Clásico, samba o contemporáneo. La danza tiene la capacidad de encapsular un amplio listado de emociones con un único movimiento. Una mirada es suficiente para transmitir una amalgama de sensaciones que no se pueden expresar con las palabras. Este lunes 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza, una disciplina artística que desprende elegancia, poder y enigma. El baile siempre ha cogido de la mano al cine, otro ente capaz de emocionar con un simple plano. Con motivo de la efeméride, en Infobae España hemos recopilado las mejores películas que se suceden en una clase de baile.
‘Las zapatillas rojas’ (1948)
Emeric Pressburger y Michael Powell conformaron un relato moderno de la psique de una bailarina que tenía que escoger entre el éxito o el amor. Torturada por no poder opositar a ambos premios, su destino depara una moraleja que bebe de la fuente de Hans Christian Andersen. Unas zapatillas rojas de raso decidirán por ella. La película cuenta con una de las mejores escenas de ballet clásico de la gran pantalla: 15 minutos de delicadeza danzarina y de narrativa no verbal que se adelanta al desenlace de la cinta. La expresividad de Moira Shearer (que interpreta a la protagonista, Victoria Page) agranda la pantalla e imbuye al espectador en su espiral autodestructiva. Un clásico que habla de la presión por el triunfo y que se adelantó a la maratón de la salud mental coyuntural. Su premisa es un baile entre los versos de Sylvia Plath y la magia del Bolshoi ruso.
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‘Un americano en París’ (1951)
Uno de los mejores musicales de la historia a cargo de Vincente Minnelli. Una explosión de belleza, de color, de verdad y de romance. Un clásico de Hollywood, un exorcismo de Gene Kelly. Un americano en París no sólo muestra las dotes artísticas del protagonista (que también bailó lo suyo en Cantando bajo la lluvia), también enamora a la audiencia con la pasión de sus diálogos y las escenas que congelan la ciudad de París para mostrar las habilidades musicales del largometraje. Preciosa y preciosista, su escena final es un alarde de glamour nunca superado en la gran pantalla.
‘Cisne negro’ (2010)
Considerada como la mejor interpretación de su carrera, Natalie Portman se enfundó en unas puntas de ballet y un tutú negro para ponerse a las órdenes de Darren Aronofsky en El cisne negro, una cinta de terror psicológico que bebe (y mucho) de Las zapatillas rojas. Su misticismo, el aura competitiva y la locura que se encierra en la cabeza de Nina Sayers la convierten en una cinta autoral clave, además de en una de las mejores de su año.
‘Billy Elliot’ (2000)
Un joven Jamie Bell interpretó uno de los roles más icónicos del cine británico, un niño de clase obrera que quiere dedicarse al ballet clásico, una disciplina que entronca con los valores más rudos de su padre, un minero en huelga que, además, no puede permitirse pagarle las clases de danza. La película de Stephen Daldry es un tratado emotivo de clase, de familia y de pertenencia. Una ruptura moderna que rompió los moldes de género y que habló del baile como un ente artístico que no quedaba relegado a la mujer.
‘Girl’ (2018)
Antes de triunfar con Close, Lukas Dhont enarboló una cinta de temática trans en la que Lara, una joven de 15 años que no se sentía cómoda con su cuerpo, navega por la incertidumbre del tránsito mientras asiste a sus clases de baile. Poco a poco, comienza a cerciorarse de que no está cómoda con su cuerpo al llevar el tutú o las medias, y la impaciencia para convertirse en mujer se apodera de su espíritu. Victor Polster está excelso en una película emotiva y cruda que habla de las vicisitudes de la aceptación.
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‘Pina’ (2011)
Aunque Wim Wenders siga pensando en sus Perfect Days, en 2011 creó un documental en 3D en torno a la figura de la bailarina y coreógrafa alemana Pina Bausch, una maestra de la danza a la que el director germano homenajea en una cinta que recoge los testimonios de muchos de sus colaboradores. Una película experimental que recoge las virtuosidades de una disciplina artística magnánima.
‘Yuli’ (2018)
Icíar Bollaín dirige el biopic del bailarín cubano Carlos Acosta, un hombre que llegó a ser una leyenda de la danza y que, a través de su esfuerzo, consiguió convertirse en el primer bailarín negro en interpretar algunos de los papeles más famosos del ballet, siempre escritos para hombres blancos. La cinta, de corte documental, viaja de su infancia a su madurez para narrar los pasos que le llevaron hasta prestigiosas compañías como el Houston Ballet o el Royal Ballet de Londres.
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