riqueza del 10% más rico ha caído un 2,5%, hasta 1.625.600 euros.

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Los niveles de riqueza anteriores a la crisis son difícilmente recuperables, en parte porque eran artificiales. “Estaban influenciados por precios sobrevalorados (...) no tendríamos por qué volver a esos niveles”, ha explicado Gavilán, a lo que ha añadido que la vía sostenible de aumentar la riqueza es mejorar la productividad y otros problemas estructurales de la economía española.

La otra parte por la que resulta complicado recuperar las cifras de 2008 se debe a los problemas para acumular riqueza que tienen los nuevos jóvenes. Los nacidos entre 1992-94 apenas habían acumulado 6.000 euros en términos medianos a los 28 años, según la EFF, frente a los 80.820 de los nacidos en 1974-76 cuando tenían la misma edad. De hecho, parte del desapalancamiento de los hogares se debe a que los jóvenes no están decidiendo comprarse una vivienda, es decir, a que el endeudamiento no se produce.

Recuperación de la renta y reducción de la desigualdad

La encuesta revela que también se ha producido una reducción de la desigualdad en la renta, pero se debe a motivos distintos. La renta mediana bruta (antes de impuestos y cotizaciones) referida a 2021 ha crecido un 1,1% respecto a 2019 y se sitúa por primera vez en los niveles de 2007. Aunque esta cifra no tiene en cuenta la inflación, denota un continuado crecimiento de las rentas incluso durante la crisis de la pandemia.

El Banco de España atribuye esto especialmente al aumento del empleo y de los salarios, además, ambos han seguido creciendo entre 2022 y 2023 y ya se habría recuperado el nivel de ingresos reales (poder adquisitivo) anterior a la pandemia y a la crisis de 2008 según la OCDE. El supervisor bancario español también señala que han influido medidas de apoyo gubernamentales como el IMV, las subidas del SMI y el bono social eléctrico.

Si esta renta bruta se ajusta por la composición de los hogares y por transferencias e impuestos, la desigualdad de rentas se encuentra a niveles de 2008. Esto se debe a una concentración mayor de los en los tramos medios, a los que cada vez llegan más personas que nacen en rentas bajas, según se desprende de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE. Las “bolsas de desigualdad”, como las denomina el Banco de España, giran ahora en gran medida en torno a las dificultades de acceso a la vivienda.

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