La causa saharaui siempre ha sido una de las luchas que más ha interpelado al cantautor Pedro Pastor, quien esta semana se ha sumado a la delegación que ha viajado a los campamentos de refugiados de Ausserd, cerca de Tinduf, en Argelia, para conocer de cerca la realidad de este pueblo que ya lleva desplazado de su territorio, el Sáhara Occidental, casi medio medio siglo, pues desde 1975 es objeto de disputa entre Marruecos, que lo ocupó, y el Frente Polisario, que reclama su independencia con el apoyo de Argelia.
El artista madrileño, que será el encargado de cerrar la 18 edición del Festival Internacional de Cine del Sáhara (FiSahara), critica al Gobierno español por apoyar en 2022 el plan propuesto por Rabat para que este territorio sea una región autónoma dentro de Marruecos y considera que el Ejecutivo sigue teniendo una deuda pendiente. Atiende a Infobae España desde el recinto donde se celebra este certamen cinematográfico único en el desierto.
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Pregunta: ¿Habías estado alguna vez en los campamentos de refugiados saharauis? ¿Qué vínculo tienes con este pueblo?
Respuesta: Es la primera vez que vengo, pero como mis padres son militantes, desde que tengo uso de razón he participado en actos y conciertos solidarios apoyando la causa saharaui. Esta es una de las luchas que más me ha interpelado siempre. Como español siento una responsabilidad propia de nuestro Estado, que abandonó a su suerte al pueblo saharaui hace 50 años. Y aunque es verdad que somos también los que hemos estado más presentes en estos años y siempre hemos tratado de ayudar lo máximo posible, tenemos esa deuda pendiente.
P: Los propios saharauis tienen ese sentimiento de que España les abandonó a su suerte, pero también aseguran que es uno de los países que más les ayuda.
R: Sí, pero creo que lo cortés no quita lo valiente. Cuando se descolonizó el Sáhara y dejó de ser una provincia española, España tendría que haberse encargado de su independencia y no haberlo entregado a Marruecos y a Mauritania [mediante el acuerdo tripartito de Madrid]. Esa deuda nos corresponde, por lo menos poner el cuerpo y tenerlo presente, y acercarnos y escuchar e intentar ayudar lo máximo posible, porque sí que creo que somos responsables del destino saharaui.
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P: ¿Crees que los artistas, en general, deberían implicarse más en causas sociales?
R: Los artistas tienen que visibilizar las causas que les interpelan, que les atraviesan. No creo que haya que hacer campaña de algo que no lo sientes propio, de algo que no te afecta o de algo que no te conmueve. Sería un error como artistas esconder una postura política por miedo a una represalia del público, pero es verdad que muchos artistas que no tienen la sensibilidad política o que realmente en su caso no les han educado con una conciencia social o pensamiento crítico y entienden el arte, además, como un entretenimiento y no como una herramienta de transformación social, entonces, ¿qué le vas a pedir? Igual que no se lo pides a un ciudadano de a pie. Simplemente, siento que el arte, lo que al final hace es que multiplica e intensifica el altavoz de nuestra responsabilidad civil. Nosotros como seres humanos tenemos responsabilidad civil. Como artistas tenemos una mayor responsabilidad civil porque nuestro discurso le llega a mucha más gente al mismo tiempo.
P: ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de los campamentos de refugiados saharauis?
R: Lo primero, la hostilidad del territorio y cómo el pueblo saharaui ha levantado los campamentos en un lugar tan hostil. Lo segundo que me ha impresionado mucho es la alegría que tiene la infancia aquí y creo que es algo que en realidad pasa en casi todo el mundo. Al final las infancias tienen una resiliencia propia del que no conoce profundamente el dolor de su pueblo y puede llevar a cabo la vida más allá del dolor. Y luego otra cosa que me ha llamado muchísimo la atención es cómo responden muchas mujeres a través de su religión, cómo se comportan y cómo se correlacionan y cómo se relacionan también con nosotros [hombres] y en este caso conmigo.
Yo no había viajado antes a un país árabe y me ha llamado muchísimo la atención que las mujeres estén absolutamente tapadas. Me llama mucho la atención que haya mujeres que no quieran darte la mano, tener contacto físico con los hombres, lo que evidencia cómo la religión es más profunda incluso que la adversidad máxima de un pueblo. Creo que la adversidad también tiene como ese arraigo a la identidad y la identidad también es religión y tal vez esto también lo intensifica.
P: ¿Qué opinas del cambio de postura de España respecto al Sáhara Occidental en 2022, cuando el Gobierno mostró su apoyo a la propuesta de autonomía de Marruecos como salida al conflicto entre Rabat y el Frente Polisario?
R: Creo que no tienen vergüenza. Eso es lo que opino. El Gobierno no puede vender que es un gobierno progresista y vender de esa manera como han hecho al pueblo saharaui, sobre todo con la deuda histórica que tenemos. Nuestro Gobierno es consciente de esa realidad y siempre lo ha sido. Obviamente se nos escapa la geopolítica y los intereses económicos que tiene el Estado, pero me da exactamente igual el interés económico de nuestro país. Es como cuando le vendemos armas a Israel, creo que hay ciertas líneas que claramente no se deberían cruzar.
No puedes estar diciendo que hay que reconocer al Estado palestino y a la vez estar vendiendo armamento a Israel. Es una doble vara de medir y creo que el Gobierno debería ser más contundente. El gobierno debería ser más contundente, sobre todo si quieren hacernos creer que son un gobierno de progreso, porque el progreso realmente sería la independencia del pueblo saharaui.