El año pasado se publicó en nuestro país Escribir contra los hombres. H.P. Lovecraft. Cartas I (Aristas Martínez), un maravilloso volumen editado por el traductor y escritor Javier Calvo que recopilaba por primera vez en nuestro país la correspondencia del genio del horror a través de un impresionante trabajo bibliográfico que nos acercaba a su lado más humano, así como a sus preocupaciones cotidianas alrededor de la literatura.
Ahora, se publica una continuación que tiene entidad propia. Se trata del Diario de sueños. H.P. Lovecraft. Cartas II (Aristas Martínez) en la que Javier Calvo, de nuevo, se encarga de seleccionar todos los fragmentos dentro de esa correspondencia que tienen que ver con los sueños que el escritor le contaba a sus amigos y que, ¿será casualidad o no?, tenían mucho que ver con todo su imaginario, hasta el punto de que algunos de ellos tuvieron una importancia fundamental en algunos de sus relatos más célebres.
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Javier Calvo, un auténtico erudito en Lovecraft, llevaba mucho tiempo intentando encontrar una editorial que publicara todo este material, desde hace más de diez años, cuando quedaron libres los derechos de la obra del autor. Ya había tirado un poco la toalla cuando encontró a Aristas Martínez para embarcarse en un proyecto que se convertirá próximamente en una trilogía, con un volumen más.
Material onírico que resulta básico para los relatos de Lovecraft
Se trataba no solo de incluir la traducción de las cartas, sino de darles un contexto biográfico e histórico, para que cualquier lector se pudiera acercar a Lovecraft, tanto si lo conocía como si no. “Yo no quería hacer una edición crítica y académica como tal”, cuenta Javier Calvo a Infobae España. “Ya había hecho algo parecido con la prosa de William Blake y quise aplicar el mismo formato para que fuera más accesible”.
En efecto, cualquier lector con inquietudes se puede acercar a estos libros que resultan verdaderamente apasionantes, ya sean iniciados en la materia, o no. “Puede ser que este segundo tomo sea más ‘friki’, porque en el primero, al fin y al cabo se contaba la historia de un hombre encerrado en su mundo que era un ermitaño, un misántropo, pero creo que aquí nos muestra una faceta muy interesante de cómo su inconsciente revelaba parte de su prosa”.
¿Y qué nos encontramos en Diario de sueños? “Mi idea era enfocarlo como relatos autónomos, porque esos sueños, más bien, sus pesadillas, a nivel de inspiración y de narrativa tenían mucho que ver con su corpus literario”.
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En el prólogo escrito por Javier Calvo, se menciona la obsesión de Lovecraft por ser narrativo cuando, sin embargo, lo que recordamos de sus libros son las imágenes, que se quedan incrustadas para siempre en la memoria. “Yo creo que para él todo era cuestión de atmósfera a través del terror, pero poco a poco, a medida que se fue refinando y escribiendo de forma más compleja, le empezó a interesar más la estructura, la forma de articular la narración”, continúa Calvo.
La cuestión es que, estos pequeños fragmentos que se recogen en el Diario de sueños, configuran por sí mismos toda una iconografía que nos remite a su obra y sus obsesiones, solo que en formato de esencia destilada.
En ellos, por ejemplo, ya aparecen sus obsesión por las civilizaciones antiguas, la reencarnación, los viajes en el tiempo, el desdoblamiento y, por supuesto, la base de los seres monstruosos que constituirían parte del horror cósmico.
Y, aquí viene la gran cuestión que se plantea Calvo: qué fue antes, el huevo o la gallina o, lo que es lo mismo, tenía un mundo repleto de cosas reprimidas que se manifestaban en sus sueños y que generaron su narrativa o fue precisamente su interés por estas cuestiones lo que le hacía estar obsesionado con esto. “En cualquier caso, hay una especie de retroalimentación que me parece clara”.
Pionero de los gatos de Internet
Este delicioso libro termina con un apéndice no menos sorprendente: Las fabulosas aventuras de la Fraternidad Kappa Alpha Tau, en el que Lovecratf se adelantaba a la fiebre por Internet que despiertan los ‘gatetes’.
“Creo que fue pionero dentro de esa obsesión contemporánea”. Lo más loco es que, aunque ya había escrito historias de gatos, cuando ya creía que había fracasado en la vida y vivía en un estado de lo más precario, totalmente solo y enfermo, se dedicó a inventarse historias sobre los felinos de su vecindad.
“A mí era una cosa que siempre me ha fascinado. Cómo podía tener una vida tan sórdida y tan fundida, triste, y escribir historias sobre los gatos de su barrio. Ni siquiera tenía dinero para alimentar a uno”, continúa Calvo. “Pero, al mismo tiempo, me parece increíblemente tierno. Fue un escritor que hablo de la parte más oscura del ser humano y terminó escribiendo relatos sobre gatos, inventándose sus biografías. Es muy delirante, pero a mí me mola”.