El estreno de la serie de Netflix ‘El Caso Asunta’ ha vuelto a poner el foco en uno de los crímenes más famosos de la historia reciente de España. La aparición del cuerpo de Asunta, de tan solo 12 años, dio comienzo a una investigación y posterior juicio que acabó con la condena de 18 años para los dos padres adoptivos de la niña. Rosario Porto y Alfonso Basterra.
Basterra sigue cumpliendo su condena en prisión, mientras que Porto apareció ahorcada en 2020 en su celda tras haber tenido varios intentos de suicidio. Antes de este suceso, recibió varias visitas de María Fe, una monja que lleva 11 meses trabajando en la prisión de Teixeira. La mujer se ha pronunciado sobre el tema en el programa de Televisión Española, Mañaneros, donde ha dado una versión de Porto muy diferente a la aportada por su abogado defensor, José Luis Gutiérrez Aranguren.
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“Muy pocas veces pensaba en los demás”
Según el letrado, la condenada “no era narcisista”, opinión que María Fe no comparte. “Yo no soy juez ni la juzgo, pero a mi parecer pensaba mucho en sí misma porque estaba siempre preocupada de lo que la prensa decía de ella, de lo que la televisión decía de ella. Y muy pocas veces pensaba en las demás”.
En prisión tenía una relación complicada con el resto de reas, según la monja, ya que aunque al principio si “trataba de ganárselas con compras en el economato”, a ella le confesaba en privado que “eran muy aprovechadas”. Una afirmación que no gustó a la entrevistada, ya que argumenta que era posible que fueran aprovechadas, pero “porque lo necesitaban”.
A esto el entrevistador le ha contestado que al parecer Rosario era muy selectiva con los vínculos, según había asegurado antes un grafólogo. Una afirmación compartida por María Fe, que ha añadido que “no tenía amistades cercanas ni simpatizantes”. Para defender esta tesis ha compartido que cuando iba al taller, que fueron muy pocas veces, iba con los auriculares puestos.
“Ella no se comunicaba con el resto de las muchachas que allí se habla de todo, del tiempo, de lo que pasó en la cárcel la semana pasada, de lo que dicen, de lo que no dicen, de la salud, de la enfermedad, de todo. Y ella no se comunicaba con las muchachas, las tenía siempre por inferiores”, ha relatado.
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“Era una mujer desequilibrada”
Las declaraciones han seguido bajo el tema de lo que la monja opinaba de Rosario. “Pienso que era una mujer desequilibrada”, ha sentenciado con dureza, explicando que seguramente su educación y su entorno familiar habían ayudado a que pareciera “una persona adecuada”, pero para ella “era una persona desequilibrada”.
También ha hablado de su relación con Alfonso Basterra. “Pues diré que no me ha tratado. Era absolutamente ajeno a mi presencia y a la de prácticamente todo el mundo”. Tanto era esto, que en el momento que cumplió cuatro años de prisión y tenía derecho a pedir salir unos días, “parece que él no tenía a donde ir”. “Desde luego a Santiago no vendrá, porque lo corren a tomates”.
Sobre si estaba obsesionado con su exmujer, ha asegurado que ella no ha tenido ocasión “de ver eso”. “Sí sé, porque salió en el periódico, que se mandaban de vez en cuando mensajes a través de otros presos”, a lo que ha criticado que “no veo cómo los mandaban con tanto sigilo y después salían en el periódico”.