Este 9 de mayo, BBVA ha lanzado una oferta pública de adquisición (opa) hostil sobre la totalidad de las acciones del Banco Sabadell, tras haber sido rechazada su primera oferta amistosa el pasado 30 de abril. Con esto, la entidad vasca busca hacerse con la totalidad del banco catalán por medio de este mecanismo financiero, regulado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El banco BBVA lleva ya varios años detrás de esta operación. Una intentona fallida en 2020 por la negativa del consejo de administración del Sabadell no frenó los intereses de la entidad vasca, que busca ahora la adquisición mediante la OPA hostil. Este mecanismo financiero consiste en apelar directamente a los accionistas para que vendan sus participaciones a un precio mayor al de su valor de mercado.
Por medio de esta estrategia, que en ocasiones resulta un tanto agresiva, la empresa ofertante busca obtener el control de la empresa objetivo en contra de la voluntad de su dirección. Las opas hostiles son vistas a menudo como controversiales debido a su naturaleza no consensuada y pueden desencadenar medidas de defensa por parte de la empresa objetivo para evitar la adquisición. Durante la jornada del jueves, no tardaron en aparecer voces del Gobierno rechazando frontalmente la operación.
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Qué ofrece el BBVA
Actualmente, el grupo de accionistas del Sabadell se encuentra muy atomizado, por lo que no cuenta con un accionista referente como pudiera ser la familia Botín en el Banco Santander. Después de las salidas de familias catalanas, actualmente un 53% de sus acciones se encuentra en manos de grandes fondos de inversión y el 47% restante pertenece a inversores minoristas (compradas en bolsa por pequeños accionistas). El mayor accionista entre los fondos es el gigante BlackRock, que cuenta con un 3,9% de las participaciones de la entidad.
El BBVA propone adquirir acciones del Banco Sabadell no mediante pago en efectivo, sino mediante la entrega de acciones propias, que se originarán de una futura ampliación de capital. Específicamente, se ofrece 1 acción del BBVA nueva por cada 4,83 acciones del Sabadell que posea un inversor. Esta modalidad, aunque común, introduce un elemento de incertidumbre para el vendedor, ya que no recibe dinero directamente, sino participaciones en una entidad que no había seleccionado inicialmente. Además, la futura venta de estas acciones entregadas no garantiza una cantidad fija de ingreso.
Respecto a quiénes pueden vender sus acciones, la oferta está abierta a cualquier accionista del Sabadell, ya sea un fondo de inversión o un accionista individual, bajo las mismas condiciones para todos. El BBVA estipula que solo procederá con el pago a los accionistas si logra adquirir al menos el 50,01% del accionariado, ya que su objetivo es integrar totalmente el Banco Sabadell dentro de su estructura y no le interesa tener una participación minoritaria.
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Implicaciones para los clientes y para el mercado
Sobre las implicaciones de la operación, si la OPA es exitosa, es posible que se realice un expediente de regulación de empleo (ERE) afectando a los trabajadores del Sabadell, donde se podrían ofrecer salidas voluntarias en diversas condiciones económicas. Esta transacción busca eliminar duplicidades y reducir costos.
Para los clientes de ambos bancos, y potencialmente para el mercado bancario en general, esta adquisición podría conllevar a una disminución de la competitividad y una oferta más limitada de servicios bancarios, lo cual típicamente resulta en condiciones menos favorables para los consumidores.
En el panorama bancario español, altamente concentrado, esta adquisición aumentaría aún más la concentración del mercado, específicamente en el ámbito de los depósitos bancarios, donde BBVA y Sabadell, juntos, representarían un porcentaje significativo del mercado, limitando la competencia y posiblemente afectando las condiciones para los ahorradores y tomadores de préstamos.