Sally Hayden: “Los políticos europeos han intentado parar la migración africana sin importar el coste”

La periodista especializada en migraciones cuenta en su último libro el dolor de los migrantes atrapados en Libia y las consecuencias de una política europea que lucha por cerrarles las puertas

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La periodista Sally Hayden, en
La periodista Sally Hayden, en los premios literarios irlandeses del año 2022. (Imagen cedida a Infobae España)

Sally Hayden trabajaba como periodista en Inglaterra en el año 2013 cuando recibió un mensaje desde Libia. “Hola, hermana Sally, necesitamos tu ayuda”. Hacía dos años que había caído el régimen de Gadafi y el país estaba sumergido en un vacío de poder, en el que crecían los grupos armados y traficantes de seres humanos. Entre sus principales víctimas, los miles de refugiados y migrantes que llegaban para intentar cruzar el Mediterráneo. Y uno de ellos escribía directamente a Hayden. “Si tienes tiempo, te contaré toda la historia”.

Ese mensaje dio pie a siete años de investigación alrededor de la crisis migratoria en África y las consecuencias de la respuesta de Occidente. “Como periodista, no siempre escoges en qué vas a trabajar”, explica Hayden a Infobae España. “Surge por quién conoces, qué te cuentan y por dónde piensas que es importante continuar”, añade. En su caso, más de un lustro de entrevistas con refugiados, trabajadores humanitarios y representantes de organizaciones internacionales culminaron finalmente en Cuando lo intenté por cuarta vez, nos ahogamos (Capitán Swing, 2023), ganador del Premio Orwell de literatura política en 2022 y publicado en España este 2024.

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Campos de concentración para refugiados

El relato comienza con la historia de Essey, un migrante eritreo que intenta llegar a Europa. En su recorrido, acaba detenido en uno de los centros de refugiados libios, donde presencia y experimenta en sus propias carnes los abusos tanto de los guardias como de los traficantes de seres humanos.

Desde hace tiempo, las organizaciones humanitarias denuncian los abusos cometidos contra los refugiados en estas instituciones. El último informe de Amnistía Internacional expone las “condiciones crueles e inhumanas” que padecen las personas retenidas. “Sufrían tortura y otros malos tratos, tales como violencia sexual, exigencia de rescates para obtener la libertad y negación de atención médica adecuada”.

Víctima de abusos en un
Víctima de abusos en un centro de detención de Trípoli. (Cándida Lobes/MSF)

Estas mismas experiencias se expresan en el libro de Hayden, que muestra las similitudes entre el funcionamiento de estos lugares y los campos de concentración durante el nazismo (comparación ya expresada por el Papa Francisco en 2020) o los gulags. “Fue extraño para mí (ver) las similitudes en términos de técnicas de humillación, las formas de conseguir que los detenidos colaboren con los guardias...”, relata. “Quería pulir este libro históricamente también. Sentía que esta parte del problema con el debate migratorio está no solo en que la gente no sea consciente de la severidad de ello, sino también que se le saca totalmente de su contexto”.

A fecha de septiembre de 2023, 3.913 personas extranjeras permanecían recluidas arbitrariamente en centros de detención del Departamento de Lucha contra la Migración Irregular, y miles más estaban bajo custodia del Aparato de Apoyo a la Estabilidad y otras milicias y grupos armados.

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Más allá del sufrimiento, Hayden recupera entre sus páginas la parte humana detrás del drama migratorio, que en la información no siempre encuentra hueco. “El periodismo puede extirpar la humanidad de las situaciones”, reflexiona. Sin embargo, en este caso particular, la falta de detalles respondía a razones de seguridad: “(En mis artículos) estaba quitando la humanidad de mis fuentes (...). Cualquier detalle extra que diese sobre ellos podía poner sus vidas en peligro”.

