Cuando el astrónomo polaco Nicolás Copérnico terminó de escribir Sobre las revoluciones de los orbes celestes, el libro en el que defendía que la Tierra no era el centro del Universo y que en realidad daba vueltas alrededor del Sol (que a su vez tampoco era el lugar más importante del cosmos), el propio científico, que además era clérigo, fue reticente a su publicación, por miedo a la reacción de la Iglesia y del resto de la sociedad. Finalmente se decidió a hacerlo, sólo unas semanas antes de su muerte, y eso cambió para siempre nuestra concepción del mundo... ¿o no? Ahora, un estudio de la Fundación BBVA revela que uno de cada cuatro españoles piensa todavía que el Sol gira alrededor de la Tierra. Un fracaso preocupante en conocimientos científicos básicos.
“La cultura científica –los valores, actitudes y conocimientos– es un componente intangible pero esencial de una sociedad avanzada con numerosos efectos en las esferas pública y privada”, dice la institución privada en su presentación del documento. “Desde esta óptica, la Fundación BBVA ha llevado a cabo un amplio estudio empírico de la cultura científica en 15 países europeos, incluyendo Alemania, Dinamarca, España, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal y Reino Unido, así como varios países del antiguo bloque del Este –Bulgaria, Eslovaquia, Estonia, Hungría, Polonia, República Checa y Rumania–, y también otras tres sociedades con perfiles diferenciales: Estados Unidos, Israel y Turquía”. El estudió, entre otras cosas, consistió en un test integrado por 11 conceptos básicos y realizado a muestras representativas de esos países.
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Los resultados muestran que algunos hechos fundamentales todavía son mal comprendidos o desconocidos por una parte no menor de la población. Por ejemplo, que el Sol no gira alrededor de la Tierra: el 28% de los españoles que participaron en la encuesta cree que esto es al revés. Además, un 25% piensa que la Tierra está en el centro del Universo; un 22% no sabe que el Universo comenzó con la explosión del Big Bang; un 40% opina que “los tomates comunes que comemos no tienen genes, mientras que los tomates obtenidos por la ingeniería genética, sí”; un 49% afirma erróneamente que “la luz que llega del Sol a la Tierra está hecha de un solo color: blanco”; y un 57% ignora para qué sirven los antibióticos y asegura que su función es “destruir los virus”.
“Son llamativas las bajas tasas de conocimiento que se dan en gran parte de las poblaciones encuestadas sobre dos cuestiones que aparecen de manera destacada y recurrente en los medios de comunicación y el debate público: la genética y especialmente las causas del cambio climático (únicamente un tercio de los europeos y estadounidenses y un 27% de los españoles saben que no ‘se produce por el agujero en la capa de ozono’)”, destaca el estudio.
España está por debajo de la media europea
Los resultados de la investigación muestran que Europa y Estados Unidos tienen un nivel similar en su cultura científica, con un promedio similar de respuestas correctas en el test (57% en Europa y 60% en Estados Unidos). Tampoco hay diferencias significativas entre hombres y mujeres.
Por su parte, España obtiene “unos resultados ligeramente por debajo de los del conjunto de los países europeos, con un segmento de conocimiento muy bajo-bajo del 24% frente al 21% en Europa y Estados Unidos y un porcentaje menor en el otro extremo, el del segmento de nivel alto de conocimiento, con un 14% en España frente al 19% en Estados Unidos y el 22% de media en Europa”, señala la Fundación BBVA.
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Santiago Ramón y Cajal, poco valorado
A la pregunta sobre “los científicos más importantes de toda la historia a nivel mundial”, el primer lugar es casi unánime: Einstein. A mucha distancia, le siguen Isaac Newton, Marie Curie, Thomas Alva Edison y Nikola Tesla.
En España, Santiago Ramón y Cajal no es demasiado reconocido y aparece mencionado solo por el 8% de los encuestados. Con ese mismo porcentaje figura la científica Margarita Salas.