A las puertas de unas nuevas elecciones autonómicas en Cataluña, las noticias sobre argumentos y contraargumentos de los principales candidatos están colmando todos los periódicos nacionales y regionales. Sin embargo, uno de los temas que más ha marcado estos comicios es la vuelta a la primera línea política de el líder independentista Carles Puigdemont. Su retorno ha supuesto para muchos el temor de volver al panorama político vivido hace menos de una década, donde la crispación política alcanzó límites insospechados tras la celebración de un referéndum ilegal y la consiguiente respuesta tanto de las administraciones como de los cuerpos policiales.
Sin embargo, hubo algunos lugares en Cataluña los que el independentismo no tuvo apenas relevancia, no tanto por un posicionamiento a favor o en contra, sino por mero desinterés. Hablamos, por ejemplo, del Valle de Arán, un territorio muy singular dentro de Cataluña, con una identidad propia y una serie de características particulares que hicieron que, en el apogeo del movimiento independentista, las autoridades prefirieran estar al margen. Sin ir más lejos, en algunos pueblos de esta zona, situada en el extremo noroeste de la comunidad autónoma -el único valle de los Pirineos en Cataluña está allí-, no se celebró el famoso referéndum del 1 de octubre, tanto por el rechazo de las autoridades locales como por la propia apatía de los vecinos en términos generales.
Te puede interesar: El pueblo escondido entre dos ríos que es uno de los más bonitos de España
La zona de Cataluña ‘menos catalana’
¿Qué es lo que ocurre en esta zona de 633 kilómetros cuadrados situados en mitad de las montañas para que existan tales diferencias? Para comprenderlo hay que retroceder hasta el año 1313, cuando Jaime II de Aragón concedió a los habitantes de este territorio una serie de privilegios , entre los cuales se incluía, por ejemplo, un gobierno propio, el Consejo de Arán, cuyo máximo cargo fue conocido como el Síndico de Arán. De este modo, esta especial situación administrativa se mantuvo durante casi todo el tiempo hasta que con las guerras carlistas -siglo XIX- fueron suprimidas estas instituciones tradicionales. Desde ese momento, el Valle de Arán pasaba a formar parte de la provincia de Lérida, algo que se intentaría revocar durante la Segunda República y que se aceptaría resignadamente durante el franquismo.
“El Valle de Arán es un territorio absolutamente configurado, con una cultura propia y una lengua propia. Cosa que no sucede en ningún otro sitio de Cataluña”, explicó el síndico aranés Carlos Barrera a la BBC en 2017. La actual mandataria del Consejo General de Arán, María Vergés Pérez, forma parte también de una formación política de corte municipalista y aranesista. De hecho, en una línea similar a sus antecesores, también quiso subrayar tras su nombramiento como síndica que “Aran es una realidad nacional, dotada de lengua y cultura, de autogobierno e instituciones propias y es nuestra obligación defenderlas y honorarlas”.
Las principales diferencias
Como hemos visto, una de las principales diferencias reside en que los araneses cuentan con una lengua propia, con carácter cooficial desde 1995. Se trata del aranés, un dialecto del occitano gascón -cuyas variantes se hablan en todas las regiones de la Gascuña francesa-. Además, en 1990 se publicó la Ley 16/1990 sobre el régimen especial del Valle de Arán, como una disposición adicional al Estatuto de Autonomía de Cataluña. Con esta nueva normativa, se restauraron parte de los derechos históricos de la zona, como la existencia del Consejo General y el Síndico. También en 2015, se consagraron los derechos históricos del territorio con una nueva ley que confirmaba el carácter del Valle de Arán como un régimen especial con “derecho a decidir su futuro”, aunque no esté muy claro el significado de esto último.
A su vez, el Consejo de Arán cuenta con algunas competencias específicas como la gestión de la sanidad, aunque en la práctica sea la Generalitat quien imponga las directrices de cómo se deben gastar los fondos.
Te puede interesar: La historia de la invasión del Valle de Arán por un grupo de guerrilleros que quería liberar a España