El tiempo le ha permitido devolverles ese aspecto personal. “Pensé que era muy importante mostrar que estas personas encerradas en centros de detención de migrantes libios eran artistas, músicos, dentistas, doctores, antiguos trabajadores humanitarios... Personas con habilidades tan diferentes y experiencias tan diversas. No son un grupo homogéneo, sino diferentes personas con distintos orígenes, historias, esperanzas y sueños”, explica.

Una consecuencia de la política europea

La Guardia de Fronteras y
La Guardia de Fronteras y Costas patrulla cerca de la isla griega de Lesbos. (Santi Palacios/AP Foto)

Pero en su libro, Hayden “quería mostrar algo mayor sobre los sistemas involucrados”. Desde hace más de 20 años, la Unión Europea mantiene ayudas multimillonarias a países africanos con el propósito de detener la emigración hacia el Viejo Continente. Una reciente investigación de la Fundación porCausa cifra en más de 9.000 millones de euros el presupuesto público invertido por la UE para externalizar sus fronteras y delegar el control migratorio a estos Estados.

Respecto a Libia, la UE comenzó a brindar apoyo a sus guardacostas en 2016, pero el año 2017 marcó especialmente la diferencia, con la firma del acuerdo migratorio entre Italia y Libia, prorrogado hasta 2025. El conocido Memorando de Entendimiento compromete al país mediterráneo a brindar apoyo técnico y tecnológico a las entidades libias encargadas de la búsqueda y rescate marítimo. Con estos equipos y entrenamiento europeos, los agentes libios violan los derechos de los migrantes de forma constante. Sus acciones han sido consideradas como crímenes contra la humanidad en las investigaciones de la ONU.

“Los políticos europeos han intentado parar la migración sin importar el coste, especialmente la proveniente de África”, acusa Hayden. “Hasta la fecha, más de 130.000 personas han sido interceptadas a través de una política que ha visto el apoyo de la Unión Europea a la Guardia Costera Libia para circunnavegar la ley internacional de forma efectiva”.

Tan solo en 2023, la Organización Internacional de las Migraciones calcula que 947 migrantes murieron y 1.256 desaparecieron en el mar, cerca de la costa de Libia. Los guardacostas financiados y respaldados por Europa interceptaron y devolvieron al país a más de 15.000 personas ese año. “Estaba muy claro para mí que este nivel de intercepciones era un resultado de la política europea y, por tanto, todo debía documentarse como una consecuencia de la política europea”.

Cómo inmunizarse ante la injusticia

La periodista Sally Hayden. (Imagen
La periodista Sally Hayden. (Imagen cedida a Infobae España)

Hayden conoce bien el sufrimiento de las personas que se lanzan a la ruta migratoria de Libia, al igual que es consciente de la indiferencia de los países occidentales hacia ello. “Es muy fácil si vives en una sociedad privilegiada mirar para otro lado o empezar a culpar a otra gente”, reflexiona. “Incluso yo, como periodista que se había centrado mucho en migraciones, no me había dado cuenta de la magnitud de lo que ocurría en Libia. Solo cuando entré en comunicación directa con la gente, empecé a darme cuenta”.

Es fácil culpar a los inmigrantes ilegales en vez de decir que estas personas pueden estar huyendo de un genocidio y explicar qué está ocurriendo en Darfur, por ejemplo”. Por eso, urge a la gente a informarse sobre el contexto global y, especialmente, a leer este libro.

“Y también a darse cuenta de que esto no es solo una historia sobre Libia y el Mediterráneo central”, insiste, pues las consecuencia de la ruta libia alcanzan a otras, como la canaria. “Solía conocer a gente de África Occidental que querían ir a Europa y decían que (el viaje a las Islas Canarias) era muy peligroso. ‘Nunca haríamos eso, puedes pasarte diez días en un barco, quedarte sin comida y agua, ver a gente morir de uno en uno, perder el camino. Es más seguro ir a Libia’. El hecho de que ahora la gente esté haciendo este viaje muestra cómo de peligroso se ha vuelto Libia”, concluye.

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