La campaña de las elecciones en Cataluña acaba este viernes con un final de infarto, cuyo último tramo ha estado marcado por dos grandes pugnas: la subida del líder de Junts, Carles Puigdemont, que amenaza con pisar los talones al candidato del PSC, Salvador Illa, previsible ganador de los comicios; y el endurecimiento del discurso del PP para adelantar a Vox por la derecha y disputarle el ansiado cuarto puesto en el Parlament catalán.
Después de la publicación de las últimas encuestas, el pasado lunes, y los dos grandes debates electorales, la discusión sobre los pactos tras el 12-M ha centrado el tramo final de la campaña con dos grandes protagonistas, Salvador Illa y Carles Puigdemont, y un gran interrogante: qué hará ERC en caso de quedar en tercera posición. El actual president de la Generalitat y candidato a la reedición, el republicano Pere Aragonès, no se mojó entre pactar con el líder del PSC o el de Junts.
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Consciente de su previsible tercer puesto, Aragonès supeditó cualquier acuerdo de investidura a las “propuestas que haya sobre la mesa” tras el 12 de mayo. “Si hablamos de propuestas es más fácil construir consensos. Si hablamos de sillas o con base a prejuicios, nos llevará a un bloqueo”, señaló en una entrevista en la Cadena Ser en alusión a las tres líneas rojas de ERC: “Avanzar en la negociación del conflicto político para establecer las bases de un referéndum, la financiación singular y un refuerzo del Estado del Bienestar”.
También, Illa abrió la puerta esta semana a un tripartito con ERC y los comunes: “Es una fórmula posible”, subrayó el aspirante a ganar las elecciones catalanas del próximo domingo. Y Puigdemont, favorecido por las encuestas, que le han situado en la segunda posición, descartó gobernar con la CUP, aunque esto no quita que los anticapitalistas puedan volver a auparle como en 2016.
Vox y Aliança Catalana, vetados
A estas alturas, los apoyos no están decididos todavía, pero los vetos sí están claros: ERC, PSC, Junts, CUP y Comunes sellaron un cordón sanitario contra las extremas derechas de ámbito nacional y catalán, Vox y Aliança Catalana, respectivamente. Este último partido, liderado por la alcaldesa de Ripoll (Girona), Sílvia Orriols, tiene opciones de irrumpir en el Parlament después de conseguir la alcaldía del municipio gerundense tras las elecciones municipales de hace casi un año. Y, ante la debilidad del bloque independentista, esta fuerza quiere tentar a Puigdemont si resulta ser decisiva.
La cabeza de lista de Comuns Sumar, Jéssica Albiach, ha tratado de alejarse del PSC frente al riesgo de que los socialistas absorban buena parte del espacio de la izquierda alternativa, que sueña con un pacto con PSC y ERC en la Generalitat. El rechazo de los comunes al polémico proyecto del Hard Rock será la principal línea roja para apoyar a Illa si el socialista quiere evitar “una repetición electoral”.
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El PP recrudece la pugna con Vox
En el plano de la derecha, el PP protagonizó en los últimos días de la campaña un discurso más escorado a la derecha para poder consumar el adelanto a Vox, con quien se disputa el cuarto puesto. Aunque el líder popular, Alberto Núñez Feijóo, se mostró “convencido” de que su partido pasará de novena a cuarta fuerza política, superando así a la extrema derecha, las encuestas no lo han reflejado así, ya que dibujan un empate entre ambas formaciones.
En este sentido, el propio Feijóo hizo suyos los principales mantras aireados por la extrema derecha sobre la inmigración ilegal y su supuesta relación con el incremento de los índices de criminalidad, de robos y de hurtos en Cataluña. “Le pido el voto a aquellos que están a favor de la inmigración legal, pero los que no admiten que la inmigración ilegal se deje en nuestras casas ocupando nuestros domicilios y nosotros no poder entrar en nuestras propiedades”, dijo el gallego en un mitin en Cornellá.
El PP catalán también ha echado mano del alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, uno de los perfiles más escorados a la derecha por sus planteamientos racistas y xenófobos. Asimismo, el portavoz nacional del PP, Borja Sémper, secundó la idea de que la “inmigración ilegal acaba en delincuencia”, toda vez que él, Feijóo y el resto de la bancada popular apoyó hace un mes en el Congreso la toma en consideración de una iniciativa legislativa popular (ILP) para regularizar a 500.000 personas migrantes.
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Si hay algo claro es que el PP mejorará previsiblemente sus resultados con respecto a las elecciones de febrero de 2021, cuando cosechó los peores de su historia en este territorio. La candidatura liderada por Alejandro Fernández, que repite este 12 de mayo, obtuvo solo tres escaños y un 3,85% de los votos, lo que le dejó como última fuerza parlamentaria.
Vox dio el salto el 28-M: pasó de tres concejales a 124
Si bien, si el PP sube, será a costa de absorber a Ciudadanos. La supervivencia de los naranjas, capitaneados por Carlos Carrizosa, en el único parlamento autonómico donde tiene representación (seis diputados) está seriamente comprometida por el auge de los populares. Si bien, el eventual ascenso del PP no amenaza a la extrema derecha, que mantiene las mismas cifras de 2021 a tenor de la demoscopia.
Los de Santiago Abascal irrumpieron en el Parlament catalán hace tres años. Con 11 escaños y el 7,69% de los votos, la candidatura de Ignacio Garriga se hizo con la cuarta posición, un puesto que no soltará fácilmente, ya que su ascenso en Cataluña no ha tocado techo aún. Y es que, en las elecciones municipales del 28 de mayo, Vox pasó de los tres concejales conquistados en Salt en los comicios de 2019 a lograr 124 ediles (incluidas las cuatro capitales de provincia).