Su elegancia llena una sala prácticamente desmoronada en la que apenas hay un par de mesas y sillas preparadas para la entrevista en la que participa Infobae España junto con otros medios. Un saludo diplomático y manos a la obra. Vicky Krieps (Luxemburgo, 1983) no es una mujer de ostentosos gestos no verbales, pero tampoco los necesita para expresarse con contundencia e inteligencia. Visita Madrid para presentar Hasta el fin del mundo, la segunda película dirigida, producida y escrita por Viggo Mortensen que llega a los cines españoles este viernes.
En ella, Krieps continúa su camino predilecto de “personajes fuertes e independientes”, una decisión palpable en roles como El hilo invisible (2017), de Paul Thomas Anderson, o Corsage (2022). En este caso, la intérprete da vida a Vivienne Le Coudy, una mujer alejada de los convencionalismos de la época que se vale por sí misma y que no requiere de la intervención masculina para garantizar su supervivencia, una actitud vital que entronca con los perfiles poderosos del lugar en el que busca iniciar una vida junto a Holger Olsen (Mortensen). “Es importante ver a este tipo de personajes en el cine, porque su superpoder es, simplemente, su humanidad”, indica la actriz.
Te puede interesar: ‘Víctima imperfecta’, la película en la que la reparación prima a la justicia: “Puedes haber sido acosada y convertirte en el peor verdugo”
Para meterse en la piel de Vivienne, Krieps pensó “en las mujeres que construyen la sociedad”, pues cuando sólo había “hombres y prostitutas”, fueron éstas últimas las que, con su dinero, “empezaron a construir tiendas y escuelas porque tuvieron hijos” y así hasta dar con el molde de convivencia moderna basado en la construcción de las ciudades. La intérprete se identifica con esta mujer, pues al igual que ella, “yo tampoco estoy casada y también he hecho muchas cosas que iban en contra de lo que se suponía que tenía que hacer”, explica.
Mujeres de ahora, de antes y de siempre
Vicky Krieps tuvo que enfrentarse a la grabación de una escena en la que su personaje, Vivienne, es violado. El cine cuenta con una hemeroteca complicada en todo lo relativo al metraje relacionado con la violencia y la agresión sexual hacia los personajes femeninos (basta con recordar El último tango en París o Irreversible). “Mostramos la violación, pero no completamente, porque entonces yo hubiera estado en contra de hacerla”, dice sobre la complicada escena. “Si hay una cosa que odio es cuando son sensacionalistas o se muestran de una manera horrible e incluso sexy”, añade.
La intérprete admite que, para ella, rodar dicha parte de Hasta el fin del mundo no fue nada sencillo. “Por suerte, Viggo lo había abordado de la manera correcta”, una decisión que la tranquilizó. Cuando era pequeña, Krieps recuerda “gritarle a la televisión” cuando veía a alguna mujer siendo víctima de cualquier tipo de agresión. “’¿Pero qué estás haciendo? ¡Ponte de pie!’”, recuerda. Es consciente de que su educación libre y contemporánea no puede aplicarse a la cronología vital de mujeres como Vivienne. “Traté de pensar en mujeres como mi abuela”, explica. “No eran estúpidas por no reaccionar, sino porque no tenían el conocimiento o la libertad para hacerlo, cuestionar a un hombre no formaba parte de su educación”. La realidad de la luxemburguesa fue “diferente”, pues ella aprendió a reaccionar ante las injusticias, pero “si te enseñaban de otra manera no lo hacías porque desconocías que podías ser tan fuerte como un hombre”, dice.
Te puede interesar: Daniel Gómez, autor de la primera tesis doctoral sobre Rosalía: “Escribí una carta a la RAE y propuse que aceptaran la palabra ‘motomami’”
“Las mujeres de antes no eran estúpidas por no reaccionar ante una agresión sexual, simplemente no tenían el conocimiento o la libertar para hacerlo”
Lo que más le interesa a Krieps de las mujeres que la precedieron es “su resistencia silenciosa”, una actitud que Vivienne plasma a la perfección en su rutina tras la agresión que cambia su porvenir en el desierto. “Me gusta mucho y trato de emplearla en todas mis películas”, dice sobre esta suerte de “dignidad” inexplorada en los roles femeninos. “Que no digan nada no significa que no lo vean, que no reaccionen no significa que no lo sepan”, la mirada basta para rastrear el daño. Pese a que su realidad entronca con la del perfil que interpreta en Hasta el fin del mundo (y también en las ya mencionadas El hilo invisible o Corsage), “sí me dejo influenciar por la época moderna, porque me permito ser yo misma”, explica. Aunque su mirada sea contemporánea, sus acciones se mantienen en el tiempo acorde a la interpretación. “He hecho tantos personajes del pasado, de época, que ya sé mucho sobre cómo capturar el momento”, relata.
“Hollywood se está desmoronando”
La predilección de Vicky Krieps por las historias europeas y las películas que inician la carrera de los directores con los que decide colaborar es vox populi. La intérprete busca ideas, no proyectos ostentosos que lancen trayectorias. La pujanza del cine europeo en Hollywood, que alaba cintas como Anatomía de una caída tras su Palma de Oro en Cannes, habla del “desmoronamiento” de la fábrica de sueños estadounidense “Hollywood se ha vaciado a sí mismo a lo largo de los años debido al capitalismo”, opina Krieps. “No se pueden hacer películas buenas en poco tiempo”, añade.
“Hollywood se ha vaciado a sí mismo a lo largo de los años debido al capitalismo”
“No pueden salvar algo de donde no hay nada”, dice sobre el nuevo star system centennial con el que los estudios y las productoras buscan recuperar la notoriedad en la taquilla. “Ahora apuestan todo a la persona y no al proyecto, por eso suponen que Zendaya tiene que tirar del carro”, expresa. Para la luxemburguesa, las redes sociales, y la creación de una imagen superficial “hace que el foco esté en quién somos para la otra persona y que perdamos un poco nuestro interior”, un sentimiento que se exhibe “aún más” en la sociedad estadounidense. “Tienen que empezar desde la educación. ¿Qué enseñas en una escuela? Tienen que salvar la creatividad y la fantasía”, concluye.