La violencia convertida en arte: dónde ocurrieron los fusilamientos del 3 de mayo

El famoso cuadro de Francisco de Goya sirve de testimonio para uno de lo mayores momentos de terror acontecidos en España

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El 3 de mayo en
El 3 de mayo en Madrid (Francisco de Goya/Museo del Prado)

El 2 de mayo es un día con un significado especial para los madrileños. No en vano, esta es la fecha en la que se celebra el Día de la Comunidad de Madrid, y por el que a lo largo de esta jornada hemos podido presenciar distintos actos institucionales en su conmemoración. Pero lo cierto es que el origen de esta celebración, que se remonta a hace más de 200 años, tiene también mucho que ver con el resto de españoles, así como con dos de los cuadros más conocidos de uno de los mejores pintores de la historia: Francisco José de Goya y Lucientes, más conocido como Francisco de Goya.

Y es que el 2 de mayo tuvo lugar, en la capital española, una importante sublevación contra las tropas francesas. Meses antes, la Francia de Napoleón había firmado un tratado con la monarquía española para que esta le permitiera atravesar sus tierras y así poder llegar hasta Portugal, un territorio pretendida por el emperador. Sin embargo, lo que ocurrió en realidad fue que, aprovechándose de que ya estaban en tierras españolas, las tropas napoleónicas, decidieron quedarse con España.

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Las revueltas del 2 de mayo y sus consecuencias

Pero la idea de que los franceses tomaran el poder no resultó demasiado agradables para los habitantes de Madrid, así que cuando estos supieron que los invasores se llevaban ahora al infante Francisco de Paula -el último miembro de la familia real que quedaba en la ciudad después de la marcha del monarca y el primogénito a Francia- se alzaron, en fecha del 2 de mayo de 1808, contra las tropas de Joaquim Murat, el gobernador designado por Napoleón. La contienda resultó fatal para los rebeldes madrileños, que carecían de armas y formación frente a los 30.000 soldados de Francia. Con todo, fue una sangrienta batalla que dio inicio frente al Palacio Real y que, también, dio nombre a muchas partes del Madrid actual en honor a algunos combatientes, como Manuela Malasaña, que hoy da nombre a un famoso barrio de la ciudad. También los leones del Congreso de los Diputados, conocidos popularmente como Daoiz y Velarde, son así nombrados por dos militares sublevados ese día.

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El 2 de mayo de 1808 en Madrid (Francisco de Goya/Museo del Prado)

Esta revuelta tuvo dos consecuencias. La primera fueron las represalias adoptadas por Murat, que no mostró ni un ápice de compasión para los madrileños, organizando un gran fusilamiento por toda la ciudad que duró hasta la madrugada de 3 de mayo. La segunda fueron dos abdicaciones en la ciudad de Bayona: el 5 de mayo, Carlos IV renunciaba al trono y cedía los derechos a Napoleón, algo que también haría Fernando VII -el heredero- al día siguiente.

La difícil labor de ubicar el famoso cuadro de Goya

Por el impacto que aquellos hechos causaron, así como por su relevancia histórica, se cree -según los documentos que se conservan, entre ellos cartas y actas reales- que fue Goya quien propuso a las autoridades en 1814, cuando ya España había expulsado a Napoleón y a su ejército, realizar dos cuadros en memoria del 2 y el 3 de mayo, algo que desde el Ministerio de Gobernación vieron con buenos ojos debido a “la grande importancia de tan loable empresa y la notoria capacidad del dicho profesor para desempeñarla”. Estas obras pueden verse, a día de hoy, en el Museo del Prado.

Para el primero, del 2 de mayo, Goya situó la escena en el paseo del Prado, mientras que para el fusilamiento del día siguiente, se trasladó hasta las afueras del Madrid de entonces. Es ahí, precisamente, donde es difícil encontrar la ubicación concreta. Durante mucho tiempo se creyó que se trataba en la zona de los cuarteles del Príncipe Pío, pero otros defendían la posibilidad de que la imagen se ubica en el desmonte de la Moncloa, así como en una urbanización entre la montaña del Príncipe Pío y el Palacio Real. Sin embargo, la teoría más aceptada es que, en realidad, el escenario de Goya no es otro que el del final de la calle Mayor, a la salida de la conocida como Puerta de la Vega, derribada en 1820.

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