Entre dos guerras, entre dos elecciones. El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, sitúa a Europa en una compleja posición este 2024. “De repente, los europeos nos hemos dado cuenta de que el que hayamos hecho la paz entre nosotros no quiere decir que la guerra haya desaparecido de la realidad”, explica en la presentación de su libro Europa entre dos guerras.
La invasión rusa de Ucrania primero y tras el ataque del 7 de octubre, el conflicto en Gaza, han producido un proceso de rearme en el Viejo Continente “no solo en el sentido de tener más armas físicas, sino de cierto rearme intelectual para que entendamos cómo es y cómo podemos hacerle frente”, afirma Borrell. En un libro que él mismo define como “ileíble” y “escrito a trozos”, su publicación rinde cuentas de su paso por las instituciones de Bruselas y realiza una valoración general del momento que enfrenta la UE.
La presentación, realizada la tarde del jueves en Madrid, tiene tono de despedida, pues este 2024 marca el fin de su mandato como Alto Representante tras dos años convulsos que han dejado una Europa de entreguerras, aunque estos conflictos se desarrollen fuera de sus fronteras.
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Entre sus páginas (algo desactualizadas, confiesa, pues su relato acaba en enero) quiere poder contestar a la pregunta: ¿Cómo hemos llegado y cómo podemos salir de aquí?
Cuando llegó al puesto en 2019 la seguridad y defensa estaban en un segundo plano y, sin embargo, ahora le ha tocado “no solo intentar coordinar las posiciones en política exterior de los 27 Estados miembros, que no es tarea fácil, sino además forjar una política común de seguridad y defensa”.
Entre dos guerras
El conflicto ruso y el israelí han provocado respuestas diferentes entre los Estados europeos. A pesar de las reticencias de países como Hungría, la ayuda al país del Este se ha mantenido de forma continua. En cambio, tras la respuesta israelí a los atentados del 7 de octubre, las posturas han estado más divididas. “18 votaron a favor del alto el fuego, dos en contra, los demás se abstuvieron. Y vamos a ver qué pasa este fin de semana cuando se vote que Palestina sea un un miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas. Imagino que nos dividiremos otra vez. En estas condiciones es muy difícil construir una política común”, ha explicado.
“¿Se puede hacer converger a los Estados miembros en la posición común? Lo veo difícil porque los próximos días algunos, entre ellos España, reconocerán el Estado palestino otros se mantendrán firmes en su posición de rechazo a esta decisión”, ha agregado.
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Así, Borrell ha asegurado que “estamos en una posición difícil” en la que se acusa a la Unión Europea de tener una “doble vara de medir”. “Cuando las Naciones Unidas vota 145 votos en contra de Rusia por la represión de Ucrania, aplaudimos y decimos muy bien, estamos en el buen lado de la historia. Pero cuando las Naciones Unidas votan por más de 150 a favor del alto el fuego, entonces no estamos en el buen lado de la historia y nosotros aparecemos divididos”.
Pero estos no son los únicos problemas geopolíticos que enfrentan los países de la UE. “No nos olvidemos de lo que pasa en África, Sudán, Etiopía, Somalia, Mozambique, el Sahel, donde Rusia está desembarcando. Y a nosotros se nos invita a que nos vayamos”. “Estamos perdiendo pie en África”, ha lamentado.
Europa y América: entre dos elecciones
Tras el problema geopolítico está el problema democrático. El futuro de Europa vendrá marcado por dos citas electorales: las europeas, entre el 6 y 9 de junio; y las estadounidenses, en las que las opciones de Donald Trump ostenta altas posibilidades de volver a la Casa Blanca. “Aunque no votemos, sus consecuencias nos van a afectar”, ha recordado.
Cuestiones como el autoritarismo, la subida de los populismos o de la extrema derecha no son algo ajeno a la UE, ha recordado Borrell, sino que s algo a lo que se enfrenta de forma interna. “Hay un problema interno de las democracias occidentales y su relación con las que no lo son”, ha afirmado. Un problema que se externaliza más allá de las fronteras europeas.
“El mundo es como es y ciertamente a los europeos nos falta comprensión del mundo. No estamos habituados a este mundo duro, agresivo, en donde el uso de la fuerza se ha impuesto”. Así, avisa de que la falta de “un sentido de urgencia” que hace que la UE no esté “a la altura de los desafíos” que enfrenta.