Rozalén: “Me cuesta recibir halagos, siempre digo alguna tontería que rompe la magia”

La artista albaceteña presenta ‘El abrazo’, un álbum en el que se abre a decir “te quiero” a todos los elementos que dan sentido a su vida. “La gestión de las redes sociales es una de las cosas que más trabajo con la psicóloga”, afirma

La cantante Rozalén, en su entrevista con 'Infobae España'. (Helena Margarit Cortadellas)

La nostalgia parece conducir un gigantesco autobús que refugia a la sociedad entre sus asientos de cuestionable estampado, un sentimiento compartido por Rozalén (Albacete, 1986). La cantante y compositora ha viajado a su pasado para rescatar su deseo lírico y sonoro. “Me costaba mucho elegir las imágenes de mi infancia que marcasen algo”, indica. La retrospección previa se explica, y entiende, en El abrazo, el sexto álbum de la albaceteña, en el que se abre a expresar los términos cándidos que había escondido detrás de una pared.

“Es el disco en el que más hablo de las emociones universales”, afirma en una entrevista a Infobae España. El feedback que ha recibido de este nuevo proyecto la sitúa en el tono de sus primeras composiciones. “Parece que has vuelto un poquito al primero”, le comentan. Se siente “libre” y “juguetona” en un proyecto “ecléctico” en el que dedica un abrazo (romántico, familiar y amistoso) a las personas que confluyen en su universo sonoro. “Las cosas más importantes que me han pasado en estos últimos cuatro años tienen que ver con diferentes amores y duelos”, explica.

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Todo lo que amaste es una canción en la que rinde homenaje a su padre, que falleció hace dos años de forma repentina. “Terapia de choque pura y dura, que me sirva la carrera para algo”, dice del proceso compositivo de dicha. “Cuando alguien se va de golpe, el shock que provoca en los que se quedan es bestial”, admite emocionada. Su muerte no sólo inició un proceso de duelo, también diversos cambios físicos que respondían a la tristeza del momento. Perdió la voz y se le quedó un temblor en la mano durante un mes. “Siento que, a día de hoy, no he recuperado lo que yo era”, dice. Para pasar página, o intentar lidiar con el dolor de forma distinta, Rozalén decidió coger las riendas de sus sentimientos. “Me encerré en casa, me puse su ropa, llené toda la habitación de velas y fotos suyas”, explica, un ritual con el que buscó ahondar en su mundo interior.

La canción ha mutado en una suerte de espíritu sanador para ella y su familia. “Está siendo como una llave para abrir el llanto”, explica, sobre todo para la gente que suele reprimir sus emociones y que no contempla el llanto como una escapatoria emocional. “Mucha gente no tiene esa facilidad, pero yo río y lloro cada día de mi vida, soy intensa e hipersensible”, alega. Aunque destaca su porosidad emotiva durante toda la entrevista, no siempre ha tenido facilidad para hablar de sus episodios o sentimientos más íntimos.

Rozalén presenta 'El abrazo', su nuevo disco, en una entrevista con 'Infobae España'. (Helena Margarit Cortadellas)

“Me cuesta recibir el halago, siempre digo alguna tontería que rompe la magia”, ríe. Le costaba -“y me cuesta”- decir ‘te quiero’: “¿Tú sabes cuando te están diciendo que eres la mujer de su vida y haces gestos con los ojos?”, bromea. “Soy de esas que se ponen nerviosa” cuando tienen que escuchar una bondad ajena. Tiempo después, Rozalén se ha percatado de “lo importante que es querer”: “Quizá había alguna capa protectora rara”, admite. La conclusión a la que ha llegado en este tiempo es que “si quiero que me abracen, primero tengo que abrazar”.

“Tras la muerte de mi padre siento que no he recuperado lo que yo era. [...] Me encerré en casa, me puse su ropa, llené toda la habitación de velas y fotos suyas”

“Siempre he seguido a artistas que tienen opinión”

Rozalén tuvo que parar. Como ocurre a un alto porcentaje de artistas, no se percató de la vorágine en la que estaba involucrada. Festivales, conciertos, composición y promoción... 12 años sin detenerse. “Cuando llevas dos años cantando las mismas canciones, algo te va diciendo que se está acabando”, admite. “Nunca había parado tanto tiempo”, dice de su idilio escénico. La cantante tiene muchas ganas de reencontrarse con la banda y lo hará con una ambiciosa gira que comenzará el próximo 18 de mayo. “El escenario es droga, pero cuando te bajas hay un efecto rebote que es la depresión”, dice.

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La cantante admite haber tenido “una crisis creativa y existencial gorda” después de 12 años sin parar de interpretar. El parón escénico ha venido de la mano de la pérdida familiar. Para salir del bucle, se ha alimentado del arte ajeno. “La cultura es lo que me enciende la llama de la inspiración”, insiste.

Rozalén, en su entrevista con 'Infobae España'. (Helena Margarit Cortadellas)

Antes de la entrevista, Rozalén se recuerda a sí misma que tiene que subir un post a Instagram hablando de la presentación de Todo lo que amaste en el Mercado de la Cebada. La cantante gestiona sus redes sociales “para lo bueno y para lo malo”, una valentía que desempeña en tiempos revueltos para la opinión pública y la crítica venenosa. “Es una de las cosas que más trabajo con la psicóloga”, dice sobre los “disparos gratuitos” que se escriben en las aplicaciones a personas de cierto carácter público. Por ello, entiende que las nuevas generaciones de artistas decidan no mojarse a la hora de hablar de sus opiniones políticas y sociales, una narrativa diametralmente opuesta a la de la albaceteña.

“Entiendo que no se quieran meter porque los linchamientos son durísimos, pero también hay jóvenes artistas que se mojan y son maravillosos”, admite. Su currículum vital ha empapado su trayectoria, cantándole al feminismo o a la memoria histórica, una temática que ha vivido de cerca. “Estoy muy segura de los principios que quiero defender y estudio a saco”, indica. “Siempre he seguido a artistas que tienen una opinión y un contenido social potente”, apostilla.

“Estoy muy segura de los principios que quiero defender. [...] Siempre he seguido a artistas que tienen una opinión”

Uno de los episodios más complicados para la artista en redes sociales se produjo cuando un usuario se inventó que había muerto, un hashtag que revolucionó X (antes Twitter). ‘Rozalén ha muerto’, imploraban las redes. “Lo pasé fatal dos días”, admite. La broma coincidió con la muerte de uno de sus familiares. “Tuve que llamar a mi madre para decirle que no se asustara”, cuenta. La situación no fue “agradable”, pero tiró de humor patrio: “También tengo un sentido del humor muy negro, soy de Albacete”, bromea. Aunque no guarda rencor a Yenesi, personalidad centennial que inició el meme, sí considera que hay “gente jovencilla que no se da cuenta del dolor que puede generar” este tipo de bromas, una decisión que asocia a “una falta de valores”. “A todos los artistas nos han matado, incluso en medios serios”, concluye.

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