Elecciones en Cataluña: 2017, el año en el que el independentismo tocó su techo en las urnas desde el inicio del ‘procés’

La historia del auge político del independentismo en Cataluña se volverá a revisar en las elecciones autonómicas de este domingo, en un momento en el que el movimiento soberanista está de capa caída

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Mensaje institucional del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, por la Diada de 2017.
Mensaje institucional del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, por la Diada de 2017.

El independentismo catalán se juega en las elecciones autonómicas del 12 de mayo tener mayoría absoluta (68 escaños) en el Parlament por cuarta vez consecutiva desde las elecciones de 2015, lo que garantizaría su continuidad al frente de la Generalitat. Pese al repunte de Junts que auguran las encuestas, la posible caída de ERC y la previsible bajada de la CUP pone en apuros la suma del bloque soberanista.

Las principales fuerzas independentistas consiguieron en los últimos comicios del 14 de febrero de 2021 el mayor porcentaje de votos desde la irrupción en 2012 del proceso independentista, conocido como procés. ERC, Junts y la Candidatura de Unidad Popular (CUP) sumaron el 48,05% de los votos, alcanzando los 74 asientos en el Parlament que auparon al republicano Pere Aragonès al frente de la Generalitat.

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No obstante, con respecto a la cita del 21 de diciembre de 2017, el bloque perdió más de 600.000 votos debido al alto porcentaje de abstención, un 48,71%. Los 1.366.044 votos que cosecharon los tres partidos independentistas en 2021 contrastan con los más de dos millones de sufragios (2.079.340) que obtuvieron en 2017, año en el que la participación casi rozó el 80% (79,09%). Esas elecciones estuvieron marcadas por la aplicación del artículo 155 tras el referéndum de autodeterminación y la declaración unilateral de independencia, que cesó al Govern de Carles Puigdemont y anticipó los comicios.

Con el 47,5% de las papeletas, Junts y ERC y la CUP sumaron 68 escaños, el mínimo necesario para la mayoría absoluta. Tras la cita con las urnas, el primer debate de investidura, protagonizado por Jordi Turull, se frustró. En la primera votación, no sumó mayoría absoluta por la abstención de la CUP, mientras que la segunda, en la que la abstención hubiera servido (más síes que noes), no llegó a producirse después de que el Tribunal Supremo acordara prisión incondicional para el candidato a la Presidencia del Govern y otros líderes del procés. Dos meses después, el Parlament de Cataluña invistió en segunda votación y por mayoría simple a Quim Torra gracias a los 66 votos a favor de JxCat y ERC y las cuatro abstenciones decisivas de la CUP.

Auge del independentismo

En las elecciones del 27 de septiembre de 2015, la cuestión territorial ya fue el eje central de los comicios. De hecho, se conocieron como plebiscitarias. Cabe recordar que el movimiento independentista ganó fuerza a partir de 2010, cuando la extinta CiU llegó al Govern tras los dos ejecutivos del tripartito entre 2003 y 2010, liderado por el PSC y apoyado por Esquerra Republicana (ERC) e Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV).

Una persona muestra una bandera independentista catalana, conocida como estelada, en una manifestación contra las leyes represivas. (Alejandro Martínez Vélez/Europa Press)
Una persona muestra una bandera independentista catalana, conocida como estelada, en una manifestación contra las leyes represivas. (Alejandro Martínez Vélez/Europa Press)

Hace nueve años, Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), liderada por Artur Mas, concurrió en coalición con ERC bajo la marca Junts pel Sí (JxSí). Aquellas elecciones fueron convocadas por el exlíder de CDC después de la consulta soberanista del 9 de noviembre de 2014. Los partidos independentistas lograron mayoría absoluta, con 72 escaños, y cosecharon el 47,8% de los votos (1.966.508 votos papeletas).

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En esos comicios de 2015, aparte de los 62 escaños de JxSí, la CUP tocó su techo de votos al subir hasta los 10 escaños. Los escaños de los cupaires fueron determinantes para investir a Carles Puigdemont en el límite del plazo legal antes de la convocatoria automática de nuevas elecciones. Y es que, los diputados anticapitalistas, capitaneados por Anna Gabriel, frustraron meses antes la investidura de Artur Mas, candidato de JxS a la reelección, obligando a la coalición a proponer a un candidato distinto del expresident.

En las elecciones del 25 de noviembre de 2012, entre la antigua CiU, ERC y la CUP sumaron 74 diputados. Si bien, aunque estos tres partidos lograron el 47,89% de los votos, Convergència i Unió no se consideraba una fuerza completamente independentista. De hecho, la división interna entre sus dos almas (Convergència Democràtica de Catalunya y Unió Democràtica de Catalunya) en torno a esta cuestión provocó en 2015 su disolución.

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2010 fue el año en el que se prendió independentista a raíz de la sentencia del Tribunal Constitucional en la que declaró ilegales algunos artículos del Estatut catalán. La resolución del tribunal de garantías motivó la primera gran manifestación por la independencia de Cataluña y, cinco meses después, las fuerzas soberanistas sumaron hasta 76 escaños en las elecciones de noviembre de 2010: la CiU de Artur Mas recuperó la Generalitat gracias a sus 62 escaños. ERC obtuvo 10 diputados, sembrando la semilla para su posterior auge, y Solidaritat Catalana per la Independència (SI), encabezado por el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, irrumpió en el Parlamento con cuatro diputados.

La historia del auge político del independentismo se revisará este domingo en un momento de clara desmovilización soberanista, cuando la cuestión territorial no es el principal eje de la conversación política después de los indultos a los líderes del procés y la eventual aprobación de la ley de amnistía a los encausados por este proceso. La progresión reflejada por el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat, el también llamado CIS catalán, así lo confirma: en abril de 2024, la respuesta favorable a la independencia cosechó el 42% frente al 50% en contra.

Además de la afluencia en la calle, cuyas manifestaciones en la Diada han cosechado bajadas paulatinas en los últimos años, las elecciones municipales y generales de 2023 han reflejado una bajada de las fuerzas independentistas y dejaron al PSOE como claro vencedor. El pasado 28 de mayo, ERC, JxCAT y la CUP perdieron un total de 350.579 votos, siendo el partido de Aragonès el peor parado (perdió 302.274 papeletas). En julio de 2023 ocurrió algo similar: ERC bajó a los siete escaños de los 14 logrados en 2019, mientras que Junts mantuvo los siete diputados y la CUP desapareció del Congreso frente al auge del PSC, que logró 19 escaños de los 37 a repartir en este territorio.

Salvador Illa es el gran favorito para la victoria en las elecciones en Cataluña.
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