Quizás Berlín haya tardado demasiado en levantar el veto a la venta de aviones de combate a Arabia Saudí. El bloqueo germano, que concluyó el pasado enero, impidió durante meses que la monarquía árabe pudiera concretar la compra de Eurofighter a la empresa británica BAE Systems, una de las tres compañías involucradas en la fabricación de la aeronave, junto a Airbus y la italiana Leonardo. Ahora, a pesar de que Alemania ha cedido a las presiones de sus socios -Reino Unido, Italia y España-, este multimillonario contrato corre serio riesgo ya que, cansada de esperar, Riad ha puesto el ojo en otras dos aeronaves: el F-15 estadounidense y, especialmente, el Rafale de origen francés, el mayor rival del caza europeo.
Si bien el coqueteo de Arabia Saudí con la empresa Dassault, fabricante del Rafale, era más que conocido, la sorpresa ha sido mayúscula después de que el Gobierno saudí anunciara que, de acuerdo al medio especializado Jane’s, planea abrir una licitación internacional para escoger el avión de combate a incorporar, procedimiento nada habitual en este país más acostumbrado a vincular sus adquisiciones militares a cuestiones políticas y diplomáticas. Esto, no obstante, podría jugar a favor del Eurofighter dado que la transacción debería así definirse más por razones técnicas que por las negociaciones que pudieran emprender los franceses, expertos en el arte de la diplomacia.
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Sin embargo, en un concurso de este tipo el resultado es impredecible y perder este jugoso contrato -teniendo en cuenta además que la compra de Riad, que ya posee una flota de 72 Eurofighter, ascendería a entre 48 y 54 aviones-, sería un varapalo para el consorcio del caza europeo, ávido de nuevas ventas para asegurar el futuro del avión de cara a las próximas décadas. Así lo advirtió, por ejemplo, Airbus semanas atrás, en el 30º aniversario del vuelo inaugural del Eurofighter, al señalar que precisa vender 100 nuevas aeronaves para impedir que, a partir de 2030, se pierdan la experiencia y capacidades adquiridas en las últimas tres décadas en sus plantas de Alemania y España.
Actualmente, los pedidos más importantes por cazas Eurofighter provienen, justamente, de Berlín y Madrid. La Luftwaffe -la fuerza aérea alemana- ha encargado a Airbus 38 cazas, en el marco del proyecto que ha denominado Quadriga, y que comenzará a recibir a partir del próximo año. Por su parte, el Ejército del Aire y del Espacio español ha solicitado 45 aviones en dos contratos distintos (programa Halcón I y II), con los que reemplazará a su flota de cazas F-18, repartidos en las bases de Canarias, Torrejón de Ardoz y Zaragoza. Las entregas de las primeras 20 unidades españolas iniciarán en 2026 y concluirán, al igual que las destinadas a Alemania, en 2030. A partir de ese año, según Airbus, todo son interrogantes.
Francia y el ‘FCAS’
Tras el chasco -Estados Unidos mediante- de la venta de submarinos a Australia, Francia no soportaría perder otro contrato multimillonario en manos de un aliado y, en caso de que el avión francés fuera derrotado a manos del Eurofighter, no sería raro que el Gobierno de Macron tomara alguna represalia, en especial con Alemania. En la actualidad, ambos países trabajan conjuntamente, aunque no sin fricciones, en varios programas de armamento, siendo los dos más importantes el diseño del futuro tanque europeo y el FCAS, el desarrollo del caza -en el que también está involucrado España- que sucederá a sus respectivas flotas de Rafale y Eurofighter a partir de 2040.
Francia ya se desligó, allá por los años 80, del desarrollo del Eurofighter para centrarse en el mencionado Rafale, un antecedente que sus socios siempre han temido que pudiera repetirse con el FCAS. De hecho, muchos vieron en el fin del bloqueo de Berlín a Arabia Saudí la moneda de cambio para que Londres aceptara el ingreso de Alemania, cansada de los encontronazos con el Elíseo, en el proyecto rival del FCAS -denominado GCAP- liderado por Reino Unido, Italia y Japón. Sin embargo, desde el Gobierno de Olaf Scholz aseguran, siempre que tienen ocasión, que están comprometidos con el proyecto FCAS.
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Características del Eurofighter
El caza europeo comenzó a diseñarse a principios de la década de los 80 del siglo pasado. Su vuelo inaugural tuvo lugar en 1994 y la primera unidad entró en servicio -en Alemania- en 2003. Aparte de los países miembros del consorcio, Arabia Saudí, Austria y Omán cuentan con una flota de Eurofighter a los que, próximamente, se sumarán también Kuwait y Catar, que en años recientes han cerrado acuerdos para adquirir la aeronave.
El Eurofighter es un caza polivalente que, según sus fabricantes, ofrece un alto nivel de flexibilidad y eficiencia. Su fuselaje está construido con materiales sigilosos con los últimos sensores, sistemas de control y armas que le otorgan una capacidad de combate óptima, tanto más allá del alcance visual como en el cuerpo a cuerpo. Sólo el 15% de la superficie de la aeronave es metálica, lo que permite una mayor protección contra sistemas basados en radar. Además, ofrece una maniobrabilidad a velocidades subsónicas para soportar la más amplia gama de escenarios de conflicto.
El avión de combate europeo posee sensores que le brindan al piloto un conocimiento situacional total. El radar de escaneo electrónico, por ejemplo, posibilita un campo de visión un 50% mayor que otros sistemas de su clase, mientras que el denominado sensor infrarrojo pirata permite la detección y seguimiento simultáneos de múltiples objetivos. Asimismo, el Eurofighter puede transportar una gran variedad de misiles aire-aire y aire-tierra.