Fue una de las bandas fundamentales de los años 80. Bon Jovi, en sus mejores tiempos, fue una batería inagotable de éxitos populares que acercaban el rock a todos los públicos. Eran considerados comerciales para los puristas, pero parecían tener el don del hit a través de melodías de lo más pegadizas y, además, contaban con el carisma de su líder Jon Bon Jovi.
Ahora, coincidiendo con el 40 aniversario de la fundación del grupo, se estrena el documental Thank You, Goodnight: La historia de Bon Jovi, que se estrena en Disney Plus+, dirigido por Gotham Chopra y que consta de cuatro partes en las que se repasa la trayectoria, desde los inicios a la actualidad, de la formación de Nueva Jersey.
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Jon Bon Jovi se sincera
El documental arranca precisamente con Jon Bon Jovi ordenando unas cintas de casete en las que se encuentran registradas las primeras grabaciones que hizo la banda. A partir de ese momento, el líder y cantante se mostrará sincero a la hora de abordar todos los problemas y obstáculos que tuvieron que atravesar. En ese sentido, se habla sin tabúes de las relaciones complicadas con algunos de los miembros, los problemas con los respectivos egos, y las rencillas después de tanto tiempo juntos.
Así, asistimos a algunas confesiones a corazón abierto, como las que tienen que ver con los problemas que el cabecilla tuvo con la voz y que le obligaron a someterse a una cirugía reconstructiva en las cuerdas vocales, lo que le sumió en uno de los periodos más oscuros de su vida.
También reconoce que nunca asumió la marcha en 2013 del guitarrista y compositor Richi Sambora, con el que estaba íntimamente unido desde que tenía 20 años. El propio Sambora también admite que no se arrepiente de haberlo dejado, pero sí de la forma en cómo lo hizo: antes de empezar una gira internacional y sin decirle nada a sus compañeros. Ahora, aprovecha para pedir disculpas a los fans y a sus antiguos colegas de formación.
Radiografía de una época
Para componer esta radiografía, se aportan infinidad de documentos visuales y sonoros que servirán para ir articulando una narración que también se encarga de retrotraernos al pasado y reconstruir el mapa de toda una época, de forma que asistimos a todos los cambios de paradigma habidos y por haber dentro de la industria musical.
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Bon Jovi ha pasado a la historia gracias a temas como Livin’ on a Prayer, You Give Love a Bad Name, Wanted Dead or Alive, I’ts my Life o super baladas como Never Says Goodbye, Always o Bed of Roses, entre muchas otras. La lista es interminable.
El documental celebra los buenos y los malos momentos, cómo se realizó su mítico álbum Slippery When Wet (1986), y más tarde Keep the Faith (1992), una época que coincidió con su gran pico de éxito. Si, en principio, este trabajo iba a convertirse en una celebración de la banda, al final contiene también algo de exorcismo personal y de exploración íntima a modo de retrospectiva.
En realidad, son ambas cosas: el pasado se muestra acelerado, lleno de acontecimientos vertiginosos, y el presente, crepuscular y circunspecto. Así, nos trasladamos de Sayreville, el pueblo donde nació Jon Bon Jovi, en el seno de una familia de clase trabajadora, hasta la grabación de la maqueta de su primer hit, Runaway, y el posterior fichaje por el sello Mercury, donde albergaron su primeros himnos.
Para el director, especialista en documentales de deporte, la historia de Bon Jovi le resulta de lo más familiar, y ha declarado que le recuerda a trabajos parecidos que hizo anteriormente, con el jugador de baloncesto Kobe Bryant o el luchador Conor McGregor.