España ha sido siempre objeto de controversia en el Festival de Eurovisión, con grandes canciones y momentos, nuestro país se ha coronado como polifacético e histórico durante todas sus ediciones. Una de las caras más famosas de nuestra música en el plano internacional es Julio Iglesias y posiblemente las nuevas generaciones no conozcan que su origen surgió gracias al Festival de la Canción de Eurovisión.
Iglesias acudió a una discográfica en 1968 para presentar uno de sus temas compuestos durante su estancia en Inglaterra. Allí, el gerente tras escuchar la canción le preguntó si pensaba ser él quien la cantara; sin embargo, esa no era su idea inicial “Yo no soy cantante”, dijo. Aunque finalmente, junto con su guitarra, acabó desarrollando la canción La vida sigue igual, tema con el que se proclamó vencedor del Festival Internacional de la Canción de Benidorm el 17 de julio de 1968. Este éxito le hizo firmar un contrato con Discos Columbia, la discográfica latina de Columbia Records, y comenzar su carrera como artista.
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En 1970 se convertía en el representante de España para Eurovisión y enfundado en un traje azul, Julio Iglesias ponía voz a Gwendolyne, canción inspirada en Gwendolyne Bollore, uno de los amores que tuvo mientras vivió en Cambridge. Tras él, el trío La La La acompañaba la melodía en una esperada gala en la que esperaban repetir la corona de Massiel dos años antes. En dos minutos y cincuenta siete segundos un sonriente Julio Iglesias aún en blanco y negro y respaldado por la orquesta de Augusto Algueró se hizo con la cuarta posición en Amsterdam; sin embargo, para muchos fue el ganador moral de una noche en la que Irlanda se llevó el trofeo a casa.
A pesar de no quedar en mala posición, Iglesias nunca volvió a cantar Gwendolyne en sus conciertos. Aunque mucho antes de llegar al festival ya se mantuvo como número uno en ventas durante semanas; además, fue elegida como la mejor canción en el programa El gran musical y fue adaptada en varios países de Europa. Esta canción consiguió que el madrileño traspasara las fronteras.
Pero, ¿Quién era Gwendolyne?
En sus memorias Entre el cielo y el infierno, Julio Iglesias confesó el gran amor que sintió por la joven: “Gwendolyne fue muy importante en mi vida. Mi primer amor en libertad. Gwendolyne era hermosa, muy hermosa. Era de una familia noble de exiliados rusos. Quizás la sobrina de un príncipe, de tipo eslavo: con pómulos marcados, ojos grises, rubia. Debo decir que jamás he amado a una mujer más bella”.
Unas memorias editadas en 1981 y en las que recordaba en un tono un tanto agridulce a una mujer que tanto le había dado: “Gwendolyne fue seleccionada para representar a España. De esa chica rubia con la que iba a casarme no me quedaba más que una canción. Recuerdo el Festival de Benidorm, Gwendolyne en el aeropuerto de París... Sus rasgos se han borrado un poco en mi memoria, pero le debo esta canción que me ha permitido darme a conocer en Europa, estar en Eurovisión, aunque no haya ganado. Fue, sin embargo, el éxito del año. Por todas estas razones, querida Gwendolyne, te doy las gracias”.
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A pesar de sufrir acusaciones de plagio por parte de Gilbert Bécaud y su tema Je reviens te chercher publicado en 1968, las discográficas comenzaron a competir por conseguir incluir entre sus éxitos al nuevo ídolo español. Ivor Raymonde, productor de artistas como Dusty Sprinfield y Los Bravos, se hizo con él y acabó transformando una canción en un álbum homónimo que catapultaría a este dandy latino en toda una estrella internacional.