Si la primera semifinal de Eurovisión 2024 estuvo amenazada por las protestas contra Israel y a favor de Palestina en Malmö, la segunda eliminatoria del certamen europeo ha elevado varios grados la tensión dentro y fuera del recinto en el que las 37 candidaturas de esta edición luchan por el micrófono de cristal.
La presencia de Israel en la segunda semifinal ha marcado las horas previas a la gala de este jueves 9 de mayo pese a los esfuerzos de la Unión Europea de Radiodifusión por proteger a la delegación hebrea y despejar cualquier aspecto político del concurso musical.
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Lo sucedido durante los ensayos generales de la segunda gala de Eurovisión 2024 no se vivía en el festival desde hace una década. Hay que remontarse a las ediciones de 2014 y 2015 para recordar un ambiente tan bronco en un concurso que mantiene su empeño por defender su naturaleza apolítica pese a que el contexto sociopolítico siempre acaba impregnando cada rincón.
En aquellas ediciones era Rusia el país receptor de los gestos de rechazo por parte del público asistente a las galas. Las leyes anti-LGTBI del gobierno de Putin despertaron la reacción colectiva contra las candidaturas rusas, cuyas representantes tuvieron que aguantar con estoicismo los sonoros abucheos que les dedicaron.
Ahora, es la israelí Eden Golan la que se enfrenta a esa tesitura. La representante de Israel ha insistido durante meses en la importancia de poder enviar su mensaje a Europa sobre el escenario de Malmö, pero lo cierto es que el público propalestino no está dispuesto a facilitárselo.
Durante los dos ensayos generales a los que ha podido asistir la prensa, el público del Malmö Arena ha dedicado abucheos, pitadas y gritos de “Palestina libre” a la abanderada hebrea a lo largo de sus tres minutos de actuación. Ni siquiera el potente sistema antiabucheos de la UER y las ovaciones ‘enlatadas’ han logrado tapar a las voces críticas con la presencia de Israel en el certamen.
Basta comparar los vídeos subidos desde dentro del recinto y la pieza montada con la realización y el sonido de la SVT para comprobar los retoques que se han aplicado. Pero estos no están siendo los únicos esfuerzos de la organización de Eurovisión por blindar la candidatura de Israel y borrar todo cariz político de su participación. Y es que este mismo jueves los periodistas acreditados en el festival han recibido un mensaje en el que la UER les prohíbe compartir contenido en directo durante los ensayos o la emisión de la final.
“No está permitido retransmitir en directo mientras los ensayos o las galas están siendo emitidas. Esto incluye la retransmisión, grabación o vídeos de reacción al anuncio de los países clasificados”, reza el comunicado de la UER, una restricción que no se dio en la primera semifinal del martes 7 de mayo.
Protestas en Malmö
Fuera del estadio, el ambiente no es menos tenso. A medida que va avanzando la semana eurovisiva, se intensifican las protestas en la ciudad sueca contra la participación de Israel en Eurovisión. Tras la concentración del miércoles y el corte de la comunicación por tren entre Copenhague y Malmö por la presencia de manifestantes en las vías, este jueves han seguido sucediéndose las manifestaciones propalestinas.
A apenas dos horas del comienzo de la segunda semifinal del certamen, unas 5.000 personas (según medios locales) han ocupado la plaza de Stortorget y sus aledaños para pedir la expulsión de Israel de Eurovisión y el alto el fuego en Gaza. Entre los asistentes ha estado la activista sueca Greta Thunberg.
Paralelamente, centenares de personas con banderas de Israel y de Suecia se concentraban en otro punto de la ciudad para mostrar su apoyo a Eden Golan de cara a la gala de este jueves que, sin duda, se prevé menos festiva de lo que cabe esperar en Eurovisión.