La emotiva película basada en un cómic de Paco Roca que habla sobre los recuerdos y la herencia

En 2017 se publicó, en la editorial Astiberri, La casa, una novela gráfica de Paco Roca que se convertiría en una de sus obras más personales. Un año después, el autor recibiría el Premio Nacional del Cómic, recién instaurado.

Y es que la aceptación intelectual de esta disciplina en nuestro país ha estado íntimamente ligada a la obra de un autor que ha logrado rebasar nuestras fronteras a través de sus ficciones profundamente autobiográficas, algo de lo que dan prueba Arrugas o la reciente El abismo del olvido, en torno a una historia perdida, entre muchas, de la Guerra Civil.

Te puede interesar: Muere el escritor Paul Auster a los 77 años: la vida del autor que puso de moda la ‘autoficción’

En La casa, el autor hablaba de sus raíces, de su herencia, de la disputa familiar entre sus hermanos para hacerse cargo de un espacio que su padre construyó con sus propias manos y con el esfuerzo después de trabajos precarios. A partir de sus recuerdos y del trauma de asistir a cómo se resquebrajaba su memoria íntima, escribió este relato a través de imágenes que primero se dibujaron y ahora se convierten en una película que dirige Álex Montoya, valenciano como el autor.

“Me acerqué a Paco Roca de la peor manera posible, en una Feria del Libro, para decirle que quería adaptar su libro”, cuenta el director a Infobae España. “Lo reconozco, fue una pésima idea, pero quería que fuera algo humano y personal, para que supiera que iba en serio”.

A Paco Roca le pareció bien, pero le preguntó: ¿Tú crees que se puede hacer una película con este material? Porque casi no hay trama...

En efecto, la estructura narrativa de La casa es mínima: tres hermanos se reúnen un fin de semana para decidir qué harán con la vivienda que les ha dejado su padre después de fallecer. Ellos son José, un escritor que acaba de conseguir el éxito editorial (David Verdaguer); Vicente, el mayor, que atraviesa problemas económicos (Óscar de la Fuente); y Carla (Lorena López), que intenta servir como enlace entre los dos hermanos enfrentados.

Te puede interesar: Paul Auster y el cine, una relación tan turbulenta como satisfactoria

“Para mí, este cómic supuso una forma de entender a mi padre y esa casa que yo llegué a odiar, pero que en realidad era el proyecto de su vida, porque era lo único que pudo dejar a sus hijos”, dice Paco Roca. “Pero no me di cuenta de todo esto hasta que murió y de que ese espacio era lo único que podía ofrecernos”.

En la película que ha dirigido Álex Montoya, esa casa se convierte en un elemento fundamental, así como las diferencias que se establecen entre los hermanos. La herencia, el legado, cuando adquiere forma de dinero, saca lo peor de las personas, provoca discusiones, envidias, problemas.

Sobre esa base tan simple y, a la vez, tan compleja, se asienta esta película cuya mayor virtud es su sencillez. De hecho, hacía tiempo que el cine español no abordaba un tema tan universal como la pérdida, y lo que supone, desde una perspectiva tan cercana y humana.

“En realidad, esto sería como una película de Ozu”, dice el director, refiriéndose a la película y a la planificación limpia de las imágenes. “Pero no soy un director asiático, así que lo intenté llevar a mi terreno y adaptar la historia de acuerdo a mis intereses”.

La película se rodó en esa casa de la que habla Paco Roca y que se ha convertido en su paraíso particular, desde donde alejarse del mundanal ruido.

La casa habla de temas tan cotidianos como profundos, del sentimiento de vacío, de las relaciones entre hermanos, de la muerte, de lo que nos queda cuando el fin nos acecha, de los miedos, los éxitos y los fracasos. Y lo hace desde una naturalidad y una franqueza que desarman. Pocas películas tan pequeñas e importantes en el cine español reciente.