Rafa Nadal ha vivido uno de los días claves de su vida, su despedida de las pistas del Mutua Madrid Open. Tras perder contra el checo Jiří Lehečka por 5-7 y 4-6, la grada se levantó para ovacionarlo durante más de 4 minutos de lo más emocionantes. Entre los asistentes no solo estaban aficionados a este deporte, también numerosos rostros conocidos y los más íntimos del tenista, que le arroparon una vez más. Entre ellos destacaron las tres mujeres más importantes de su vida, su mujer, Xisca Perelló, su madre, Ana María Parera, y su hermana, Maribel Nadal.
Para ellas fue un día especialmente emotivo, pues son quienes mejor conocen a Rafa, quienes han vivido de cerca sus victorias y derrotas, sus lesiones y sus días más grises. Por eso Xisca, Ana María y Maribel protagonizaron uno de los momentos de la tarde al emocionarse durante el aplauso que el público brindó al mallorquín en esta despedida. Mientras esto sucedía, se desplegaron cinco lonas gigantes del techo de las instalaciones en las que se podían ver cinco imágenes de las cinco ocasiones en las que Nadal ganó en estas pistas. “Gracias Rafa”, se podía leer en las mismas. Además, se proyectó un vídeo a modo de resumen de su paso por la competición, que comenzó en 2003.
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Rafa Nadal fue testigo de todo ello y, además de asegurar que parecían “imágenes de otra vida”, quiso bromear con el público para restar algo de emotividad a lo que estaba sucediendo. “Era una broma, el año que viene vuelvo”, empezó diciendo, para después dejar claro que “no quiero agradecer a mi familia y al equipo porque no me estoy retirando. Eso lo haré el día que me retire”.
Y siguió: “Soy un afortunado de la vida por todo lo que he vivido, no puedo pedir más. Espero haber sido un ejemplo para las nuevas generaciones. Es difícil, pero mi cuerpo me ha enviado señales de que este día tenía que llegar”, se lamentó, aunque sin perder un gramo de entereza.
“Solo puedo agradecer a todos los que me han ayudado a lo largo de esta carrera. Aunque no se haya terminado, aquí en Madrid, sí es la última vez que vaya a estar. Ha sido un regalo el que me habéis hecho durante estos 21 años y es quizá más importante que algún Grand Slam que he ganado. Las emociones que me llevo de jugar en Madrid, ante el público español, es algo que se quedará conmigo para siempre. He tenido la suerte de haber podido hacer de un hobby mi trabajo y hacerlo de una manera destacada. Me siento un super afortunado de la vida por todo lo vivido. No puedo pedir nada más”, aseguró.
Antes de abandonar la pista y despedirse del público, hizo una pequeña reflexión de lo que estaba viviendo: “Era un día que es difícil cuando llega. Creo que la vida y mi cuerpo llevan un tiempo mandándome señales de que este día tenía que llegar. He tenido la suerte de hacerlo en uno de los lugares que más me han emocionado. Os doy las gracias. Muchísimas gracias a todos por ayudarme a vivir este momento”.
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