Candela Peña (Gavá, 1973) no necesita pomposidades para vender la serie que protagoniza (aunque ya haya lanzado alguna que otra perla televisiva que ha generado más interés, si cabe, por su contenido). En esta ocasión, el papel está más que amortizado por la notoriedad pública de Rosario Porto. El caso Asunta aterriza en Netflix este viernes con la premisa de ahondar en el crimen de Asunta Basterra, la niña de 13 años adoptada por el matrimonio compuesto por la abogada, y el periodista Alfonso Basterra, que falleció el 21 de septiembre de 2013 en una carretera a las afueras de Santiago de Compostela.
Los análisis toxicológicos revelaron dosis de lorazepam en la sangre de Asunta. Más tarde, los forenses determinaron que la pequeña fue drogada con un represor del sistema nervioso central con propiedades sedantes para, posteriormente, ser maniatada con unas cuerdas. La pequeña murió por asfixia. Tanto el ordenador portátil y como segundo móvil de Alfonso Basterra desaparecieron al iniciarse la investigación. El 19 de noviembre el juez levantó el secreto de sumario. En el auto, el magistrado está convencido de que los padres tenían un “plan concordado” para matar a la niña. Tanto Rosario Porto como Alfonso Basterra fueron condenados a 18 años de cárcel por un delito de asesinato con la concurrencia del agravante del parentesco. El 18 de noviembre de 2020, Rosario Porto se ahorcó en su celda de la cárcel de Brieva (Ávila).
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Cuando Candela Peña acudió a las pruebas para formar parte de El caso Asunta, su rol no estuvo en ningún momento asociado a una de las protagonistas del relato. Su tesón, y carácter dicharachero, permitieron que Ramón Campos (creador de Bambú Producciones y de la ficción para la plataforma) le dejase hacer el casting para Rosario Porto. Se puso una peluca y no se la quitó hasta el final del rodaje. “Lo pregunté”, admite en una entrevista con Infobae España sobre la posibilidad de interpretar a la madre de Asunta. “No me veían”, dice. Pero fue suyo. “A mí se me pilla con la matrícula cambiada, no tengo mucho que ver con la imagen externa que doy, soy bastante más frágil de lo que parezco”, explica sobre la reticencia inicial a considerarla como una candidata idónea para el rol.
La intérprete, tildada de problemática por sus efusivas declaraciones a la prensa, se sentía atraída por la psique de Rosario, una mujer acusada de matar a una hija que adoptó cuando sólo tenía un año junto a su marido. “Me interesa muchísimo la salud mental y la cabeza de esa señora me interesaba”, afirma contundente. Pese a tratarse de uno de los casos de crónica negra más notorios de la última década en España, Peña cree que lo que ella y Tristán Ulloa (que interpreta a Alfonso Basterra) han creado en El caso Asunta es “ajeno” a lo que la serie narra.
“A mí se me pilla con la matrícula cambiada, no tengo mucho que ver con la imagen externa que doy, soy bastante más frágil de lo que parezco”
“Hemos construido un matrimonio que se ha amado de sobremanera”, pero que acabó derrumbándose. Peña considera que la opinión pública tuvo mucho peso opinativo en todo lo relacionado con el matrimonio. “Entraron a la sala ya siendo juzgados”, cree la actriz. “Se les condenó por evidencias, por indicios, pero nunca por algo probado”, apostilla. En el fondo, “ahí no hubo nadie más que ellos dos, así que nadie sabrá nunca lo que sucedió”. Compartir escenas con Ulloa ha sido un ejercicio de “plastilina total”: “La gente se puede pensar que somos huevo y castaña, pero somos las nuevas Thelma y Louise del cine español”, afirma Peña sobre el dúo actoral. “Que nos den cañones del Colorado que nosotras nos tiramos”, añade.
“Son una pareja moderna”
Candela Peña no sufre por lo que el público pueda pensar cuando El caso Asunta sea de su propiedad. “Empatía y juicio”, dos términos que repite para especificar cómo ha sido meterse en la piel de una mujer condenada por asesinar a su hija. “Apela a una necesidad”, dice sobre la existencia de la serie creada por Ramón Campos, que cuenta con experiencia previa al haber sido el artífice principal de Asunta (Operación Nenúfar), documental que se convierte en el germen principal de la nueva versión en clave de ficción, pero que promete contar con el rigor característico que siempre los acompaña.
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Para la intérprete, Rosario y Alfonso era “una pareja moderna”, pues él era el que cuidaba a la niña. “Tenían los papeles cambiado”, apostilla. Aunque no se planteó poder metamorfosear en la matriarca hasta el día de las pruebas, Peña cree haberse mimetizado a la perfección con su personaje. “El otro día Netflix sacó un adelanto de la serie, una piecita chiquitita”, comienza. “Vi esas imágenes y por un momento pensé que el extracto era real”, cuenta. “Hay gente que no tiene el caso muy presente en España y yo fantaseo con que recuerden a Rosario Porto con mi cara”, dice entre risas.
Peña siempre ha sido muy vocal a la hora de hablar de las oportunidades que le brinda el gremio, una industria que no siempre la mantiene ocupada. “El sistema para nosotros ahora está bien, ¿no?”, dice sobre el estreno de El caso Asunta, disponible en Netflix a partir de este viernes. “Si estuviera en un bar con una caña te contestaría otra cosa”, dice, rescatando a la Candela más peleona.