La Unión Europea ha alertado este miércoles de una epidemia de tosferina en la región. A pesar de la vacunación, la tosferina ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos meses, un repunte que dejó 1.800 casos en 2023 y que suma más de 11.000 en lo que va de año.
A lo largo de 2023 y hasta abril de 2024, los países de la Unión Europeamás Noruega, Islandia y Lichtenstein han registrado 60.000 casos de tosferina, una cifra diez veces mayor a la de 2021 o 2022, tal y como ha señalado el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés).
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Este aumento puede deberse a numerosos factores, según han explicado. Entre ellas, los picos epidémicos naturales, las personas que no están vacunadas o no tienen su pauta actualizada, lo que genera una disminución de la inmunidad; y la disminución del refuerzo natural en la población general durante la pandemia del covid-19.
“El incremento del número de casos de tosferina en Europa demuestra que debemos mantenernos vigilantes. Es una enfermedad seria, en particular para los bebés”, declaró la comisaria europea de Sanidad, Stella Kyriakides. Aseguró que existen vacunas seguras y efectivas para prevenir la enfermedad en los países miembro. “La vacunación es nuestra herramienta clave para ayudar a salvar vidas y evitar que la enfermedad se difunda aún más”, agregó.
El centro de control europeo ha instado a las autoridades sanitarias a reforzar los programas de vacunación para proteger a la población infantil. “Es esencial recordar las vidas que están en juego, especialmente la de nuestros pequeños”, ha afirmado Andrea Ammon, directora del ECDC.
El riesgo se concentra en los niños de menos de seis meses
Según los estudios publicados por el ECDC, el riesgo más alto tras la infección por tosferina aparece en los menores de seis meses que no están inmunizados. “Representan el grupo con mayor morbilidad y mortalidad por tosferina”. En esos casos, es clave la vacunación en el segundo o tercer trimestre de embarazo, un medio “altamente efectivo en prevenir la enfermedad y la muerte entre recién nacidos que son todavía demasiado jóvenes para ser vacunados”.
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El riesgo se reduce y se mantiene moderado para los niños de entre seis meses y 15 años, mayores de 16 años y adultos de hasta 54 años. En este último grupo, el riesgo cae si se ha recibido una dosis de refuerzo de forma reciente.
El riesgo también es moderado para las personas mayores de 65 años y aquellas que sufren condiciones como asma, enfermedades pulmonares e inmunodepresión.