“Mientras escribo mi nuevo álbum, me siento aún más liberada de una forma completamente diferente”, afirmaba a la revista Vogue Australia hace un tiempo, cuando las pistas sobre su tercer álbum de estudio eran casi tan escasas como los pisos con un alquiler decente en las grandes urbes coyunturales. Ha trabajado con Danny L. Harle, productor británico y embajador del hyperpop que ha colaborado con una de las artistas contemporáneas más interesantes, Caroline Polachek. También con Kevin Parker, de la banda Tame Impala, una de sus favoritas en el catálogo sonoro de su teléfono.
Dua Lipa se prepara para el lanzamiento de Radical Optimism, su tercer álbum de estudio que sale a la venta este viernes 3 de mayo. Aunque en un primer momento parecía que la temática iba a ser más oscura (un giro radical tras las luces de discoteca de Future Nostalgia, el proyecto que la encumbró como una de las artistas pop más notorias de la industria), el ethos del disco profundiza en un estado mental pacífico y beneficioso, incapaz de quebrarse a pesar del caos.
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Radical Optimism supone un cambio de paradigma para la intérprete, pues bebe de la fuente del entusiasmo y el positivismo para conformar una nueva personalidad que quiere impregnar en todas sus aristas vitales. “El optimismo radical, en sí mismo, es algo que ha resonado en mí en los últimos años. Tenía la sensación de que, en mi último disco y en el nuevo, se trataba de aprender de cada experiencia, de tomarlo todo como una lección o de verlo como un regalo de alguna manera, tanto si era bueno como si era malo, y de apreciar que incluso de algunas situaciones malas puede salir algo bueno, o que puedo crecer para ser una persona mejor o más fuerte a partir de todo ello”, admitía en una entrevista para Variety.
La portada del álbum encapsula a la perfección el estado mental en el que Dua Lipa quiere habitar: un tiburón acecha su paz, pero ella está inmóvil, tranquila. Es consciente que nada va a amargarla y que podrá exprimir lo bueno de cada evento que amenace con tambalear su política positivista. Un optimismo radical con el que afronta una complicada tarea: mantenerse, o superar, el nivel de notoriedad musical que alcanzó con Future Nostalgia, que incluía éxitos globales como Levitating, Physical, Break My Heart, Love Again o Don’t start now. Una celebración que la erigió como la popstar de la década.
Será difícil, pues con su segundo disco se convirtió en la nueva diva del pop centennial. Estrenado en marzo de 2020, la música disco elevada a la actualidad permitió que el mundo pudiera vibrar en una época de languidez emocional a causa de la pandemia del coronavirus. Dua Lipa revivió el espíritu jovial de las décadas de los 70 y los 80, incorporando los sintetizadores a los versos en los que conectaba con las nuevas generaciones al lidiar con rupturas, situationships y dramas de corte romántico.
Su idilio con las lentejuelas y los looks inspirados en las grandes confecciones de Bob Mackie para Cher le permitieron hacer su gira más ambiciosa hasta la fecha, el Future Nostalgia Tour: testamento de que su fama y creciente popularidad no respondían a un idilio efímero con el público.
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El fin de una era
Dua Lipa sabe que se asoma a un abismo perpetuado por una coyuntura en la que la palabra flop (asociada al fracaso) se entona a diestro y siniestro. Las expectativas se posan sobre ella tras la catarsis emocional y sonora que incluyó en Future Nostalgia. Las comparaciones son odiosas, pero también el pan de cada día en la industria musical. “Cada vez que oigo algo que va en mi contra... doy un paso atrás y digo: ‘Todo esto es ruido de fondo y debería seguir mi camino’. Porque cada vez que alguien ha dudado de mí, le he demostrado que estaba equivocado”, ha admitido la cantante a Zane Lowe en una entrevista para Apple Music.
Houdini y Training Season fueron los dos primeros adelantos de Radical Optimism, dos canciones que entroncan con el carácter tropical de Illusion, el tercer sencillo que salió a la luz el pasado 11 de abril, y cuyo videoclip se rodó en la piscina olímpica de Montjuïc, un enclave ya empleado por Kylie Minogue en su canción Slow y por los deportistas olímpicos en el año 1992. El nuevo disco de la cantante mezcla la psicodelia setentera con el espíritu mediterráneo que la acompaña (y que la ha convertido en meme en redes sociales por estar siempre de vacaciones), la ruptura con el progreso, la honestidad con el avance emocional.
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“Tengo la sensación de que he conseguido ser más honesta, me he abierto de una forma que no había hecho antes”, ha declarado a Lowe. La cantante es una fiel creyente del arte de la manifestación, un término que copa los vídeos de la generación curtida en TikTok. Cada cosa que quería conseguir como artista se convertía en una frase escrita en su libreta más privada: así ha conseguido ser la séptima artista más escuchada en el mundo (basándonos en cifras de Spotify) y cabeza de cartel de la próxima edición de Glastonbury, uno de los festivales más notorios del mundo y el más importante en Reino Unido.
Dua Lipa teñirá el Mad Cool Festival de su optimismo radical el próximo 10 de julio, hasta el momento la única fecha del año en la que visitará España para presentar un nuevo espectáculo, y sonido, con el que busca cimentar su hueco en la Biblia del género pop.