Tras las recientes elecciones en Cataluña, la región entra en un periodo postelectoral lleno de incertidumbres, marcado por la lucha por la presidencia del Parlament y la potencial investidura, que tienen como protagonistas a Salvador Illa y Carles Puigdemont. De acuerdo a las normas, el Parlament debe estar constituido dentro de los veinte días hábiles después de los comicios, fijando como fecha límite el 10 de junio, justo después de las elecciones europeas y considerando el día festivo del 20 de mayo en Cataluña.
Pere Aragonès, en su rol de presidente catalán en funciones, es el encargado de convocar la primera sesión donde la nueva cámara decidirá quiénes ocuparán la presidencia, las vicepresidencias y las secretarías de la Mesa del Parlament, elementos cruciales tanto para la organización de los debates parlamentarios como para la eventual investidura de un nuevo presidente para la Generalitat, puesto que el presidente del Parlament es quien propone a un candidato a la investidura basado en los apoyos políticos recabados, pudiendo incidir significativamente en la elección entre Illa o Puigdemont para el intento de acceso a la presidencia.
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Una vez constituido el pleno, el presidente de la cámara tiene un periodo de diez días hábiles para iniciar consultas entre los líderes de los partidos y proponer un candidato a la investidura. Los debates de investidura suelen programarse dentro de ese mismo marco de tiempo. Si se consumen esos plazos sin una decisión concreta, el debate podría tener lugar el 25 de junio.
Para ser investido, el candidato necesita la mayoría absoluta del pleno, o al menos 68 de los 135 diputados, en la primera votación. Si no lo logra, tiene una segunda oportunidad 48 horas después, donde le bastaría obtener la mayoría simple, o más votos a favor que en contra.
Si aun así el candidato no consigue los apoyos necesarios, se inicia una cuenta atrás de dos meses desde la primera votación fallida, periodo durante el cual pueden realizarse nuevos intentos de investidura. Este posible escenario de desacuerdo podría resultar en un verano de intensas negociaciones entre partidos para llegar a un acuerdo de investidura y evitar una segunda elección.
Repetición electoral
Sin embargo, si los vetos entre partidos llevan a un bloqueo total, Cataluña se enfrentaría a la convocatoria automática de nuevas elecciones por parte del presidente de la Generalitat en funciones, tras los dos meses desde la primera votación de investidura. De este modo, si los plazos se agotan sin llegar a un acuerdo, podríamos estar viendo una repetición electoral a mediados de octubre, después de transcurrir 47 días desde el fin del plazo de dos meses para investir a un nuevo presidente de la Generalitat, con una campaña electoral reducida por una semana.
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Este calendario postelectoral, lleno de fechas clave y procedimientos, define el entorno político catalán en los próximos meses, subrayando la importancia de las negociaciones partidistas y la posibilidad de un cambio en el liderazgo de la Generalitat.